viernes, 31 de diciembre de 2010

Shittin' 'n' Shooting

Me acordaba hoy de los Marines en el Pacífico, que disparaban mientras se lo hacían encima, mientras corría el cross de las Doce Uvas en Valladolid, después de un par de días en el dique "seco" de lo mismo.

Pero después de dos semanas parado dejando reposar la rodilla no iba a dejar de despedir el año sin correr por un poco de fiesta intestinal. Aunque llegase varios minutos tarde a la salida. Qué expectación! Eso ha gustado mucho al público, qué animación! «Por aquí! Que los pillas!» Me he sentido el prota durante 1 km.

No me gusta rodar las carreras. Ir debajo de mi mejor ritmo me da una sensación de derrota que no me sabe bien, y ver cómo me pasan algunos que en circunstancias normales jamás lo harían. Pero no había otra. Ni la diarrea, ni la rodilla, ni él dolor de gemelos ni las ampollas del estreno de mis clavos me iban a detener. Impresionantes las manchas de. sangre de los calcetines. Estigmas de la vocación. Corredor soy, hasta que las articulaciones nos separen.

Resultado: peor tiempo que en cualquier día de entrenamiento. Única satisfacción: colarme antes que un triatleta de un club rival, que aún no se ha enterado que en las carreras sin chip la meta está donde el tipo con el cuaderno de notas.

Y así fueron las cosas en el 2010... Metas del 2011, manifestaos...

sábado, 25 de diciembre de 2010

Ah, lánguida Navidad

Con mala pata empecé las Navidades... siempre he creído en el pensamiento positivo, y de esta forma he estado ignorando mi vieja lesión de rodilla, aunque su presencia callada ha estado recordándome en los esfuerzos de larga duración que hacer el tonto sobre los esquíes se paga.

Pero olvidé la máxima de que lo que no se piensa no duele, y decidí de manera poco reflexiva dejarme hacer una ecografía de mi nuevo amigo el ganglión de rodilla derecha. Allí, el médico rompió la magia de mi embrujo desvelando que mi menisco "está roto o muy deteriorado; eres corredor, ¿no? pues ya lo he dicho".

Al día siguiente, después de una fantástica preparación de final de año (mis mejores 8 miles de 2010, a 3:43; 3 miles seguidos a 3:30...) me presenté en la Carrera del Turrón de Arroyo (Valladolid) con muchas aspiraciones a mi MMP del año.

Fue agridulce, pues la máquina no marchaba. No sé si fueron los varios bajo cero, o los giros en 180º, o el barro, el caso es que mis anhelados 38 quedaron en casi 40. Fue suficiente para quedar el 7º de mi categoría y el 2º de mis clubgéneres, pero no satisfactorio para mí. Lo peor, una repentina cojera que me ha durado una semana, con un agudo dolor en el interior de mi maltrecha rodilla.

¿Quién me mandaba a mí ir de médicos...? Ahora ya no me duele la rodilla, pero después de una semana en el dique seco ya no miro con deseo mis nuevas zapatillas de clavos para correr el Cross de las Doce Uvas. Me da miedo estar roto, por un lado, y por otro no me gusta rodar las carreras. 

Eso sí, turrón que no falte, aunque sea lastre para soltar más adelante... FELICES FIESTAS!!!

lunes, 20 de diciembre de 2010

Por qué los ciclistas pensamos que si los idiotas con perro volasen no nos daba el sol

Pendiente pronunciada hacia abajo, con curva y poca visibilidad. Donde a ellos les gusta ponerse para que sus chuchos se huelan el culo.

Reduzco y toco el timbre sin cesar. Ni se alteran. El bicho se cruza excitado. Freno, derrape de rueda trasera, control in extremis. "Tened cuidado con los perros, hombre!". Que tal un perdón? No, ante mi insultante frase torrente de incoherencias.

Qué molestos son los ciclistas, siempre en mitad del carril bici (de los cojones).

Alguien más sería partidario de las demandas millonarias tipo USA? (la tenencia de armas también sirve).

Joer que tropa...

sábado, 11 de diciembre de 2010

Coño Marta, no...

Hace varias medias de Valladolid me presentaron a Marta. A mí me impuso su presencia sonriente y amable, recién regresada de los JJOO. Yo le transmití ánimos (creo recordar que se había caído compitiendo) y buenos deseos para el futuro.

Y esta semana he sentido vergüenza y me he sentido estafado. Porque entre los mejores de nuestro deporte algunos quieren serlo aún más a base de trampas y traicionando nuestros fundamentos. Qué lejos están de nosotros los populares... si hasta una curva por el bordillo nos parece casi ilícito!

Sí, hay presunción de inocencia y tal y tal, pero en estos tiempos que corren la Guardia Civil no entra sin motivo en las casas de las personas de bien. Ojalá sea todo un gigantesco error, pero Marta, si yo fuera miembro de ese club que has fundado yo no correría más con tu camiseta.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Crismas Chopin

He estado a un click de comprarme un par de zapatillas. O dos. Cada vez estoy más convencido de que los zapatos con excesiva amortiguación estropean la técnica de carrera a los corredores de un peso medio-ligero, porque nos acomodan a dar talonazos, lo que implica un mayor impacto amén de la desaceleración. Cada vez intento, sobre todo en las sesiones de calidad, adelantar la pisada hacia los dedos huyendo del talón. Pienso muchas veces en el chanclo runner que describí en un post anterior.

Por eso barrunto desde hace tiempo unas zapas ligeras para competir y su modelo con clavos para los crosses, en concreto las Brooks T6 y las Brooks 12 XC. No conozco la marca pero he leído buenas críticas de su calidad precio.

Finalmente lo he descartado por sobriedad, acabo de estrenar unas Pegasus y para larga tengo unas Vomero casi nuevas. Sin contar mis tres pares de zapatillas para la bicicleta (verano, invierno y triathlon, imprescindibles, ¿no?).

No obstante quiero dejar aquí el enlace, se trata de una tienda de Bristol con unos gastos de envío ridículos, 3 libras, una buena selección de ofertas de modelos anteriores y buenos precios para los actuales. Si alguien la conoce o la prueba que deje un comentario. http://www.easyrunner.co.uk/

¿Qué es más importante, el indio o la flecha?

martes, 7 de diciembre de 2010

El Umbral de la Lluvia

Cae y cae cada día del puente. Nubes, lluvia fina, gorda, a veces hasta algo de sol. No me gusta hacer series bajo la lluvia. No por mojarme por arriba, que me encanta, sino por tener que esquivar charcos para no mojarme por abajo. No me gusta correr con los pies mojados. Ni patinar.

Hace tiempo que tampoco ruedo a ritmo de conversación porque casi siempre corro solo. Me agobia ir lento, me duele todo. Por eso estos días corro fuerte, corro recio, le doy a la patata al ritmo de umbral. O sea, rondando las 170 pulsaciones en las que empiezo a producir lactato para mí y todos mis compañeros que hollan el JC1.

Casi al atardecer, me cruzo con un joven runner con medias de compresión. El hábito a veces hace al monje. Y no pensaba en ese heavy que vi en el concierto de Alice Cooper, yo con mi jersey de PdH y él maqueado de antisistema con un iPhone 4g. Ejem.

Si te topas con alguien que conserva el chip de su última maratón en la zapatilla, descuida, no es de los que le dan mucho. Si lleva medias de compresión, desconfía. Si te cruzas con él y al cabo de 500 metros ha dado la vuelta y lo llevas en la chepa resoplando, es porque a) está haciendo series a un ritmo extrañamente progresivo que se incrementa al cruzarse contigo b) se ha picado y busca un poco de emoción.

Pero en esta ocasión yo llevo la camiseta trampa de los Tripis, y aunque lleve ya 8 kms a 4:15 no voy a dar gusto a nadie. Toca sufrir un poco, y cada intersección invita a abandonar la contienda. Pero no, hoy me da por terminar lo que he empezado. Sale un kilómetro a 4 y ya vuelvo a cabalgar en soledad. De camino a casa un poco de relax para terminar los 11 en menos de 47'.

Me gustan esos ritmos de umbral. Justo en la frontera del sufrimiento, no te dan tregua para evadirte y dejar que tu mente te engañe pensando en las mil y una historias que siempre contiene, para que las piernas se tomen un respiro. Tienen mucha ventajas, el cuerpo se inmuniza al lactato y te quedas deseando más velocidad el día de series. Sólo un animal trotando en el campo.

Y la lluvia, cayendo paz.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Los descontroladores

Estos dos días la noticia gira en torno a estos antipáticos personajes que sin otro pecado que tener sueldos de 5 ceros sin que nadie consiga aclararse ni los méritos ni el esfuerzo, intentan mantener sus condiciones laborales a cualquier precio.

Porque estrés y responsabilidad tenemos todos... incluidos muchos mileuristas, porque lo que para un humilde piquetero con kit de panfletos, pintura en spray y silicona para sabotear cerraduras llevaría los trabajos de Hércules, para estos señores ha sido tan fácil cómo levantarse de su silla y marcharse a casa.

A mí me da la impresión de que el objetivo de un trabajador cuando se pone en huelga es fastidiar al mayor número de gente, cuantos más mejor, para que el cabreo colectivo ejerza presión contra el empresario de turno. Algunos como en este caso tienen mayor fortuna que otros, lo siento por los sexadores de pollos, es lo que tienen las profesiones liberales.

