martes, 24 de marzo de 2009

Prueba de esfuerzo

Ayer recibí el informe de la prueba de esfuerzo del pasado lunes. Muy completo, muchos datos, muchas recomendaciones (algunas utópicas como varias sesiones de pesas por semana, masajes… ¿y baños de mar y caviar beluga?). Aunque como tantas otras cosas en la vida, se cumple un poco que corridas de expectación corridas de decepción, y este refrán también puede aplicarse al mundo taurino.

Como aplicación práctica, ahora conozco las pulsaciones que delimitan mis umbrales aeróbico/anaeróbico y por tanto los entrenamientos de rodaje suave (149-165;+4’30’’) fuerte (hasta 169;4’-4’30’’), series largas (hasta 175;4’-3’30’’) y cortas (por encima;-3’30’’). Los ritmos recomendados coinciden con los que estoy utilizando, aunque con unas horquillas tan amplias es difícil errar.

Observé que los niveles de pulsaciones de la prueba son inferiores a los que experimento en entrenamiento y en competición: en los últimos 7 kilómetros de la pasada media mis pulsaciones por kilómetro oscilaron entre 180 y 184, muy por encima de estos umbrales. También las máximas en carrera (188) superaron las máximas de la prueba (185).

Así se lo hice saber al doctor, que me explicó que estoy bien entrenado y por eso resisto bien la acumulación de ácido láctico producida por encima de mi umbral anaeróbico (169). Y que no me preocupe por esos niveles, mi corazón no tiene nada malo y si mis compañeros de entrenamiento tienen menos pulsaciones, la solución es cambiar de compañeros (qué salado).

Un dato interesante junto al del umbral anaeróbico es el VO2Max (el consumo de oxígeno por peso por minuto), en mi caso 57,2. Estadísticamente, para mi sexo y edad el resultado ha sido excelente, pero contando con el grupo de sedentarios (como referencia con la élite, Induráin en sus años mozos tenía 88).

Antes de saber los resultados fantaseaba con tener más de 60, no obstante, he consultado unas tablas para deportistas recopiladas por Jack Daniels (The Running Formula) y para mi VO2Max, mis marcas teóricas posibles en 10 mil, media y maratón son 36’, 1:21 y 2:50. Como dicen por mi tierra, esto “pa un pueblo vale”, aquí el que no se consuela es porque no quiere.

Conclusión, a partir de ahora en toda la gama de ritmos me fijaré más en qué zona de pulsaciones entreno, pero sobre todo en los rodajes menos intensos y por tanto menos apreciados, en los que intentaré permanecer en el umbral anaeróbico para intentar elevarlo y entrenar adecuadamente la conversión de grasa en energía que se produce en esa zona, tan importante para maratón.

domingo, 22 de marzo de 2009

(Aproximadamente) Media Maratón Ciudad Universitaria

La universidad desde tiempos inmemoriales ha presumido de independencia. Digo presumido, porque otra cosa ha sido la realidad. En todo caso, como ya he comentado en algún post, cuando a la palabra media se acopla la palabra universitaria, es sinónimo de "aproximadamente". Y no iba ser una excepción, porque mi garmin ha dicho que faltaban casi 400 o 500 metros, y por mi marca, o de repente se me han activado los genes africanos o realmente faltaban.

Buena mañana para correr, 13 grados con sol, y buen ambiente. Antes del comienzo, música de malotes, lo típico de ACDC y Seven Nations Army de White Stripes para subirnos un poco la adrenalina. A la línea de salida, después de haber calentado más bien poco para ponerme por delante, y ¡pum!. Literal. Ni cuenta atrás ni nada, o a alguien se le escapó el disparo de salida, o el locutor se estaba escuchando en ese momento. También sorpresa entre los corredores, los de delante salieron pitando y el resto medio reflexionando qué hacer, hasta que el locutor dijo algo como "ejem bueno pues ya..."

La organización, bien. Recogí el dorsal y la bolsa en segundos, bien señalizado. El ropero no sé, porque después del caos que padecí la última vez (2007), decidí llevar la bici aunque solamente fuera para dejar atada una camiseta de manga larga. Del recorrido, además de que andaba un poco escaso, poco que comentar, feo y desangelado como siempre. A mí me gusta no obstante lo de las tres vueltas, permite calibrar bien donde tienes que reservar y donde apretar. Muchas cuestas, como se aprecia en el perfil que he sacado.

