lunes, 26 de julio de 2010

No se acaba la temporada

Me dan flashbacks de mi vida anterior de corredor cuando llegan estas fechas, el sol golpea con fuerza y la ciudad empieza a vaciarse. Imagino que los vestuarios del Retiro empezarán a quedarse sin parroquianos, salvo esos irreductibles asiduos del "Arbol de Beni", un lugar tan emblemático para los corredores de ese santuario como el árbol donde la historia recuerda que las tropas napoleónicas apoyaron un cañón en su infame guerra de conquista. 

Pero eso es sólo una sensación, porque en triatlón seguimos con la temporada alta y hay que seguir entrenando. Entre mis planes por un tecnicismo en extinción me he quedado fuera de competición en el Tri de Valladolid, una curiosa regla desplaza al fondo de la lista de espera a los inscritos en detrimento de los triatletas que figuren en el ranking nacional aunque se apunten después (eso sí, ¡pagas primero!) En todo caso me anoto para mediados de agosto un duatlón en Cantimpalos (espero que la bolsa incluya chorizo) y en septiembre el triatlón de Comillas.

¿Y después se acaba la temporada...? Bueno, antes llegan las vacaciones en las rías altas, que además de buen yantar son una magnífica oportunidad para practicar en mar abierto con mi flamante neopreno.

Y después, ¿a descansar...? Norrrlll, inicio de la época de carreras a pie con la media de Valladolid y los magníficos diez miles de Madrid, a ver cómo rinde un aprendiz de triatleta con los fogueados monodeportistas.

Aquí no se cierra por vacaciones...

Media Valladolid 2010

Señores,

Un año más se han abierto las inscripciones de la carrera que voy a ganar con 80 veranos, por ausencia de contrincantes en mi categoría

 

http://www.mediamaratonvalladolid.com/

 

Como referencia sirvan mis posts de años anteriores. Una media buena bonita y barata, con la estación del AVE muy cerca y billetes subvencionados.

 

martes, 20 de julio de 2010

ἔκστασις

Extático me hallo, pardiez, ante los resultados de la carrera del pasado domingo. Porque muchas y buenas han sido las reflexiones que he sacado:

- mi mejor tiempo en aguas abiertas (14:25) me sitúa en el puesto 199 de 350. Tengo mucho margen de mejora, apenas he empezado con una semana de series y sorprendido consigo una marca proporcionalmente mejor que la de Villameca, aún saliendo entero del agua. Es la disciplina en la que estoy más flojo, pero por otra parte la que me quitará más minutos.

- primera transición: 2:23. Casi un minuto peor que las transiciones de los mejores triatletas. En cuanto consiga calzarme las zapas al vuelo, esto es, dejarlas puestas en los pedales, bajaré.

- 34:37 minutos en la bici, el 153. Estoy en la media, pese a entrenar una vez por semana y sin ningún tipo de método (series, pulsaciones...). Con alguna sesión más y mejor orientada, bajaré.

- segunda transición, 1:16. No hay mucho que recortar, ya me descalzo en marcha y son segundos lo que pierdo respecto a las mejores transiciones.

- 19:55 en 5 kilómetros, a 3:59, el puesto 50. Aquí estoy servido, el esfuerzo marginal para bajar uno o dos minutos en esta distancia no me compensa, ahora mismo corro menos de 30 kilómetros semanales, pero rápidos. He observado que si hubiese llegado en esa posición en las otras dos disciplinas, estaría entre los 20 primeros de la absoluta.

Total, el 115 de la general con 1:12:38 y el 20 de mi categoría (64). Muy contento en mi primer sprint, cada vez que lo pienso me da alegría. Muchos seguro que no comprenden el veneno de los tiempos, pero reto a todo el que haya competido a que me diga que no lo ha probado, que nunca ha estado enganchado.

Podría escribir mucho sobre la necesidad de cuantificar, bajar los tiempos. Me gusta preparar a mi cuerpo para las pruebas, tensarlo como un arco y dispararlo en un día. La tensión de los prolegómenos, el esfuerzo desenfrenado, el dar todo lo que uno puede, sorprenderse de que se puede mejorar lo que parecía imposible en los entrenamientos. En medir el dominio de la técnica, en comparar.