Recuerdo olvidadas ocasiones como las huelgas de gasolineros (las colas), de camiones (los super vacíos) o de transporte público (todos tarde a currar) en las que el país ha estado casi en pie de guerra como ahora. Pero como a lo que los españolitos nos motiva es el cachondeo, y Dios me libre de meterme con aquellos que viajan por trabajo un viernes víspera de puente, en esta ocasión se ha liado parda porque media España se iba de vacaciones.

No es esto a lo que iba. No sé por qué me suena al típico ejemplo de Teoría Económica de oferta y demanda. La oferta de controladores es escasa, luego el precio (sueldo) es elevado. Y sus reivindicaciones y presiones también. En este caso la oferta por algún motivo que se me escapa y que no me importa averiguar, pero que me suena a regulatorio y no meritorio, el acceso a esta profesión es limitadísimo, cual los gremios en la Edad Media.

Y a ese punto es donde quería llegar. Ya que los descontroladores deben pasar pruebas tan selectivas y arbitrarias para que su genética e indudable talento los permitan disfrutar de un 45% de IRPF, ¿por qué no añadir una marca en alguna distancia de fondo al proceso de selección?

A ver el tablón de anuncios del gremio:

"D. Fulanito Muchosceros, diplomado en Geografía, ha superado con éxito el exigente examen psicotécnico de acceso a la profesión y los sub 3:30 en la maratón de San Sebastián, por lo que es bienvenido al gremio".

"Menganita Troladora ha rebajado en 20 segundos los 43 minutos al diez mil requeridos para obtener su título, con lo que ha accedido al limbo de los controladores".

Y así se lo hemos contado. En próximos análisis de actualidad analizaré por qué nunca aparecen bicicletas en las películas de zombies.

martes, 30 de noviembre de 2010

Que bonito ésto que me ha pasado, madre

Hoy parecía que iba a nevar de nuevo, pero sólo llovió. Ropa de lluvia, bici y para casa a cambiarme de romano, con este tiempo sin perros ni viejos ni nadie molestando en el carril bici como suele ser habitual.

El parque vacío, media docena de corredores a lo sumo, pestañeando y haciendo visajes para poder ver entre la lluvia. Corredores de otoño, la gorra… yo, sintiéndome muy yankee con ella, iba más chulo que punteras.

Un par de vueltas al anillo de asfalto del JC1 porque no me apetecía coger una gota de barro en mis flamantes Pegasus nuevas, y para chiqueros. Mientras estiraba, una nube de vapor emanaba de mi cuerpo, para mi satisfacción al sentirme un punto equino tras 10 kms a 4:15.

Pero el gozo no acaba ahí, una buena ducha caliente y dos platos de cocido matro-ware me esperaban para hacerme recuperar la punta de los dedos de las manos. Oh, que bello es vivir, si hasta los faros de los coches me lanzaban guiños mientras cruzaba todos los semáforos en verde.

Escena final de musical, fuera el goretex y a currar.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Manía a Bicimanía

La colleja en este post se la lleva mi primera y última experiencia con Bicimania.com, tienda en internet y física en Madrid.

Adquirí mis casi 18 kilos de mountain al final de COU, con lo que ya se puede intuir los añitos que gasta. Y como la utilizo para desplazarme al trabajo, estoy empezando a encapricharme con un cambio, por comodidad, velocidad y estética (la pobre sigue funcionando como siempre, qué dureza). Como sobre todo es para desplazamiento urbano preferiría una híbrida, pero como no puedo tener una escudería de bicis he pensado en otra MTB.

Pero al tema. Esta mañana de mis vacaciones la dediqué a la búsqueda de una máquina, y tras encontrar (¿picar?) un anuncio de una Specialized Hardrock rebajada un 21% a 400 y pico eurucos, para esa tienda que me fui. 45 minutos después...

- Buenos días.

El empleado sigue con cara de cabreado mirando su ordenador. Espero paciente a que termine.

- ¿Si? (no, no hace falta que respondas ni pidas disculpas ni que cambies ese ademán de hastío, si no fuera por el coñazo de los clientes trabajar sería maravilloso).

- Estoy buscando una bicicleta de montaña entre 400 y 500 euros, que me sirva para mis desplazamientos diarios al trabajo pero... (el tipo se pira caminando dejándome con la palabra en la boca) ... (con un tono más bajo) que pueda entrenar con ella el fin de semana...

- Esta (ni puto caso a lo que le he contado, ni una pregunta adicional). Me señala una Trek, dice un precio y se queda callado. No sé si espera que de un salto de alegría y le abrace gritando ¡eurekaaaaa! O quizás yo llevaba malas pintas con mi forro polar y mi mochila, pero si has quedado para correr luego es lo que tiene.

- ¿Y con freno de disco hidráulico?

- Uy no, eso son 550 euros. Me señala vagamente otras Trek. Ni menciona las Specialized. No tengo pinta de comprar una, parece. (¿Para qué necesitas un freno hidráulico?, coño que pregunta tan difícil para intentar una venta)

- ¿Y la oferta de internet? La Specialized Hardrock bla bla bla?

- No, esa no. (Me espeta el Demóstenes).

- ¿Y eso? ¿Las habéis vendido? (qué suerte, en menos de una hora desde que yo la he visto)

- No (me argumenta algo incomprensible, quizás su carta astral)

- ¿Entonces? (¿quizás estoy hablando muy rápido? ¿La biografía de Einstein que estoy leyendo me permite pensar a la velocidad de la luz?)

- No, no está.

Ahí empiezo a sentir ganas de decirle al indolente enseñador de material que me han engañado con una oferta que no existe, que me he desplazado a la tienda sólo por ella y encima ni siquiera intentan venderme una bicicleta, porque no ha sabido ver delante a un cliente con una Visa oro en el bolsillo quemando como el núcleo de la Tierra por comprar una y lo peor (para el dueño) es que no le ha importado un pimiento.

Pero como había quedado con mi antigua cuadrilla del Retiro y no tengo por qué ir dando clases por la vida, me deshago del tipo haciendo alguna otra pregunta desenfocada que por supuesto no es capaz de reconducir a la venta, porque está deseando casi más que yo que me marche... y así fue, corriendo al metro, no sea que encima llegase tarde a mi cita con los miles en el Retiro...

Y allí, de vuelta a la escuela, para encontrar y saludar con gusto a una buena representación de todos los grandes clásicos del Retiro. Para celebrarlo, 5 miles descansando un minutito, y... ¡qué duro es! un órdago al final "¿otro?". Y lo quieren, cómo no, que ha sabido a poco. "Pero este lento, a 4:00"... ja. 3:47 de media, y para chiqueros, más contento que un ocho.

Ah, cómo echo de menos el Retiro, cuando estaba reencarnado en un corredor y no en un triatleta,... mañana subiré a Soto para quitar penas.

martes, 9 de noviembre de 2010

Momento publicitario

A mí estas cosas me gusta saberlas a tiempo y por si ayuda a alguien... aviso para runners en busca de zapatillas, en Decathlon esta semana (según tienda) hay una oferta de Nike Pegasus a 70 euros.

En mi opinión esta zapatilla tiene una calidad precio muy buena para corredores de pisada neutra no muy pesados, otorga una buena sensación de ligereza en las series rápidas (mundo "populares", por supuestito) y también es cómoda en rodajes cortos-medios. Para tiradas largas o de media maratón para arriba no la recomiendo, con el empeine estrecho a mí me ocasiona ampollas, lo que nunca han hecho las Asics de mis largas distancias.

Este va a ser mi cuarto o quinto par de Pegasus seguido, y todas las he jubilado en torno a 1,200 kilómetros con un aspecto excelente y el consabido agujero en el dedo izquierdo que dejo de marca de fábrica a todas las zapatas.

Curiosamente, analizando la vida útil de las zapas mi media de cada entrenamiento es 10 kilómetros, por lo que ¡¡¡cada sesión de carrera me sale a poco más de cien pelas!!! ¿Quién da más? Es que ni una caña, toma medida anticrisis... se me ocurre otra de similar precio de coste pero se requieren dos para XXXXX XXXXXX XXXXXX (censurado)


lunes, 8 de noviembre de 2010

The Day After

Interesante película con este título, sobre un cataclismo atómico mundial en la época de Reagan, si no recuerdo mal que es posible. Pero yo quería retomar el tema de la carrera de ayer, puesto que al haber descargado el Garmin he obtenido un par de datos interesantes. El primero, el perfil:



La primera subida considerable es desde casi el kilómetro 2 es el puente sobre Castellana dirección Juan Bravo, durante 300 metros, y la segunda desde Atocha hasta el Angel Caído, un kilómetro. El resto es prácticamente llano o en bajada.

La sensación en carrera de la tachuela de Juan Bravo no es perceptible, apenas iniciada la competición la adrenalina y las reservas son suficientes para ignorar esos 300 metros sin apenas perder segundos en el kilómetro.

Pero para los corazones de otoño que conocen la Media de Madrid, la subida desde Atocha es devastadora, no sólo por la pendiente de ese "kilómetro vertical" sino por la interrupción del ritmo de carrera, porque superado el ecuador del kilómetro 7 de un diez mil los tres últimos son diferenciales para conseguir una buena marca. Sí, el 7, no el 5. Ahí uno se da cuenta de que eso ya acaba pronto, se hace inventario de lo que queda en las piernas y se echa la carne en el asador; ese tres mil es clave y muy duro.