Y mi carrera. Algunas estadísticas para la posteridad: puesto 98 de 1500, el 26 de mi categoría, 188 pulsaciones máximas, 174 de media. Objetivo de ritmo superado: salida contenida al comienzo, reservando algo para más adelante, o intentarlo, porque con esos toboganes el propósito no era baladí.

Premio, primer diez mil en 41:30, y conseguido esto, segundo un poco más rápido bajando a un tiempo medio de 4:05, y disfrutando al rebasar a muchos de los que me habían pasado y dejando mi marca en 1:24.22 (más de 8 minutos menos que en 2007). Pena de faltar en torno al minuto para ser una media de verdad, pero en dos semanas, tiembla oh Madrid, que voy.

sábado, 21 de marzo de 2009

Velando armas

Mañana es la Media Universitaria de Madrid, y reflexionando sobre mi preparación recapacitaba sobre esta semana tan atípica de entrenamiento: entre los días de descanso previo a la prueba de esfuerzo y los previos a la carrera, prácticamente ha quedado en las series del martes (7 miles a 3:41) y los dos cuatromiles a 4:14 del miércoles. Vamos, como para un 10 mil.

La rutina da seguridad, y su carencia la quita. Y esta semana no ha sido precisamente rutinaria. No sé si lo que no me gusta es haber bajado tanto el volumen de cara a Mapoma o tener tan poca concentración para la media. De todas formas, por la preparación que llevo acumulada espero batir mañana mi mejor marca en la distancia, aun siendo una carrera de entrenamiento y no un objetivo en sí.

El desenlace, mañana.

miércoles, 18 de marzo de 2009

UUUUHHHHH una bicicleta!!!

Ocho y media de la noche, explanada del edificio de Endesa. Mientras espero a mi cuñado para que me baje un paquete, me acerco hasta unos diez metros de la entrada, porque ya estoy muy concienciado de la estulticia humana, y así de paso evito fumar gratis con los adictos alrededor de la puerta. Al poco, escucho en una radio:

"Esa persona de la bicicleta, no puede estar ahí".

Se me acerca una vigilante, supongo que avergonzada de tener que ejecutar tan estúpida y arbitraria orden. Debo parecer peligroso, un tipo en traje y corbata subido en una bicicleta... ¿será una bicicleta bomba? ¿una misión suicida de un comando dandy ? Esto no es Holanda y en Madrid el transporte en bici es un deporte de riesgo, pero esto ya es demasiao.

"Estoy esperando que me bajen una bolsa. Me voy en seguida. Y mira, no estoy subido en ninguna bicicleta".

Me apeo, cojo la bicicleta y me la pongo al hombro.

"No, por favor, me lo dicen de Control" me pide la vigilante con acento rumano "deje la bici a un lado" y me señala unos 60 metros más allá.

En ese momento, aparece mi cuñado, "¡¡date prisa, que me echan!!", nos damos la vuelta y caminamos hacia la salida, y yo me despido de la cámara. "Por favorrrr dehe la bici en el suelo, no es necesario" me pide la vigilante, seguro que con remordimiento de tener un jefe tan tonto. La ignoro y ya se olvidan de nosotros, han conseguido entender que no soy un peligro.

"Es que están muy mosqueados con la última acción de Greenpeace". Varios activistas colgaron el año pasado una pancarta gigante en toda la fachada protestando contra el megaproyecto en la Patagonia chilena, que atraviesa miles de kilómetros de zonas casi vírgenes. Qué coherencia la publicidad de esta empresa, "para los hijos de tus hijos". ¡Juá!

Menos mal que no se dieron cuenta que tengo carnet de socio de Greenpeace...

A este ritmo, calculo que dentro de 30 ó 40 años seremos "uropeos". Sugerencia al alcalde: mejor que construir carriles bici por la ciudad, hagamos carriles burro. Tendrán más aceptación.

martes, 17 de marzo de 2009

Oberón

Ayer hice una prueba de esfuerzo en el Centro Oberón (www.centrooberon.com). Sin haber recibido aún los resultados, estoy muy satisfecho con todos los controles y exploraciones infligidas a lo largo de casi dos horas: medidas corporales y proporciones, prueba de flexibilidad, test de fuerza con dinamómetros en manos y piernas, electrocardiograma, pulsaciones tomadas en reposo y después de 30 sentadillas, espirometría (medición de inspiración y expiración máximas), revisión de historial, de hábitos alimenticios y de sueño, auscultación, revisión de pisada y concavidad de los pies, exploración de todas las articulaciones y de la espalda y alguna más que no recuerdo. Muy completo y muy profesional.