Si fuese un consultor tendría las claves para realizar un análisis DAFO (debilidades-amenazas-fortalezas-oportunidades) de mí mismo, pero como sólo soy un aprendiz de triatleta con unos recursos de tiempo y material escasos tengo ahora claro dónde hincar el pié y dónde mantener.

No me va a costar, porque estoy en esa parte dulce de la curva de utilidades marginales donde pequeños esfuerzos suponen grandes mejoras. Tengo como comparación histórica las referencias de tiempos desde que rompí a correr en el otoño de 2005 y mi mejor momento de forma en la primavera de 2009. Yes I can. Todos podemos. Cada uno establece su propio objetivo y lo ataca con actitud enfocada, tesón, método.

¿Queréis la fama? Pero la fama cuesta. Y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.

(música pegadiza de fondo, la imagen se disuelve)

domingo, 18 de julio de 2010

III Triatlón Juan Carlos I

Había pocos rincones que no había pisado en este parque, o nadado, y hoy he tenido la suerte de recorrer la ría, junto al kilómetro que tantas series me ha visto hacer. No se han rascado mucho la cabeza para el recorrido pedestre, comparado con todo lo que puede ofrecer este parque, pero no quiero ser un criticón de las organizaciones, porque la de hoy puede clasificarse de muy eficiente sin grandes alardes.

Mala noche, con vueltas y sueños sobre la carrera, para enfrentarme a mi tercer triatlón como participante y quizás segundo como finisher, según jerga triatlética. Pero tengo muy leído que lo importante es descansar la semana antes y no la noche anterior, por lo que sin más cavilaciones me lancé de la cama para desayunar, recoger mis bártulos y plantarme en menos de 10 minutos desde casa en boxes.

Esta iba a ser una prueba más animada, con 400 participantes en grupos de edad y casi tantos en la popular, lo que nos retrasa más de media hora el comienzo. Dejo mis cosas en mi número, agracediendo una caja para depositarlas, y camino hacia la salida, escapándome de la ruta que recorren todos para dar con una fuente, que ya empieza a apretar el calor. De echo un montón de triatletas esperan a la sombra mientros los menos calientan en el agua y muchos menos trotan.

Las primeras dos oleadas van con orden, les colocan en filas y entran en el agua por orden de dorsal o mejor dicho gorro. En lugar de 5 minutos de separación anunciados serían 1, y por eso la de los viejos, nosotros, será un caos. "¡Todos al agua, ya!" Nos metemos como podemos a mogollón y antes de llegar a la cuerda que marca la salida en el agua, bocinazo. Joer, que prisas. Lo bueno es que no tengo a nadie delante ni a los lados y ya salgo directo, sin problemas más que un cagaprisas que se come mis pies al pretender nadarme por encima.

El agua está muy bien de temperatura, pero muy sucia. Afortunadamente no beberé ni un traguillo, porque solamente veo algo de luz cuando levanto la cabeza. Las carpas deben llevar sónar. Y nado y nado, sin mucha perspectiva de lo que tengo alrededor, un poco agobiado por lo que debo respirar alternando un lado un rato y luego otro, en detrimento de mi eficiencia. Adelanto gente que nada a braza, "estos van peor que yo" pienso. Desde los puentes anima la gente.

Y ya está aquí la plataforma, trepo por ella y corro... y corro... y corro ¡casi 300 metros!. Bueno, me sirve para de camino adelantar a un despistado y recojo el HPV (vehículo de propulsión humana) sin novedad. Otra carrerita y a montar. Vaya, no encaja el pedal. Al quinto intento lo consigo, y salgo al recorrido en los adelaños del Ifema. Voy rápido, pero pronto me pasa un grupete de media docena que incluye a un par de "carboneros", y como puedo me pego a ellos. 

Al principio les sigo varios metros por detrás, pero según pasan los 5 kilómetros de la primera vuelta el grupo se purga y quedan 3 y yo detrás. Susto en la primer vuelta, pillo un agujero en el suelo y mi rueda se lamenta un "BING" que me hace pensar que he pinchado. No es así, y sigo rodando. Las rotondas se me hacen amplias, sin mucha gente y ya con el ritmo interiorizado generosamente o con un par empiezo a entrar en los relevos en la segunda vuelta, y vamos bastante rápido, a 38 km/h. En la última vuelta dejo al grupo atrás y entro en boxes.