En mi caso las sensaciones del momento quedaron grabadas con sudor en las estadísticas: de un promedio de 3:48 hasta "la madre de las cuestas" con un ritmo muy controlado y el objetivo puesto en los sub 39, después de unos demoledores 4:24 no pude más que mantener los 3:58 en los dos últimos. Puesto 124 de llegada y el 47 de mi grupo de edad.

Llevaba el entrenamiento muy justo pero con buenas expectaciones por las series tan buenas que estaba entrenando, pero lamentablemente mis guiños a bajar nuevamente de 39 (desde 2008 no lo consigo) han quedado en meros parpadeos. Quizás el perfil de la nueva Carrera BBVA requiera un trabajo específico de cuestas para poder salir indemne de su fin de fiesta en la cuesta del Ritmo Caído.

Tengo que decir que si bien este nuevo recorrido tiene el encanto de terminar en el Retiro (otro más, por otra parte) no es el más adecuado para una MMP, recomendaría antes Canillejas, Aranjuez o la recién estrenada Proniño. Quizás el parque del Oeste no era tan bonito pero la subida más tendida no frenaba el momentum como en esta edición.

¿Cual será la siguiente...?

domingo, 7 de noviembre de 2010

Carrera BBVA


Podría contar como bajé otra vez de 40 en esta carrera, o como el recorrido del Retiro me ha parecido más duro que el ano pasado debido a la cuesta de Atocha+la del Angel, pero lo que creo más interesante es contaros que estoy en los MTV Awards.

Yo no puedo ser muy objetivo porque llevo 5 Beefeater 24 del bar VÍP, pero la gente en la Caja Mágica se vuelve loca. Llega Shakira, eso es moverse y no mis 3933... Ha puesto a miles de personas de pie!

¡¡¡Esto es espectáculo made in Usa y no te dejan ni un segundo de reflexión !!!

martes, 2 de noviembre de 2010

Orgullo Jedi

En mi mundo deportivo últimamente pocas cosas suceden fuera de la carrera a pie, porque entre pitos y flautas y sobre todo falta de tiempo es a lo que me dejan dedicarme. Desde la sorpresa de Proniño he intentado incidir durante las pocas sesiones que permiten dos semanas en entrenamiento de calidad de series de mil, cuatrocientos y dos mil, con la finalidad de mejorar mi marca de 2010 en la carrera de BBVA del domingo (espero que favorezca el nuevo recorrido, mejor incluso que el del año pasado).

No han ido mal estos entrenos, he recordado lo que es poner el motor a tope de revoluciones y ver el pulsómetro a 187 ppm máximas (no me creo las 191 que también he visto) y los ritmos han acompañado, batiendo los registros de mejores series que llevaba este año.

Pero casi he sentido tanta satisfacción al observar la progresión de mi habitual compañero de calidad, mi  padawan que este mismo año no conseguía bajar de 45 minutos en diez kilómetros y a ese ritmo poco menos durante uno sólo. En unos pocos meses y sin una excesiva carga de volumen me sigue en las series de kilómetro marcando antes de los 4 minutos, más rápido en los 400 y poco más en los dos miles.

Me gusta contrastar cómo un entrenamiento variado y programado produce mejores efectos que el mero rodar y rodar, ya que la variación estimula el organismo más que la rutina. Así, con unos consejos más fáciles de impartir que de aplicarme he conseguido que un corredor relativamente neófito rompa en entrenamiento su mejor marca personal, bajando por primera vez de los 45 minutos el 10 mil. Y creo que es sólo el principio.

Como me siento partícipe del éxito de mi padawan, me apunto una MMP (mejor marca personal) en 2010. O en lo que va de año, porque como en bolsa, una vez roto el soporte ¡van a caer!

domingo, 24 de octubre de 2010

I Carrera Proniño

Me encantan las carreras de otoño. Días como hoy crean afición a correr. Luminosos, frescos, sin viento. Y si es una carrera tan bien organizada como esta, con un precio correcto por una causa solidaria (escolarización de niños trabajadores) y una bolsa generosa, la adicción es completa. Además por una vez han dado con un lugar en Madrid donde el recorrido no sea un rompepiernas.



No me levanté con muchas ganas. Había previsto montar en bici unos 20 kms y después rodar la carrera, pero se me pegaron las sábanas y se redujeron a la mitad. Fresquete matutino en la burra, y bastantes miradas escépticas cuando entré en el corazón de la ciudad de Telefónica pedaleando (por cierto, impresionante lugar).

Pero a mí plín, porque llevaba el culotte de Tripi para que se note que soy ciclista, y sin más calentamiento que empujar mi hierro de montaña hasta la salida me apresté a buscar a Vicente, catedrático del Retiro. Allí lo encontré como siempre en primera fila, donde en unos minutos le flanquearían Chema Martínez y Martín Fiz, ambos taponcitos al lado de sus casi 190. También me metí yo, para chupar cámara. Ahí va una foto, para los corazones de otoño que me conocen "Where is Fernando?", detrás de Anne Igartiburu.


Ya iba entrando yo en ambiente con todo el famoseo, y mis ganas de rodar se iban viniendo arriba. Después de una típica salida demasiado fuerte, poco a poco me fui gustando y tras regular el ritmo unos kilómetros empecé a acelerar y atrapar corredores hasta dar con el grupo con el que me pegaría hasta la meta.

En los últimos 2000 metros la gente empieza a ponerse nerviosa y lanza sus ataques, en muchos casos a ritmos insostenibles. Así empezaron a saltar gacelas, algunas quedaron clavadas en el mismo kilómetro, otras en una pequeña subida entre el 8 y el 9 y pico; las más exitosas esperaron hasta el último 500. Pero corazones de otoño, hasta que no se cruza la meta no se gana a un rival, y la risa que te da por dentro cuando vuelves a adelantar a alguien 3 metros antes de meta no tiene parangón.

En este caso, más que mi espíritu competitivo fue el crono el que me lanzó por encima de los 20 kms/h el último y larguísimo medio minuto, al ver que contra todo pronóstico paraba el tiempo por debajo de 40.

Como premio, aparte de una gran satisfacción por lo que iba a ser un simple rodaje después de una sesión de bici, he recibido un ganglión en un tendón de la pierna, un estúpido bulto provocado por el esfuerzo que no duele ni molesta pero que debe reabsorberse u operarse. Si es que uno se hace viejo...

jueves, 14 de octubre de 2010

Leyendo en el Juan Carlos

Lo que te digo, que voy a terminar cambiando el tema del blog. ¿Qué voy a contar, que llevo sin coger la bici varias semanas, entre pitos y flautas? ¿Que hoy hacía una semana que no me calzaba las zapas? ¿Que he empezado el curso de natación y estoy pensando en borrarme, porque no me aporta nada nuevo?

Pues no, hombre, tendré que escribir de que como celebración de mis 40 otoños pasamos el puente en Praga libando Pilsner Urquell (oh, qué gran cerveza) y turistando (oh, qué bonita ciudad). Porque no todos los días se abandona la juventud y se entra en la crisis de los susodichos (oh, qué bonito mito). De ésta última me libro por ser triatleta, en lugar de querer comprarme un deportivo o un tronkomóvil toterreno lo que desearía es una carbono.

De Praga no puedo contar nada que no esté en la wikipedia, pero sí me sorprendió que el hotel donde nos alojábamos ofrecía salidas futineras de media hora para recorrer la ciudad. Qué majos, ¿no? Pena que yo fui con el kit cervecero y no llevé las zapatillas... malditas compañías low cost y sus restricciones de equipaje.

Pero por seguir el hilo temático, he terminado los libros de montañismo de Krakauer (Into Thin Air) y Vistuers (K2, etc) con bastantes imágenes grabadas en mi cerebro. Durante años he sido un adicto a la segunda y primera guerras mundiales, tanto libros como películas, y además de pura historia he devorado decenas de libros de memorias. Y encuentro muchos paralelismos entre las vivencias y sufrimientos de los 8 mileros y los combatientes.

Por mencionar uno de los mayores, la aceptación de la muerte y la resignación ante ella. Porque uno puede ser el próximo.

Pero la diferencia es que uno va la guerra obligado y a la montaña, pagando.

Ahora he empezado el nuevo de Ken Follet, La Caída de los Gigantes, que al parecer es una trilogía, donde se entrelazan las vidas de varias familias a principios del turbulento siglo XX. Y como el anterior Pilares de la Tierra... peligro, MUY adictivo.

Ah, hoy tenía prisa y corrí 6 kilómetros en 25 minutos pelados y me he apuntado a la carrera de Telefónica en un par de semanas y bla bla bla.

jueves, 30 de septiembre de 2010

De otra pasta

Al final este blog se va a convertir en un rincón de crítica literaria de andar por casa, porque en lugar de protestar de casi dos semanas de resfriado y tos que me impidieron correr los 10k de Madrid corre por Madrid (que juego de palabras tan ingenioso y farragoso), lo que me apetece es comentar los libros que estoy devorando ahora.

