Toca una reflexión escrita. Si fuera un intelectualillo petardete lo calificaría como un post intimista.
Hoy dejé pasar el plazo para apuntarme al que podría haber sido mi primer duathlón, el de Villa de Madrid. Su recorrido ciclista por la Casa de Campo reduce el riesgo de accidente que se me ha metido en la cabeza que tienen los recorridos urbanos, y sin embargo no me he decidido.
En general no me gusta fallar en las empresas que inicio, porque soy más exigente y competitivo conmigo mismo que con los demás. Por eso después de tres semanas sin coger la bicicleta no me he sentido con confianza para competir sobre ruedas con dignidad.
Tampoco se me ocurriría apuntarme a ninguna carrera sin una buena dosis de calidad ni cantidad en las piernas. Por eso tampoco me lanzo ninguna de las muchas medias del invierno, el año pasado por estas fechas entrenaba diez miles en el Retiro a 4' y este año, entre el trabajo, la climatología y no tener compañeros de un nivel parejo o superior estoy lejos de ese performance.
También tengo que confesar que soy un poco cobardica y me da miedo lo desconocido, no por sufrir sino por no dar la talla, por bajar mis tiempos, por caer en la cuenta de que he entrenado poco o mal.
La parálisis por el análisis se ha cebado conmigo. Disfruto entrenando, y le pego duro, pero me da miedo competir. Querido diario, tendremos tiempos mejores.
Buen análisis, me pasa lo que a tí. Prefiero tirarme a la piscina cuando hay agua. Compito poco y sólo me apunto a una carrera cuando sé que voy a poder entrenar decentemente, no me va lo de competir todas las semanas, ir por ir, prefiero estar seguro de mis posibilidades. Realmente lo que me gusta es correr, no competir.
ResponderEliminarComparto pensamiento con ambos. Prefiero tener la supuesta seguridad que dan los entrenamientos para tener la sensación de que eres tú el que domina la carrera y no al revés.
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