Transición rápida, en esta ocasión pruebo a quitarme las zapas en marcha y lo consigo sin desequilibrios, adelantando a otros 4 en el proceso. Medio minuto para la transición, y ya dentro de boxes pongo el motor a 4:09 minutos por kilómetro. ¡A atacar el recorrido que he estado entrenando estas semanas!

Y la historia se repite, corazones de verano. Me quito la careta de runner de incógnito y empiezo a pasar tropa, sin pausa y sin prisa. Primer avituallamiento, con vasos de agua, no me j... me lanzo uno por encima y casi me asfixio con otro y se me quitan las ganas de repetir. Pero esto va a ser breve, y ya voy a por la segunda vuelta. Como siempre oigo ánimos al que viene pisándome los talones pero pienso, "te va a costar amiguito". Esprinto lo que puedo y entro en meta. Acabo de calzarme un 5 mil en 20 minutos y 4 segundos.

Larga cola hasta la entrega del chip, y la camiseta, bastante fea y de algodón para mi consternación, porque quería una "S" para mi chica la más grande. Mucha gente chorreando de sudor y muchos cubiertos con pecina de la ría, pero todos sonrientes y sin los apretujones de las carreras populares.

Comprendo ahora por qué todo el mundo me recomendaba debutar con un sprint y se sorprendía de que quisiera hacerlo con un olímpico, porque la sensación de fatiga que tengo es inferior a la de una carrera de 10 kilómetros. Y las clasificaciones... to be continued.

sábado, 17 de julio de 2010

El día D-1

Ya he preparado todo el utillaje para el Triatlón de mañana, para reducir tensión y no olvidar nada en el último momento: casco, gorro, portadorsal con el dorsal, un gel con cafeína por si aca, pegatinas para casco y bici, chip, mono, zapas de correr y bici, gafas, tapones, líquido antipinchazos, bidón de agua y de CO2. Puf. Como para ir a la guerra.

Me toca en la última oleada. Me ha hecho una cierta gracia recordar el día D en Normandía. Y estoy aliviado, porque no sentiré el oprobio de que me vayan pasando los de oleadas posteriores.

Mañana, la crónica.

martes, 13 de julio de 2010

Post Gloria

Transcurre la semana henchido de gozo y felicidad con el show de la selección danzante, aunque ya un poco hastiado de tanta metáfora lacrimógena e hipérbole de periodista deportivo (disparó con el alma... nunca en la historia bla bla bla; vamos, que ni la Caida de Roma). Si hasta echo de menos poner la caja tonta y no ver parlotear a la Esteban y compañía.

Pero a mí todo eso me importa un bledo, y mientras los carteles de los empleados de Marsans en su propia sede reclamando sus salarios atrasados me recuerdan que la vida sigue y España no va bien, encaro otra semana con competición. El domingo tengo el honor de incluir en estas páginas un triatlón en el parque que da nombre a este blog, aunque para ello corra el riesgo de ser devorado por las carpas o por la diarrea que pueda pillar en la ría.

No llevo mala preparación para este sprint (750+20+5), después de varios fines de semana seguidos en los que he aguantado un duatlón largo, un triatlón olímpico y una tunda de más de 100 kms en bici propinada por los Tripis. Todo esto sería más conveniente para una distancia más larga, porque el equivalente en carrera pedestre de un tri sprint puede ser un diez mil, y para eso estoy un pelín lento.

Es campeonato de Madrid el domingo, no viene nadie del club, y yo supongo que mi participación no tendrá pena ni gloria, pero estoy encontrando satisfacción en el entrenamiento: el sábado después de 12 kms de rodaje rápido seguidos monté con ganas otros 40; el domingo arrastré mi pájara por media provincia de Valladolid; el lunes empecé a hacer series en piscina; hoy reté al golpe de calor del mediodía recoriendo el circuito del domingo... de todo menos reservarme. Ya llegará agosto con las vacaciones de por medio y los problemas para entrenar fuera de la rutina.

Pero lo que más ilusión me hace es escribir un post en el nadando-pedaleando-corriendoeneljuancarlos...


lunes, 12 de julio de 2010

Los perros atados con longanizas

Esta mañana casi todo parecía igual. No había billetes por las calles ni perros atados con longanizas. Hubo que venir a trabajar, como todos los lunes. Supongo que la tasa de paro seguía al mismo nivel, por mencionar un problema. Pero había algo vidrioso en los ojos de españolitos y españolitas que delataba que habían pasado por una metamorfosis extática. Cómo después del asesinato del presidente de EEUU, cuando la gente se preguntaba “¿dónde estabas tú cuando mataron a Kennedy?”, la gente hoy se pregunta con una infantil sonrisa en los labios “¿dónde viste tú el partido?”.