Después de un rápido paso por Japón con "Botchan" y "La Batalla de Iwo Jima" he empezado con tremenda sorpresa dos libros de ochomiles, "K2" de Ed Viesturs e "Into Thin Air" de John Krakauer. Estoy impresionado por las narraciones reales de sus autores y las imágines increíbles que transmiten sobre el comportamiento humano en tan inhóspitos entornos, el K2 y el Everest.

No voy a explicar más su contenido, que sin haber terminado recomiendo sin dudarlo, pero comparado con los montañeros, en concreto los ochomileros, el maratón o cualquiera de los deportes civilizados que practico es un chiste.

Intento hacerme una idea comparando con una carrera:

El dorsal cuesta miles o decenas de miles.

El recorrido no es el mismo para todos pero hay alguno más aceptado que otros.

Vas a la carrera a sabiendas que de cada cuatro que ha participado en otras ediciones uno morirá.

Puedes esperar durante meses para poder tomar la salida un día con buen tiempo.

No es raro darse la vuelta a un kilómetro de la meta porque de repente amenaza una tormenta y tener que empezar de nuevo.

Cada paso se ralentiza y hace más duro porque no entra oxígeno en el cuerpo. Piensas con dificultad.

Haces varias noches de camino y en ocasiones tienes que retroceder para dormir.

Las cuestas pueden ser verticales y con hielo y/o nieve fijo o cayendo.

No te apetece comer y te provoca nauseas hacerlo.

Algunos enferman y mueren y quedan a un lado de la calle mientras los otros pasan de largo porque no hay nada que puedan hacer.

Nadie te anima porque no tiene fuerzas para ello.

Otros caen y sus cadáveres quedan en el sitio, incluso puedes reconocer alguno de otras ediciones.

Nadie recoge los muertos.

A veces puedes tener que resguardarte en una pequeña tienda durante una noche y quizás te congeles.

Llegas a la meta y tienes que volver rápidamente antes de que te abandonen las fuerzas.

El retorno es tan azaroso como la ida.

Y me parecía duro correr...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

eLecturas

De los últimos gadgets que llegaron a mi vida, dos lo hicieron para quedarse, el reloj con GPS y el ebook. Este último terminará en mi opinión por revolucionar el mercado de la lectura y será al libro como el mp3 fue al CD. Ahora se escuchan las mismas opiniones que sonaban en los cambios de formato: el vinilo se oye mejor; el mp3 se siente metálico; a mí me gusta sobar las páginas de papel… Yo creo que la comodidad imperará, y la gente estará feliz de llevar toda su biblioteca de un sitio a otro, compartirla con facilidad y acceder a ella en cualquier parte.

Sobre todo creo que en general fomentará leer más, al tener acceso a más libros. Justo como ahora se escucha más música y más variada que hace años. En todo caso después de 14 meses con el aparato yo he pasado de leer unos 3-4 libros anuales a unos 20.

Quería escribir sobre lo que he leído estas últimas semanas. Ya he mencionado el libro de Haruki Muramaki, “De lo que hablo…” que sin parecerme un prodigio de entretenimiento tiene un atractivo especial para deportistas (o vigoréxicos, según versiones cáusticas), y me quedo con algunas anécdotas y reflexiones de un corredor veterano, que me ponen en situación de lo que será mi vicio y por tanto mi vida en 20 años.

Me ha gustado “Sé lo que estás pensando”, como dirían los horteras ópera prima de John Vernon. El verano no es verano sin novelas policíacas, y esta va de un asesino en serie y su cazador pero sin tintes escabrosos como la serie de Thomas Harris. Mantiene la atención hasta el final y la he terminado casi del tirón. También leí con interés este verano “La Voz”, de Arnaldur Indridason, autor islandés de novela negra “clásica”. Ya he leído varias de ellas, que cuentan con el aliciente de desarrollar sus historias en ese desconocido país.

Ahora estoy inmerso en Botchan, de Natsume Soseki, una novela corta publicada en su día por entregas que algunas críticas asemejan al “Guardián del Centeno”, supongo que por la acidez de su protagonista, un muchacho rebelde que acepta una plaza de profesor en un instituto de un apartado pueblo de Japón. A comienzos de verano releí el Guardián, uno de mis libros de adolescencia favoritos, y siendo Botchan de estilo más sobrio que aquel creo que no va decepcionarme. En cualquier caso, menos de 200 páginas con el ebook no creo que me duren una semana.

Como decía Will Smith en un interesante video dirigido a jóvenes de barrio, ¡running and reading! (está por el blog).

lunes, 20 de septiembre de 2010

XXII Media Maratón de Valladolid

Me ha gustado mucho el retrato que me ha tirao al vuelo mi co-tripi Pedrito, por lo sonriente y dinámico que se me ve. Si la cara es el espejo del alma, así iba mentalizado a esta carrera, porque estaremos de acuerdo que 30 kilómetros semanales las 4 semanas previas y 15 kilómetros las 7 anteriores no es la mejor preparación para los 21 y poco, por mucha calidad que tengan. Al menos el optimismo que no faltara.

Esta media fue mi primera pedestre, y aunque nunca me ha aportado mis mejores marcas es un fijo en mi calendario, justo después del verano para recordarte que si no entrenas no andas, lo que he vuelto a verificar al estrenar mi categoría de Veterano B con peor tiempo que el año pasado, 1:33:00 neto.

Una vez más la organización del evento ha sido impecable, y el tiempo delicioso para correr, fresquito pero soleado. Y con ánimo de disfrutar dentro de mis posibilidades salí con el grupo de ilusos del cajón de 1:30, porque ni la mayoría de ellos ni yo conseguimos ese tiempo.

Con mucha calma, arrancando el primer kilómetro a casi 5 minutos, me propuse acelerar progresivamente con la finalidad de adelantar corredores durante toda la carrera, en lugar de buscar mi sitio desde el primer minuto y defenderlo. Pude conseguirlo, disfrutando de la sensación de no ser apenas sobrepasado sino todo contrario. Ninguna anécdota excitante que comentar, excepto cuando adelanté a un grupillo de fornidos triatletas del Molpensa, un club rival, que comentaron a mi paso "naaa, no nos vamos a picar" "ni yo tampoco... puedo" -pensé-.

Hoy tengo las piernas como si hubiera corrido... medio maratón, sin entrenarlo. Este resultado me ha hecho pensar mucho en el libro que he leído de Muramaki, cuando explica sus sentimientos sobre envejecer y empeorar las marcas personales. No creo que en mi caso sea por tener un año más, sino por no planificar los objetivos ni los entrenamientos adecuadamente. Ahora he comprendido que alcanzar un buen nivel en los tres deportes no está al alcance de todos, y menos competir adecuadamente en un único contra monodeportistas dedicados, incluido el menda lerenda que es la referencia contra la que me mido.

Pero como he dicho, algún día ganaré esta media... mmm ¿cuántos la corren con 80...?

viernes, 17 de septiembre de 2010

Chanclo Runner

La fauna de invasores del anillo verde ciclista se ve aumentada con la llegada de un espécimen que ha despertado mi curiosidad: el Chanclo Runner.  Dícese del corredor que ejercita su principal actividad deportiva calzando lo que vienen siendo un par de sandalias de goma, sin apenas suela y algunas tiras de sujeción al pie, una justo debajo de los deditos y otra alrededor del tobillo. Sin embargo este ejemplar me ha hecho dudar de que se trate de una decisión no premeditada de neófito o futinero, porque independientemente de su vestimenta semihippie, su constitución, ritmo y técnica indican otra cosa.

El caso es que últimamente he leído varios artículos ensalzando las bondades de correr a pie desnudo, en contra de la corriente actual de los fabricantes de zapatillas de dotar a sus modelos con mecanismos de amortiguación, sobre todo en el tacón. La explicación que se ofrece para este cambio a lo básico es que la técnica de carrera se ve muy beneficiada si el pie aterriza con la parte anterior en lugar del talón, ya que además de reducirse el impacto, no se frena la inercia y se lanza antes la zancada.

Es muy significativo que estén apareciendo en el mercado modelos como el Five Fingers, una especie de guante de silicona con dedos que ofrecen una protección mínima a los pies, o marcas como Newton que elaboran zapatillas con este principio (una especie de fuelle en la parte anterior del pie amortigua e impulsa). Me temo que los genios del marketing han detectado una corriente, ya que los precios no son baratos, y tiene toda la pinta de ser una estrategia descremar el mercado o precio de penetración, o sea cobrar el máximo que los más caprichosos quieren pagar.

No así nuestro Chanclo Runner, que ha encontrado su propia versión de mercadillo y la emplea con éxito.

Por mi parte estoy convencido de que mis próximas zapatillas serán más ligeras que las actuales, porque en la foto del artículo aparecía un pie descalzo… que si te fijabas detenidamente tenía varios cortes en la planta. De momento, creo que dejaré a otros que marquen la tendencia.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Un lunes al sol

Hoy ha vuelto el calor para recordarnos que la estación sigue siendo el verano. Y con este sofoco no dejan de pasarme cosas estúpidas, sin importancia pero no por pequeñas no poco irritantes.  Por enumerar algunas, me ha picado una avispa mientras bajaba por una cuesta en curva a más de 30 por hora, se me ha caído la mochila del transportín varias veces, he tirado una bicicleta aparcada junto a la mía y por recogerla han caído las dos, en la piscina no ha dejado de entrar agua en las gafas y he tenido que ajustarlas n veces, se me han olvidado los tapones, en el take away me he quedado sin mi ensalada favorita, y para colmo de males se ha abierto el contenedor, derramado la salsa y partido el tenedor. Hay días que uno no debería levantarse de la cama.