Por supuesto, la prueba estrella es la carrera en tapiz con electrodos y máscara. Primeramente te depilan todo el pecho, lo cual te hace parecer un efebo o en mi caso, un cordero viejo y reseco (para los no vallisoletanos, véase diferencias entre lechazo y cordero). Luego te cubren de pegatinas con electrodos y te enchufan con multitud de cables a la máquina, no sin antes embutirte una camiseta ajustada de redecilla muy a lo Freddy Mercury para sujetarlos. Finalmente, máscara hermética bien sujeta a la cabeza cubriendo nariz y boca, con un orificio para respirar al que se conecta el detector de gases. Con esta guisa podría ser una bola roja para prácticas S&M.

Ya con pintas de Darth Vader disfrazado de loca masoca, empiezas a caminar en la cinta a 6 kms/h con una inclinación del 1%, con incrementos de un km/h por minuto, hasta el fallo. Muy ufano me intereso por la velocidad máxima de la cinta, y recibo una respuesta incisiva, por preguntar, “- si no vas a llegar…” Echo a caminar, luego a trotar y luego a correr, y a partir de 12 kms/h (unos discretísimos 5 min/km), tengo que respirar solamente por la boca porque no puedo meter la suficiente cantidad de aire a los pulmones. O lo imagino, porque el doctor me había avisado que el volumen que puede pasar por el orificio es más que suficiente.

Sigo corriendo cada ves más rápido, 15, 16, 17… “- qué bonita, qué bonita esta prueba, vamos a por un kilómetro más” va narrando el doctor ante mi estupefacción, no sé si me está vacilando, es un privilegiado que disfruta con su trabajo, o mi cerebro sufre alucinaciones por hipoxia. Ya a 18 por hora me pregunta de nuevo cómo voy, y mintiendo como un bellaco hago un gesto de regular “- pues yo ya he visto lo que quería ver”. Es escuchar eso y yo, (¡¡may day!! ¡¡may day!!, ¡¡corredor derribado!!) les pido que detengan la prueba a 19 o 20 kms/h, no consigo ni fijar la cifra de lo agobiado que estaba: el esfuerzo, el calor, y sobre todo la tremenda claustrofobia de respirar por un agujerito. Bajada de velocidad, tomas de tensión hasta la normalización, y parada total.

En las gráficas en pantalla se ve perfectamente el punto al partir del cual dejo de consumir oxígeno y corro en anaeróbico. Veo una clara aplicación para las series, porque a partir de un ritmo puedo estar sufriendo a lo tonto. “- Todo bien, puedes estar tranquilo, el próximo lunes comentamos”.

To be continued.

Rubicón

Yo de pequeño imaginaba que el Rubicón era un señor rubio muy grande, hasta que me enteré que era un río impuesto por el parlamento romano de la época como frontera imaginaria a Julio César. Sin embargo, atentando contra la legalidad vigente, JC lo atravesó y dio un golpe de estado. Sin entrar en más consideraciones de memoria prehistórica, cruzar el Rubicón denota un hecho consumado sin posibilidades de retorno.

Me gusta más ese dicho que quemar las naves, porque aunque sea más hispánico y demuestre el arrojo de los conquistadores (= extremeños muy cabreados tras chuparse un viaje transoceánico en patera-galera en busca de fortuna), tiene una connotación negativa de traición y último recurso.

A lo que iba, he cruzado el rubicundo río, pues ya me he inscrito a Mapoma. No es mi maratón ideal pero es la que toca, y como esta entrada va de dichos, va otra adaptación: lucharemos en las calles, lucharemos en las cuestas, lucharemos en las colinas; y... nosotros nunca nos rendiremos. El papel lo aguanta todo y escrito queda muy bien, ya veremos más adelante cuando tenga que decidir un objetivo de marca y mucho peor, correr para conseguirlo.

domingo, 15 de marzo de 2009

El Artista

Todo artista busca en algún momento una fuente de inspiración en drogas, religiones orientales o psicodelias varias. En el mundo runner, pienso ahora en esa columnista de una conocida revista de corredores, parafraseándola "eres artista porque esculpes el horizonte con tu zancada. Eres artista porque cuando corres liberas tus gases con armonía. Eres artista porque puedes leer el futuro dentro del agua de las ampollas de tus tachines...". Vamos, que uno se explica por qué los grandes deportistas por lo general terminan colaborando con marcas deportivas o abriendo tiendas del género y no publicando libros.