Pena que a mí no me guste nada el fútbol y me aburra soberanamente ver deportes en la tele, porque nunca podré llegar a comprender esta dicha. Eso sí, me provoca hilaridad las reacciones contra esta alegría espontánea e inocente de nacionalistas celosos de esta movilización y de sus símbolos. Me gusta observar como por una vez nos sentimos orgullosos de ser españoles y lo manifestamos, sin vergüenza ni mirar atrás ni sospechar de nuestras banderas.

Y me gusta, por qué no, estar hoy rodeado de pastorcillos de Fátima después de haber tenido una visión.

 

PD: Yo confieso, fui uno de los pocos que no vio “el partido”. La última vez que vi uno fue en el Mundial del 82, cuando Bélgica ganó a España en cuartos (¿trauma infantil?). Me hubiera gustado, pero soy incapaz de concentrar mi atención en un partido más de dos minutos.

 

 

miércoles, 7 de julio de 2010

Semana flotante

Un poco flipao sí he estado esta semana, sobre todo el lunes contando la hazaña en la oficina, recibiendo saludos y enhorabuenas de amigos y conocidos por haberme licenciado en Triathlón. Pero esto no ha hecho nada más que empezar, porque lo que se impone ahora pasado el trago de "mi primera vez" es un poco de racionalidad en mis entrenamientos. También me ha quedado claro que tengo mucho que aprender y mejorar nadando, pero también me faltan kilómetros en bici.

Desde la competición hasta hoy he nadado con pullboy, para no mover el tobillo dañado mientras lo recuperaba con un cóctel de pomadas (voltarén+ibuprofeno+trombocid), pero me ha podido el mono y este mediodía me lancé a la sopa espesa de aire a casi 40º que se respiraba hoy en el JC1. Me apetecía mucho correr y me daba igual.

Con sólo unas mallas cortas y una buena capa de protector solar, he ido haciendo el via crucis de las fuentes, porque cada 2 o 3 kilómetros debía meter la cabeza debajo de un chorro. "En verano busca la sombra el galgo". Juá. Hasta un solitario coche de policía se ha parado para ver si me desplomaba o algo así, quizás de puro aburrimiento porque la densidad de población del JC1 era menor que en el Gobi. Quizás por pura alucinación he estado a punto de lanzarme al lago, a jugar con las carpas, pero eso se postpone para el Triathlón del 18.

Al final no ha estado mal el rodaje, el ritmo en torno al 4:30 ya empieza a ser un hábito y no hay quien me saque de él en cualquier circunstancia o clima. Y después de los 10 kilometrillos de rigor, ahora sí un buen baño en solitario en la piscina. Sin carpas y viendo el fondo. Nada es perfecto.

domingo, 4 de julio de 2010

V Triatlón de Villameca

Después de una mañana de tormenta, tanto de mis nervios como de los cielos, el día se aclaró y el sol brilló sobre el agradable entorno del embalse de Villameca. Pinos, montañas y aguas tranquilas.

"No hay traje de neopreno. La temperatura del agua supera los 23º". Recojo mi dorsal y ritualmente preparo mi bicicleta: pego un gel ya abierto al cuadro; coloco el bidón de agua, el espray antipinchazos y un cilindro de CO2; pego las pegatinas de la bici y del casco; saco los dos pares de zapatillas; el portadorsal, las gafas y el gorro y voy para boxes a dejarlo todo.

Nos hacen entrar en el agua por orden, y nos colocan detrás de una tira de plástico. Algunos calientan, la mayoría solamente esperamos.


¡¡Bocinazo!!


En esta ocasión mi objetivo es no zigzaguear y evitar nadar más metros de la cuenta. Yo lo consigo, no así algunos que se van chocando conmigo todo el camino. Recibo una patada en los dientes pero afortunadamente no en las gafas. Y muy tranquilo, termino todo el recorrido consistente en dos vueltas a un triángulo formado por tres boyas.



Cuando salgo, me sorprende que todos lo hacemos caminando. Escucho por los altavoces "los últimos participantes van abandonando el agua". ¡Vaya hombre! Si finalmente sólo sería el 98 de 139 llegados, no es para tanto...