Hablando de mi libro, ayer hice mi primer entrenamiento de cadencia en bici. He verificado lo difícil que resulta mantener una media de 90 revoluciones por minuto, cuando ni siquiera llego a las 80. Ya tengo otro objetivo para el otoño, además de mejorar mi técnica en piscina. Hoy un monitor me ha confirmado que deslizo bien pero que aún tengo puntos para corregir. Algo que ya sabía, pero que por otra parte me alegra porque sé que lo mío en el agua tiene remedio.

Con la línea de los libros, después de leer al corredor-escritor Muramaki, visualizo la media de Valladolid del domingo de otra forma. No he hecho ninguna preparación específica y que se me vuelvan las piernas de chicle si me apetece correr 21 kms, pero supongo que tendré que ir e intentar disfrutarla, sin ánimo de tiempos ni comparaciones con anteriores ediciones. En este sentido este señor y su existencialismo sí son un referente. Otra cosa es que me apunte a los 10 kms de Madrid corre por Madrid, para lo que tengo de plazo esta semana. El canje de una mañana en bicicleta por 40 minutos corriendo no me resulta muy tentador… aunque he empezado a leer “Sé lo que estás pensando”, de John Vernon, y quizás una novela de psico killers me anime a un poco de acción competitiva. ¡¡¡Sub 40’… sangre!!!

 

 

martes, 7 de septiembre de 2010

Tuiteando posts

Me han donado una blaberri y como me gusta mucho exprimir las posibilidades de los cachivaches he buceado en sus aplicaciones, entre ellas el Twitter, pero después de escarbar un poco creo que de momento paso. No es que tenga mucho que contar en mis posts últimamente, pero me parecen muy frías esas sentencias deslavazadas que están  “twiteadas” por ahí, todas llenas de arrobas y nombres de fantasía y lo que es peor, nimiedades. Pero como se me ha pegado un poco voy a telegrafiar mis deporticias.

Estoy leyendo el libro de Murakami de lo que habla cuando habla de correr. Me parece entretenido, pero no excesivamente. He leído posts más divertidos e interesantes en los blogs que leo habitualmente e incluso me atrevo a decir que en el mío. Y por favor, que alguien enseñe a este hombre a hacer series o por el estilo, está atascado en su entrenamiento. La cifra de 10 kms al día como obligación es hermética. Los corredores somos dogmáticos, cuando nos entra algo en la mollera es difícil cambiarlo.

Casi se acabó el verano y para mí la temporada de triatlón. Finalmente no he podido inscribirme al tri de Comillas el día 11, y por otra parte no estoy muy fino corriendo, porque en todo el mes de agosto corrí 80 kms. Me las voy a ver canutas en la Media de Valladolid, con este exiguo kilometraje. Hoy para empezar a sacudir la caraja del verano, después de un par de sesiones de farlek la semana pasada he atacado 6 miles y me ha salido una sorprendente media de 3:47.

El mes de agosto lo dediqué a nadar, prácticamente todos los días de mis vacaciones en el mar. Después de un año nadando recurrentemente, creo que entre las clases y la práctica he mejorado, ahora soy capaz de hacer 10 series de 100 metros en un ritmo aceptable, y en una hora nado 3 kilómetros en piscina. Me queda que aprender, por lo que me he vuelto a matricular en Aqua.

También pude entrenar toda una semana seguida con la bicicleta. No tengo problemas para hacer kilómetros, el pasado domingo pasé de los 100 en solitario, pero creo que debo trabajar la cadencia para conseguir un pedaleo de 90-95. Para entrenar ese objetivo este otoño, he comprado el sensor de cadencia para el Garmin 405 (lo más barato, en www.rei.com) y he cambiado el cassete de 11 x 23 piñones a 12 x 27, para no subir las cuestas trabado. He perdido el desarrollo más largo del piñón 11, pero me da igual porque en rodaje llano no suelo poner menos que el 17.

También he comprado en las rebajas unas zapatillas de triatlón para la bici, unas Shimano (en Chain Reaction). Sobre todo para poder dejarlas atadas con gomas a los pedales y no dar saltitos para ponérmelas, ni intentar enganchar el pedal mientras a mi alrededor la gente sale zumbando.

Ahora unas @@@@corriendoeneljuancarlos y ya está el post. J

domingo, 29 de agosto de 2010

27ª Carrera Virgen del Villar: Operación Mendrugo

Un año más se aproximaba la primera carrera pedestre de la temporada, los 10k de Laguna de Duero (Valladolid), carrera BBB (buena bonita y gratis), muy conveniente para sacudirse el marasmo post vacacional. El aprendiz de triatleta no se encontraba en su mejor forma de carrera, después de un verano dedicado a los triunfos natatorios y a la bicicleta.

Por tanto, el tri-globero, muy satisfecho con la idea, decidió plantear la carrera como un entrenamiento de transición, con un rodaje previo en bici de 40 kms. Manos a la obra, los engranajes de la organización se movieron una vez más para conseguir un amigo que recogiera el dorsal, una semicítrico que proporcionase las zapas y vigilase la bici y una familia como público abnegado dispuesta a aplaudir cualquier actuación del nivel que fuera. Sin incluir el mono de tri, gel, portadorsal, y demás impedimenta triatlética. 

Así, el aprendiz de brujo se lanzó a la carretera muy decidido a superar el exigente entrenamiento del día. Pedaleo rápido, cadencia, cadencia, cadencia. Alguno más de los kilómetros previstos, al habitual y al mismo tiempo cansino 30 por hora de media (¿llegaré a superar este ritmo algún día?), y con buenas sensaciones, entrada en el pueblo...

... para ver cómo una larga fila de corredores de todos los tipos, ritmos y colores recorrían ya el circuito que tantos honores debía proporcionarme: había equivocado la hora de salida en 30 minutos. Mi pequeño público privado, decepcionado y con caras tristes. Yo, con cara de membrillo, viéndolo sin creerlo. Mi amigo corriendo más de 5 kms con un dorsal doblado en el bolsillo.

Más tarde, sacudiéndome la estupefacción y el sinsabor, pude rodar media hora fuerte, algo más de 7 kms, para no dejar en el tintero los planes del día. Estas situaciones empiezan a ser una costumbre. La maldición del pulpo..¿?

martes, 24 de agosto de 2010

Nadando en el mar

El mar es inmenso y en él los humanos que nadan son torpes seres fuera de su hábitat. Muchos peligros nos acechan, la mayoría invisibles. Las corrientes y mareas, las olas, los animales y las plantas que bullen bajo la superficie, la hipotermia. Otros por visibles no son menos peligrosos, como los barcos y lanchas rápidas.

Nadar solo en el mar implica una gran templanza. Más que dominar el cuerpo, hay que dominar la mente. Cuando aparecen los temores, fundados o no, hay que mantener la calma, concentrarse en la técnica. Calcular tiempos, distancias, fuerzas. Es semejante a la fuerza de voluntad y el estado de ánimo que llevan a una persona a completar un maratón. Pero en un maratón pasa algo y te paras. Alguien llega a ayudar. En el mar, no.

Estas vacaciones nadé mucho en el mar. Este año las Rías de Galicia estaban muy frías, al parecer porque ha soplado mucho viento norte. Esto hace que el agua esté limpia, no obstante. Así, cada día me enfundaba mi neopreno, mis gafas y mi gorro y me adentraba en el agua, hasta la playa de enfrente, y vuelta. Se me dejaba de ver entre las olas. Algo más de media hora sólo, solo. Lo suficiente para dejar de sentir los pies de frío. Para creer ver medusas y peces por todas partes. Para verme a veces zarandeado por las olas como un muñeco, mareado por el vaivén. Pequeñas brazadas en la inmensidad.

Pero las pequeñas brazadas te acaban trayendo de vuelta. El neopreno también ayuda, otorga una flotabilidad y protección como la capa de Supermán, aunque la primera sensación sea de frío repentino, que pronto desaparece. Los trajes de nadar también deslizan más rápido, uno se siente como una foca. A veces el mar se enfada y te obliga a respirar sólo de un lado, donde no te golpean las olas. Otras, te lleva hacia donde quieren y tienes que esperar a que se le pase el enfado y te deje continuar, mirando continuamente hacia donde vas. Eso sí, en la dirección contraria será indulgente y empujará a tu favor.

Beberás algo de agua salada, que si no fuera por el sabor estaría deliciosa por la temperatura, pero no será desagradable, al menos hasta que no salgas del agua. Y ya en la playa, te tambalearás a la llegada y torpe te quitarás el traje ante las docenas de paseantes que no serán capaces de entender por qué haces eso, adentrarte en el mar y volver.

Y yo tampoco soy capaz de saberlo. Pero tampoco sé por qué me pongo las zapatillas y salgo a correr con casi 40º. Algo que me infunde mucho respeto, también me da un orgullo secreto. Soy capaz de hacerlo. El miedo mata a la mente, y yo lo he dominado.

lunes, 16 de agosto de 2010

XI Travesía a Nado de Porto do Son (o XVII Exaltación do Polbo)

De cómo me vi ganador de mi categoría en la travesía a nado de Porto do Son (14/08/10).