Mi inspiración de esta noche ha sido muy hispánica: antes de empuñar la pluma, he seguido el consejo de todas las revistas de vida sana y salud y me he premiado con una ligera cena, consistente en dos platos de fabada y una botella de sidra, escanciada con un diabólico invento que con un botón pulveriza el jugo de manzana fermentado como golpeado desde lo alto de una catarata. Solamente le falta un puerto USB para conectarlo al ordenador y meter emepetreses.

Recompensa por la buena tirada larga de ayer: dos horas de carrera, con un cambio de ritmo cada cinco kilómetros, bajando 10 segundos por kilómetro para terminar a ritmo de maratón en 3 horas. Buenas sensaciones, y ganas de entrar en combate el próximo domingo en la Media Universitaria. Ya llega el momento de probar lo que valgo en una carrera, y lo que pueden rentar las 8 semanas de entrenamiento para maratón que llevo en las piernas.

Y mañana, prueba de esfuerzo en Oberón.

lunes, 9 de marzo de 2009

Fuego cabalga conmigo

Llega el calor a Madrid, después de un otoño invernal y un invierno níveo, y repentinamente, las muchedumbres afloran del hormigón del centro y se agolpan en los parques, esparciéndose por doquier tomando el sol, jugando o realizando los menesteres típicos de “al aire libre”. Ayer los caminos del JC1 asemejaban torrentes humanos, y su aparcamiento el mejor atasco de cualquier autopista A-?, y el despistado corredor o ciclista que no cumpliera con sus obligaciones de mañanita añadía a sus penurias esquivar grupos de ejemplares adultos, desplazándose a un pausado paso paquidérmico, rodeados de cachorros humanos o cánidos agitándose con desplazamientos aleatorios. En fin, alegría generalizada con la llegada de los primeros días de buen tiempo y en plena crisis, lo bueno si gratis dos veces bueno.

Yo no tuve que zigzaguear mucho, tanto el sábado como el domingo la mañana me sorprendió temprano en mis tiradas de rigor, intentando un ritmo más alegre que cansino. Y digo intentando, porque sigo recuperándome de la vírica semana pasada y estoy al 80% de mi forma antes de mi repentino amor a los productos Roca. No obstante, este fin de semana entraron a las piernas otros 40 kilómetros de preparación para el maratón, destacando el fallido pero honroso intento el domingo de tres progresivos a distintos ritmos, que si bien debían haberme catapultado a mi mejor tiempo en una distancia de media, me plantaron en 1:30.

Dilema teórico y emocional el que tengo ahora. No dejo de dar vueltas a la opinión de sensei Vicente sobre la excesiva intensidad de mis entrenamientos cara a Mapoma, que por un lado, la realidad parece imponer, resistiéndose por otro mi urgencia de bajar de 3 horas, un reto hercúleo que en Mapoma es también homérico. Prisa porque el tiempo se me agota, no porque falten pocas o muchas semanas para la carrera sino porque las posibilidades de que mi lugar de trabajo abandone en breve las inmediaciones del Retiro se incrementan cada día. Y el entrenamiento de calidad en solitario, la soledad del corredor de fondo, es muy duro, me da miedo el cambio de rutina y la pérdida de estímulos y contactos con otros corredores. Sin contar la tristeza de perder relaciones, vínculos creados, plantas que se agostan en breve después de muchos días de riego. ¿Me convertiré como Charlton Heston en el Hombre Omega del JC1? ¿O como Tom Hanks en Naufrago, hablaré con mi pulsómetro sobre las flores y los pájaros? ¿Me contestará?

Con todo esto, mi objetivo para Mapoma 2009 sigue bailoteando a ritmo de jazz a mi alrededor, como el enano de David Lynch, con expresión fija, pausadamente pero sin pausa. ¿Qué se siente antes de una batalla que se sabe perdida? Fuego cabalga conmigo.

domingo, 1 de marzo de 2009

Semana por el retrete

Y no sólo metafóricamente. El virus no era express, venía para quedarse, desbaratando todo el plan de entrenamiento de la semana que tan bien había empezado. Ajeno a lo que maquinaban mis bichitos, intenté un rodaje suave el sábado, para ir entonando, pero pronto se convirtió en un buen simulacro de "muro" por la sensación de desfallecimiento y mareo, y demás consecuencias a lo largo del día. Moraleja, no salgas a correr con el cuerpo vacío de glucógeno y deshidratado.

Borrón y cuenta nueva, espero que esta semana sirva para recuperarme, quitar el mal sabor de boca de un parón inoportuno en un momento fuerte y si es necesario, replanificar entrenamiento.