¡A la bici! Llegamos cuatro al tiempo al mismo corrillo y veo cómo salen todos más rápidos que yo. Mmm esto hay que practicarlo. Muchos dejan las zapatillas en los pedales y me comen medio minuto. No obstante, el recorrido me resulta muy cómodo, hago una media de más de 33 km/h y en ese momento hasta pensaba que lo estaba haciendo muy bien, incluso adelantando a varios... la realidad, posición final 105 en este segmento. Pero sobre todo, no he pinchado, ¡pulgares arriba!



Otra transición, más rápida pero aún mejorable, y descorazonadoramente muchas bicis, al contrario que en la anterior. Pero dos buenas noticias: voy a terminar mi primer triatlón, y ... ¡yo soy un corredor infiltrado! Mi chica me grita al salir, "¡venga, que esto es lo tuyo!" y de la emoción me pongo por debajo de 4', pero en seguida corrijo ritmo, las piernas están muy tocadas y hay montones de cadáveres en el camino. Gel con cafeína, y a pisarlos.



El recorrido consiste en tres vueltas por caminos de un carril por los que los corredores vamos casi en fila, en sentido contrario uno por cada rodera. Para complicar el circuito, hay un par de buenas cuestas con sus bajadas, y una nube de polvo nos envuelve literalmente. Hace calor, pero hay varios avituallamientos de agua cada pocos kilómetros, con niños entregando las botellas. ¡Cómo no cogerlas!

Empiezo a adelantar a uno tras otro sin cesar, y me sorprende que todos éstos que ahora están casi parados han sido más rápidos que yo en el agua y en la bici. Pero así es el triatlón. Seré el 26 de este segmento con un ritmo medio de 4:20. Puf, si esto es casi como un rodaje... con un calentamiento variado antes.

No es fácil sobrepasar a alguien, hay que saltar al centro del camino, con vegetación, con cuidado de no chocar con el corredor de frente, y de vuelta a tu rodera. Eso conlleva un gasto de energía adicional, que a estas alturas no sobra. No me atrevo ni a mirar el ritmo del segmento, sólo los kilómetros restantes. Y para colmo de males, coño Toño (eso pone su traje), un bombero que se resiste a que le pase sin más y me pisa los talones hasta la última cuesta, en la que tengo que aplicarme con mi pin-pín (marca registrada) para marcharme solo.

Huelo a meta, los últimos 300 metros no veo a nadie a quién pillar ni que me siga, pero aprieto. Porque esto ya no me lo quita nadie. Bajo un desangelado y sencillo arco de goma recibo satisfecho mi licenciatura con un aprobado, el 76 de la "oposición".

Ha sido duro, aunque menos que el Duatlón de Espinosa. Me marcho con los pies sangrantes, con varias ampollas, y una torcedura con derrame por los saltos por las roderas. Pero feliz. Ahora ya sí soy triatleta.





viernes, 2 de julio de 2010

Avistado nuevo cretino en el Anillo Verde

Se incorpora al registro taxonómico de la fauna que pulula el Anillo Verde “Ciclista” el denominado Ciclista Canis. Dícese del individuo que pedaleando con chanclas sujeta con un brazo la correa de un perro, mientras zigzaguea para evitar perder el dominio del centro del carril. Calificado como espécimen peligroso, solamente comparable en fiereza al Senectus Canis (vejet@ con perro suelto), Ciclista Dorsalis (ciclista con estrés post traumático que le obliga a mantener el dorsal de una pasada y su actitud agresiva) y la Doncella Socialis (muchacha o muchachas que conversando entre ellas o por el móvil siguen con la exactitud de GPS el centro del carril).

Sin ser mortales como el Conductor Filioramerus, que adopta actitudes agresivas hacia el ciclista que intenta cruzar un paso de cebra o un semáforo porque escapa a su alcance depredador, debe emplearse mucha cautela en la aproximación a estos ejemplares. Son imprevisibles tanto si se les ignora como si se les intenta inculcar un mínimo de comportamiento cívico. Sus receptores neuronales están bloqueados con extraños conceptos de libertad y derechos que les impide tener conciencia de los demás seres y menos respetarlos.

Otro día escribiré sobre la rama de la familia de peces payaso que habitan este coral urbano.