Firmado:
El Campeón de Porto do Son

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14:30. Sábado de vacaciones en un pequeño y delicioso pueblo costero de Galicia. Sol, placidez y alegría envuelven la mañana. Varias familias se encaminan a las carpas donde se lleva a cabo la XVII edición de la Exaltación del Pulpo (sorry, el polbo en gallego no es lo que pensabais...), sonido de gaitas y colas para recoger, en esta ocasión no los chips sino los tickets de las consumiciones. Más adelante, no daban el dorsal sino el alvariño y el pan y más allá, el pulpo.

15:00. Con un ambiente festivo las tres familias allí reunidas se dispusieron a dar buena cuenta de sendas botellas de vino y las raciones de octópodo. Alguien me preguntó si iba a participar en la travesía de 900 metros en la playa de Portosin, la marina de Porto do Son, prevista a las 17:00. "Ya veremos. Depende del pulpo".

16:15. Una vez ingerido la dosis proteica y el zumo de uva fermentado, con un pedete lúcido los adultos del grupo toman asiento en una de las terrazas de la plaza del pueblo. Los gintonics empiezan a circular, pero el nadador en ciernes, futuro campeón de Porto do Son se abstiene. Son muchas las tentaciones: el licor con viejos amigos, la siesta... como no es plan de vomitar en medio de la travesía, opto por conservarme.

16:40. "¿Bueno qué, vas a hacerla o no?" Me espetan mis contertulios. "Sí, un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer". El pulpo, el alvariño ya casi disipado y yo nos levantamos, dispuestos a seguir nuestro destino, en busca del coche. Varios borrachines me acompañan de asistentes en un viacrucis del club de la comedia. Al menos no me dejan oir mis pensamientos con tanta cháchara.

16:45. "¡¡Mis gafas de nadar!! Están en tu coche. ¿Que tienes que ir a por las llaves?". Ahhhh!!!

16:50. Arranco el coche y me encamino a Portosin, no hay sitio para aparcar más que al final pero por suerte allí mismo es el puesto de la organización. Mis acompañantes no dejan de farfullar paridas sobre mi "turbo".

16:55. "¿Llego a tiempo?" "Sí, date prisa que salen los cadetes primero". Me embuto en el neopreno a toda prisa, haciendo un pequeño corte en la manga, y corro hacia la arena donde distante ya salen los cadetes. Me quedo a un lado hablando con varios nadadores con neopreno, muy pocos, que me explican el recorrido porque no he llegado a tiempo de oírlo. Un señor mayor nos hace bromas sobre el traje y la temperatura del agua, pero no sé si sabe que con ello vamos a nadar más rápido.

17:00. Sin calentar ni humeceder las gafas suena la bocina. Corro hacia el mar y salto, y empiezo a nadar. El frío del agua (no creo que llegue a 20º) me desembota la cabeza. Afortunadamente no hay muchas olas. La primera boya se divisa bien, y engancho a uno que se la ha saltado y tiene que retroceder, yo me ciño bien para que tenga que esperarme. De camino a la siguiente boya tengo que ajustarme las gafas, no veo nada y hay muy poca gente para seguir a nadie, por lo que necesito ver por donde voy.

17:XX. Esto se hace muy corto, después de la tercera boya tengo que volver a ajustarme las gafas para buscar el recorrido más recto a la arena. Me he pasado un poco y voy en diagonal, apretando para llegar antes que otro nadador. Veo que sale del agua y yo doy unas brazadas más antes de incorporarme, que me dan ventaja. Me da la impresión de que no se ha enterado que esto es una carrera porque cuando echo a correr como puedo, con el mar por las rodillas, él hace lo mismo.

Entramos en línea de meta y yo inclino el torso lo que puedo para superarle, la gente nos aplaude sinceramente, agradeciendo el esfuerzo final, y nos damos la mano sonrientes. No sé que tiempo he hecho porque no me he puesto ni el reloj.

Hay muchos más espectadores que nadadores, que siguen entrando, y yo me encamino a buscar a mis padrinos. Siguen muertos de risa, me han perdido la toalla y se parten cuando me cambio de bañador como las marujas, tapándome como puedo.

Me caigo de culo al agua porque se ha aproximado alguien para hablarme en mitad de la operación, y me pone nervioso. Me pongo el bañador al revés para hilaridad de mis amigos, que empiezan a plantearse la posibilidad de constituirse como un dúo cómico.

Cuando me acerco a por mi camiseta conmemorativa, mi rival me llama porque la organización no me ha tomado el número. Me acerco y delante mío le dicen que yo he llegado primero. En ese momento empiezo a olerme que he podido quedar tercero en mi grupo de edad (>36). Los borrachines siguen dando voces sobre mi victoria, mi bañador al revés y las adolescentes que están viendo la prueba. También dejan tirado mi traje en el suelo y se llena de arena.

Nos quedamos esperando la entrega de trofeos, a continuación, porque el alvariño me ha dado mucha sed y espero también que den algo de beber. Cuando toca mi grupo, llaman al tercero que no está. El segundo es mi rival y yo ya empiezo a flipar. Me llaman al podio, y allí que subo con el bañador al revés, y llenando a todos con arena de mis chanclas al levantar la pierna. Mis padrinos gritan y jalean como locos.

Me dan la copa, estrecho un par de manos y me quedo mirando al público. Por un momento pienso que tengo que decir algo, porque todos están callados. Pregunto a mi compañero de podio qué se hace, pero él no sabe tampoco. Nos hacen una foto con un móvil, levanto un poco la copa como disculpándome por venir al pueblo a quitarles los trofeos y regreso a mi sitio.

Tengo que volver a cambiar la copa, porque me han dado el primer premio a la categoría femenina. Mis asistants están eufóricos. Quieren llenarla de gintonic.

Así, para mi estupefacción, soy el vencedor de mi categoría en la XI edición de la Travesía a Nado de Porto de Son. No sé si he ganado a muchos (¡¡al menos a otros dos!!), pero oigan ustedes, ¡qué se hubieran apuntado!



Y el primer trofeo que gano en mi vida, a la vitrina. Aunque el dulce sabor de la victoria me produce más risa que otra cosa. Si no, que pregunten a mis acompañantes...

Tuneando el Garmin 405

Quizás los orgullosos poseedores de este diabólico gadget ya se habrán dado cuenta de la delicadeza de la correa de plástico con que se entrega. Yo que no me lo quito ni para nadar al cabo de casi dos años de vida he tenido que volverla a sustituir. Los síntomas, los de siempre: se va pelando la trabilla donde se sujeta la correa hasta que se desprende, luego esta queda suelta y poco a poco se agrieta hasta romperse. Mientras tanto, puede sujetarse con una goma dando una triste impresión.

El recambio de la correa puede encontrarse en varias páginas españolas (p.e. http://www.activagps.com/) a un módico precio de 30 eurazos más portes. Me enoja que cobren eso por un cacho de plástico, pero peor aún que no dure ni un año. ¿No es un reloj para hacer deporte? Menuda resistencia.

Como no quería volver a pagar 36 euros y repetir la jugada, busqué las correas de velcro que vienen con el último Garmin 405 CX, un clon diferenciado por esa característica, con la esperanza de que sean más resistentes. Pero... oh, genios del marketing, amos y señores de los canales de distribución: esas correas no se comercializan en España, o al menos no he sido capaz de encontrar ninguna web que lo haga.

Finalmente, desde USA me las han mandado en sólo una semana, en http://www.rei.com/. Para deleite del servicio de mensajería, el porte ha costado casi tanto como el producto, 25 dólares, precio que también confirma mis sospechas de que cobrar 30 euros por una correa de plástico insulta al cliente.

En todo caso, creo que el reloj gana o al menos un cambio de look le favorece. Para los que aún no tengan este capricho del deportista, observad cómo se va curtiendo la corona de color metalizado con mil batallas. 




lunes, 26 de julio de 2010

No se acaba la temporada

Me dan flashbacks de mi vida anterior de corredor cuando llegan estas fechas, el sol golpea con fuerza y la ciudad empieza a vaciarse. Imagino que los vestuarios del Retiro empezarán a quedarse sin parroquianos, salvo esos irreductibles asiduos del "Arbol de Beni", un lugar tan emblemático para los corredores de ese santuario como el árbol donde la historia recuerda que las tropas napoleónicas apoyaron un cañón en su infame guerra de conquista. 

Pero eso es sólo una sensación, porque en triatlón seguimos con la temporada alta y hay que seguir entrenando. Entre mis planes por un tecnicismo en extinción me he quedado fuera de competición en el Tri de Valladolid, una curiosa regla desplaza al fondo de la lista de espera a los inscritos en detrimento de los triatletas que figuren en el ranking nacional aunque se apunten después (eso sí, ¡pagas primero!) En todo caso me anoto para mediados de agosto un duatlón en Cantimpalos (espero que la bolsa incluya chorizo) y en septiembre el triatlón de Comillas.

¿Y después se acaba la temporada...? Bueno, antes llegan las vacaciones en las rías altas, que además de buen yantar son una magnífica oportunidad para practicar en mar abierto con mi flamante neopreno.

Y después, ¿a descansar...? Norrrlll, inicio de la época de carreras a pie con la media de Valladolid y los magníficos diez miles de Madrid, a ver cómo rinde un aprendiz de triatleta con los fogueados monodeportistas.

Aquí no se cierra por vacaciones...

Media Valladolid 2010

Señores,

Un año más se han abierto las inscripciones de la carrera que voy a ganar con 80 veranos, por ausencia de contrincantes en mi categoría

 

http://www.mediamaratonvalladolid.com/

 

Como referencia sirvan mis posts de años anteriores. Una media buena bonita y barata, con la estación del AVE muy cerca y billetes subvencionados.

 

martes, 20 de julio de 2010

ἔκστασις

Extático me hallo, pardiez, ante los resultados de la carrera del pasado domingo. Porque muchas y buenas han sido las reflexiones que he sacado:

- mi mejor tiempo en aguas abiertas (14:25) me sitúa en el puesto 199 de 350. Tengo mucho margen de mejora, apenas he empezado con una semana de series y sorprendido consigo una marca proporcionalmente mejor que la de Villameca, aún saliendo entero del agua. Es la disciplina en la que estoy más flojo, pero por otra parte la que me quitará más minutos.

- primera transición: 2:23. Casi un minuto peor que las transiciones de los mejores triatletas. En cuanto consiga calzarme las zapas al vuelo, esto es, dejarlas puestas en los pedales, bajaré.

- 34:37 minutos en la bici, el 153. Estoy en la media, pese a entrenar una vez por semana y sin ningún tipo de método (series, pulsaciones...). Con alguna sesión más y mejor orientada, bajaré.

- segunda transición, 1:16. No hay mucho que recortar, ya me descalzo en marcha y son segundos lo que pierdo respecto a las mejores transiciones.

- 19:55 en 5 kilómetros, a 3:59, el puesto 50. Aquí estoy servido, el esfuerzo marginal para bajar uno o dos minutos en esta distancia no me compensa, ahora mismo corro menos de 30 kilómetros semanales, pero rápidos. He observado que si hubiese llegado en esa posición en las otras dos disciplinas, estaría entre los 20 primeros de la absoluta.

Total, el 115 de la general con 1:12:38 y el 20 de mi categoría (64). Muy contento en mi primer sprint, cada vez que lo pienso me da alegría. Muchos seguro que no comprenden el veneno de los tiempos, pero reto a todo el que haya competido a que me diga que no lo ha probado, que nunca ha estado enganchado.

Podría escribir mucho sobre la necesidad de cuantificar, bajar los tiempos. Me gusta preparar a mi cuerpo para las pruebas, tensarlo como un arco y dispararlo en un día. La tensión de los prolegómenos, el esfuerzo desenfrenado, el dar todo lo que uno puede, sorprenderse de que se puede mejorar lo que parecía imposible en los entrenamientos. En medir el dominio de la técnica, en comparar.

Si fuese un consultor tendría las claves para realizar un análisis DAFO (debilidades-amenazas-fortalezas-oportunidades) de mí mismo, pero como sólo soy un aprendiz de triatleta con unos recursos de tiempo y material escasos tengo ahora claro dónde hincar el pié y dónde mantener.

No me va a costar, porque estoy en esa parte dulce de la curva de utilidades marginales donde pequeños esfuerzos suponen grandes mejoras. Tengo como comparación histórica las referencias de tiempos desde que rompí a correr en el otoño de 2005 y mi mejor momento de forma en la primavera de 2009. Yes I can. Todos podemos. Cada uno establece su propio objetivo y lo ataca con actitud enfocada, tesón, método.

¿Queréis la fama? Pero la fama cuesta. Y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.

(música pegadiza de fondo, la imagen se disuelve)

domingo, 18 de julio de 2010

III Triatlón Juan Carlos I

Había pocos rincones que no había pisado en este parque, o nadado, y hoy he tenido la suerte de recorrer la ría, junto al kilómetro que tantas series me ha visto hacer. No se han rascado mucho la cabeza para el recorrido pedestre, comparado con todo lo que puede ofrecer este parque, pero no quiero ser un criticón de las organizaciones, porque la de hoy puede clasificarse de muy eficiente sin grandes alardes.

Mala noche, con vueltas y sueños sobre la carrera, para enfrentarme a mi tercer triatlón como participante y quizás segundo como finisher, según jerga triatlética. Pero tengo muy leído que lo importante es descansar la semana antes y no la noche anterior, por lo que sin más cavilaciones me lancé de la cama para desayunar, recoger mis bártulos y plantarme en menos de 10 minutos desde casa en boxes.

Esta iba a ser una prueba más animada, con 400 participantes en grupos de edad y casi tantos en la popular, lo que nos retrasa más de media hora el comienzo. Dejo mis cosas en mi número, agracediendo una caja para depositarlas, y camino hacia la salida, escapándome de la ruta que recorren todos para dar con una fuente, que ya empieza a apretar el calor. De echo un montón de triatletas esperan a la sombra mientros los menos calientan en el agua y muchos menos trotan.

Las primeras dos oleadas van con orden, les colocan en filas y entran en el agua por orden de dorsal o mejor dicho gorro. En lugar de 5 minutos de separación anunciados serían 1, y por eso la de los viejos, nosotros, será un caos. "¡Todos al agua, ya!" Nos metemos como podemos a mogollón y antes de llegar a la cuerda que marca la salida en el agua, bocinazo. Joer, que prisas. Lo bueno es que no tengo a nadie delante ni a los lados y ya salgo directo, sin problemas más que un cagaprisas que se come mis pies al pretender nadarme por encima.

El agua está muy bien de temperatura, pero muy sucia. Afortunadamente no beberé ni un traguillo, porque solamente veo algo de luz cuando levanto la cabeza. Las carpas deben llevar sónar. Y nado y nado, sin mucha perspectiva de lo que tengo alrededor, un poco agobiado por lo que debo respirar alternando un lado un rato y luego otro, en detrimento de mi eficiencia. Adelanto gente que nada a braza, "estos van peor que yo" pienso. Desde los puentes anima la gente.

Y ya está aquí la plataforma, trepo por ella y corro... y corro... y corro ¡casi 300 metros!. Bueno, me sirve para de camino adelantar a un despistado y recojo el HPV (vehículo de propulsión humana) sin novedad. Otra carrerita y a montar. Vaya, no encaja el pedal. Al quinto intento lo consigo, y salgo al recorrido en los adelaños del Ifema. Voy rápido, pero pronto me pasa un grupete de media docena que incluye a un par de "carboneros", y como puedo me pego a ellos. 

Al principio les sigo varios metros por detrás, pero según pasan los 5 kilómetros de la primera vuelta el grupo se purga y quedan 3 y yo detrás. Susto en la primer vuelta, pillo un agujero en el suelo y mi rueda se lamenta un "BING" que me hace pensar que he pinchado. No es así, y sigo rodando. Las rotondas se me hacen amplias, sin mucha gente y ya con el ritmo interiorizado generosamente o con un par empiezo a entrar en los relevos en la segunda vuelta, y vamos bastante rápido, a 38 km/h. En la última vuelta dejo al grupo atrás y entro en boxes.

Transición rápida, en esta ocasión pruebo a quitarme las zapas en marcha y lo consigo sin desequilibrios, adelantando a otros 4 en el proceso. Medio minuto para la transición, y ya dentro de boxes pongo el motor a 4:09 minutos por kilómetro. ¡A atacar el recorrido que he estado entrenando estas semanas!

Y la historia se repite, corazones de verano. Me quito la careta de runner de incógnito y empiezo a pasar tropa, sin pausa y sin prisa. Primer avituallamiento, con vasos de agua, no me j... me lanzo uno por encima y casi me asfixio con otro y se me quitan las ganas de repetir. Pero esto va a ser breve, y ya voy a por la segunda vuelta. Como siempre oigo ánimos al que viene pisándome los talones pero pienso, "te va a costar amiguito". Esprinto lo que puedo y entro en meta. Acabo de calzarme un 5 mil en 20 minutos y 4 segundos.

Larga cola hasta la entrega del chip, y la camiseta, bastante fea y de algodón para mi consternación, porque quería una "S" para mi chica la más grande. Mucha gente chorreando de sudor y muchos cubiertos con pecina de la ría, pero todos sonrientes y sin los apretujones de las carreras populares.

Comprendo ahora por qué todo el mundo me recomendaba debutar con un sprint y se sorprendía de que quisiera hacerlo con un olímpico, porque la sensación de fatiga que tengo es inferior a la de una carrera de 10 kilómetros. Y las clasificaciones... to be continued.

sábado, 17 de julio de 2010

El día D-1

Ya he preparado todo el utillaje para el Triatlón de mañana, para reducir tensión y no olvidar nada en el último momento: casco, gorro, portadorsal con el dorsal, un gel con cafeína por si aca, pegatinas para casco y bici, chip, mono, zapas de correr y bici, gafas, tapones, líquido antipinchazos, bidón de agua y de CO2. Puf. Como para ir a la guerra.

Me toca en la última oleada. Me ha hecho una cierta gracia recordar el día D en Normandía. Y estoy aliviado, porque no sentiré el oprobio de que me vayan pasando los de oleadas posteriores.

Mañana, la crónica.

martes, 13 de julio de 2010

Post Gloria

Transcurre la semana henchido de gozo y felicidad con el show de la selección danzante, aunque ya un poco hastiado de tanta metáfora lacrimógena e hipérbole de periodista deportivo (disparó con el alma... nunca en la historia bla bla bla; vamos, que ni la Caida de Roma). Si hasta echo de menos poner la caja tonta y no ver parlotear a la Esteban y compañía.

Pero a mí todo eso me importa un bledo, y mientras los carteles de los empleados de Marsans en su propia sede reclamando sus salarios atrasados me recuerdan que la vida sigue y España no va bien, encaro otra semana con competición. El domingo tengo el honor de incluir en estas páginas un triatlón en el parque que da nombre a este blog, aunque para ello corra el riesgo de ser devorado por las carpas o por la diarrea que pueda pillar en la ría.

No llevo mala preparación para este sprint (750+20+5), después de varios fines de semana seguidos en los que he aguantado un duatlón largo, un triatlón olímpico y una tunda de más de 100 kms en bici propinada por los Tripis. Todo esto sería más conveniente para una distancia más larga, porque el equivalente en carrera pedestre de un tri sprint puede ser un diez mil, y para eso estoy un pelín lento.

Es campeonato de Madrid el domingo, no viene nadie del club, y yo supongo que mi participación no tendrá pena ni gloria, pero estoy encontrando satisfacción en el entrenamiento: el sábado después de 12 kms de rodaje rápido seguidos monté con ganas otros 40; el domingo arrastré mi pájara por media provincia de Valladolid; el lunes empecé a hacer series en piscina; hoy reté al golpe de calor del mediodía recoriendo el circuito del domingo... de todo menos reservarme. Ya llegará agosto con las vacaciones de por medio y los problemas para entrenar fuera de la rutina.

Pero lo que más ilusión me hace es escribir un post en el nadando-pedaleando-corriendoeneljuancarlos...


lunes, 12 de julio de 2010

Los perros atados con longanizas

Esta mañana casi todo parecía igual. No había billetes por las calles ni perros atados con longanizas. Hubo que venir a trabajar, como todos los lunes. Supongo que la tasa de paro seguía al mismo nivel, por mencionar un problema. Pero había algo vidrioso en los ojos de españolitos y españolitas que delataba que habían pasado por una metamorfosis extática. Cómo después del asesinato del presidente de EEUU, cuando la gente se preguntaba “¿dónde estabas tú cuando mataron a Kennedy?”, la gente hoy se pregunta con una infantil sonrisa en los labios “¿dónde viste tú el partido?”.

Pena que a mí no me guste nada el fútbol y me aburra soberanamente ver deportes en la tele, porque nunca podré llegar a comprender esta dicha. Eso sí, me provoca hilaridad las reacciones contra esta alegría espontánea e inocente de nacionalistas celosos de esta movilización y de sus símbolos. Me gusta observar como por una vez nos sentimos orgullosos de ser españoles y lo manifestamos, sin vergüenza ni mirar atrás ni sospechar de nuestras banderas.

Y me gusta, por qué no, estar hoy rodeado de pastorcillos de Fátima después de haber tenido una visión.

 

PD: Yo confieso, fui uno de los pocos que no vio “el partido”. La última vez que vi uno fue en el Mundial del 82, cuando Bélgica ganó a España en cuartos (¿trauma infantil?). Me hubiera gustado, pero soy incapaz de concentrar mi atención en un partido más de dos minutos.

 

 

miércoles, 7 de julio de 2010

Semana flotante

Un poco flipao sí he estado esta semana, sobre todo el lunes contando la hazaña en la oficina, recibiendo saludos y enhorabuenas de amigos y conocidos por haberme licenciado en Triathlón. Pero esto no ha hecho nada más que empezar, porque lo que se impone ahora pasado el trago de "mi primera vez" es un poco de racionalidad en mis entrenamientos. También me ha quedado claro que tengo mucho que aprender y mejorar nadando, pero también me faltan kilómetros en bici.

Desde la competición hasta hoy he nadado con pullboy, para no mover el tobillo dañado mientras lo recuperaba con un cóctel de pomadas (voltarén+ibuprofeno+trombocid), pero me ha podido el mono y este mediodía me lancé a la sopa espesa de aire a casi 40º que se respiraba hoy en el JC1. Me apetecía mucho correr y me daba igual.

Con sólo unas mallas cortas y una buena capa de protector solar, he ido haciendo el via crucis de las fuentes, porque cada 2 o 3 kilómetros debía meter la cabeza debajo de un chorro. "En verano busca la sombra el galgo". Juá. Hasta un solitario coche de policía se ha parado para ver si me desplomaba o algo así, quizás de puro aburrimiento porque la densidad de población del JC1 era menor que en el Gobi. Quizás por pura alucinación he estado a punto de lanzarme al lago, a jugar con las carpas, pero eso se postpone para el Triathlón del 18.

Al final no ha estado mal el rodaje, el ritmo en torno al 4:30 ya empieza a ser un hábito y no hay quien me saque de él en cualquier circunstancia o clima. Y después de los 10 kilometrillos de rigor, ahora sí un buen baño en solitario en la piscina. Sin carpas y viendo el fondo. Nada es perfecto.

domingo, 4 de julio de 2010

V Triatlón de Villameca

Después de una mañana de tormenta, tanto de mis nervios como de los cielos, el día se aclaró y el sol brilló sobre el agradable entorno del embalse de Villameca. Pinos, montañas y aguas tranquilas.

"No hay traje de neopreno. La temperatura del agua supera los 23º". Recojo mi dorsal y ritualmente preparo mi bicicleta: pego un gel ya abierto al cuadro; coloco el bidón de agua, el espray antipinchazos y un cilindro de CO2; pego las pegatinas de la bici y del casco; saco los dos pares de zapatillas; el portadorsal, las gafas y el gorro y voy para boxes a dejarlo todo.

Nos hacen entrar en el agua por orden, y nos colocan detrás de una tira de plástico. Algunos calientan, la mayoría solamente esperamos.


¡¡Bocinazo!!


En esta ocasión mi objetivo es no zigzaguear y evitar nadar más metros de la cuenta. Yo lo consigo, no así algunos que se van chocando conmigo todo el camino. Recibo una patada en los dientes pero afortunadamente no en las gafas. Y muy tranquilo, termino todo el recorrido consistente en dos vueltas a un triángulo formado por tres boyas.



Cuando salgo, me sorprende que todos lo hacemos caminando. Escucho por los altavoces "los últimos participantes van abandonando el agua". ¡Vaya hombre! Si finalmente sólo sería el 98 de 139 llegados, no es para tanto...

¡A la bici! Llegamos cuatro al tiempo al mismo corrillo y veo cómo salen todos más rápidos que yo. Mmm esto hay que practicarlo. Muchos dejan las zapatillas en los pedales y me comen medio minuto. No obstante, el recorrido me resulta muy cómodo, hago una media de más de 33 km/h y en ese momento hasta pensaba que lo estaba haciendo muy bien, incluso adelantando a varios... la realidad, posición final 105 en este segmento. Pero sobre todo, no he pinchado, ¡pulgares arriba!



Otra transición, más rápida pero aún mejorable, y descorazonadoramente muchas bicis, al contrario que en la anterior. Pero dos buenas noticias: voy a terminar mi primer triatlón, y ... ¡yo soy un corredor infiltrado! Mi chica me grita al salir, "¡venga, que esto es lo tuyo!" y de la emoción me pongo por debajo de 4', pero en seguida corrijo ritmo, las piernas están muy tocadas y hay montones de cadáveres en el camino. Gel con cafeína, y a pisarlos.



El recorrido consiste en tres vueltas por caminos de un carril por los que los corredores vamos casi en fila, en sentido contrario uno por cada rodera. Para complicar el circuito, hay un par de buenas cuestas con sus bajadas, y una nube de polvo nos envuelve literalmente. Hace calor, pero hay varios avituallamientos de agua cada pocos kilómetros, con niños entregando las botellas. ¡Cómo no cogerlas!

Empiezo a adelantar a uno tras otro sin cesar, y me sorprende que todos éstos que ahora están casi parados han sido más rápidos que yo en el agua y en la bici. Pero así es el triatlón. Seré el 26 de este segmento con un ritmo medio de 4:20. Puf, si esto es casi como un rodaje... con un calentamiento variado antes.

No es fácil sobrepasar a alguien, hay que saltar al centro del camino, con vegetación, con cuidado de no chocar con el corredor de frente, y de vuelta a tu rodera. Eso conlleva un gasto de energía adicional, que a estas alturas no sobra. No me atrevo ni a mirar el ritmo del segmento, sólo los kilómetros restantes. Y para colmo de males, coño Toño (eso pone su traje), un bombero que se resiste a que le pase sin más y me pisa los talones hasta la última cuesta, en la que tengo que aplicarme con mi pin-pín (marca registrada) para marcharme solo.

Huelo a meta, los últimos 300 metros no veo a nadie a quién pillar ni que me siga, pero aprieto. Porque esto ya no me lo quita nadie. Bajo un desangelado y sencillo arco de goma recibo satisfecho mi licenciatura con un aprobado, el 76 de la "oposición".

Ha sido duro, aunque menos que el Duatlón de Espinosa. Me marcho con los pies sangrantes, con varias ampollas, y una torcedura con derrame por los saltos por las roderas. Pero feliz. Ahora ya sí soy triatleta.