lunes, 28 de marzo de 2011

Homo Runner



Este fin de semana tocó correr por Burgos. Qué afición deben tener los runners de esta bonita ciudad, con este agradable clima. El caso es que no me crucé con ninguno, en todo el rato que rodé el domingo por la mañana.

Sí pude disfrutar de viento racheado y lluvia de los que o te matan o te hacen duro. Me sorprendió el número de ciclistas, algunos bastante mayores, desafiando las inclemencias en la bici, que se sienten más que a pie.

Visité Atapuerca bajo esa misma lluvia, y no es que se aprecie gran cosa del yacimiento, pero las explicaciones y el ambiente de la cortada donde se ubican los restos te hacen reflexionar sobre nuestros antepasados.

Yo pensé en lo cercano de su existencia, comparado con los millones de año de la vida. En el increíble desarrollo de nuestra civilización, desde nuestra vida en esas madrigueras, pero también en la dependencia absoluta de la energía, el petróleo y lo perdidos que nos encontraríamos en aquella época.

Y lo importante. Aquellos "monitos" de Atapuerca, o mejor Homo Antecessor, eran bípedos de 1.80 y 110 kilos. No pude evitar pensar en su velocidad en carrera, entrenada en la caza y la huida, pero con satisfacción los imaginé pedaleando, torpemente.

¿Qué fue de aquellos Neanthertales? Convivieron con nuestro inmediato antepasado, el Cromagnon, y de repente desaparecieron. ¿Los eliminaron los Cromagnones? (los Antecessor devoraban los hijos de sus enemigos). ¿No se adaptaron y desaparecieron? ¿Terminaron fusionándose las dos especies? ¿Este blog no iba de correr?

viernes, 25 de marzo de 2011

Volando en el Juan Carlos

Sí, este es un blog de correr de un corredor que no corre pero ya tampoco es corredor porque es triatleta pero tampoco ejerce. Quizás sea un blog de protestas sobre el mundo urbano o de quejas varias. Ya no lo sé.

Quizás sea una secuela desesperada del Señor de los Anillos en la que un acrecido busca tiempo para sus entrenamientos en un mundo plagado de orcos que vagan por el carril bici, el trabajo que absorbe el tiempo como el malvado Saruman y las eternas lesiones.

Hoy tocaba decidir si nadar o correr, ya que ayer me pusieron una comida (oh, vivimos en sociedad), y me decanté por montar en bici. No es mucho lo que puedes pedalear en 50 minutos de sesión de mediodía, pero me apetecía sacar la bici por los caminos mojados del JC1.

Y disfruté a mi placer por un parque vacío, con mayor fortuna que una chavala con la que me crucé de camino, que bajaba por la acera tan rápida que al encontrarse conmigo se asustó y acabó por los suelos. Si vas a esa velocidad, mejor entre los coches que entre los peatones, y siempre con casco.

Poco tiempo pero casi 21 Kms por un parque lo hacen pequeño, por muchas 200 hectáreas que tenga. Coroné los tres ochomiles: la pirámide, el juego de pelota y My Sky Hole, y bajadas a 40 kph. Diversión a raudales, de paso intentando alcanzar pulsaciones altas. Es mi asignatura pendiente en ciclismo, junto a la cadencia, no consigo llegar ni a mi umbral aeróbico. Vamos, que mi corazón se los toca pedaleando.

Y después de este rato, aquí no ha pasado nada, ducha, montar en la Dra Jeckill y tranquilamente a trabajar, dónde mejor que pasar la tarde del viernes que en la oficina, con plastilina y pretecnología...


jueves, 24 de marzo de 2011

Tuning la burra



Para travestir una mountain en urbanita es fundamental desfilar por el Decathlon. Es una tienda muy viciosa, todo parece barato y la cesta no deja de crecer. Eso sí, la cuenta también lo hace y uno se sorprende de donde han aparecido los dos ceros.

Vaya, que para emplear mi nueva Conor en el uso diario he esperado a adquirir varios accesorios:

- Pedales. Esos los encargué con la bici. Condición, poder usarlos con zapatos y calas, según uso de transporte o de entrenamiento. El pedaleo con calas no tiene nada que ver con el pedaleo "a pistón" en eficacia. Pero no es plan llevar el traje con botas de MTB.

Hay varios modelos de pedales para uso combinado. Los mixtos, con un lado plano y otro con cala, y los de cala con una plataforma superpuesta, atornillada de metal o encajada de plástico. Yo he optado por los mixtos porque aunque pesan un poco más, he leído opiniones de que son útiles en terrenos complicados.

- Candados. He leído por ahí que las cadenas de menos de 13 mm son presa fácil de las cizallas. Por eso me he decantado por dos cierres en U, un Trelock nivel 5 de 16 mm para el cuadro y un Btwin 13 mm para la rueda delantera. Además de un cable sencillo para el sillín.

Todo esto para que no vuele del cuarto de bicis. No hace el robo imposible, porque hay sprays de hidrógeno para cristalizar el acero y luego amartillarlo, pero quizás encuentren otros objetivos más sencillos.

Para aparcar en el trabajo he optado por una pitón con un cable, además del segurata de la barrera. Ahí he podido pasarme. En todo caso, para el que piense que es paranoia, que mire la foto de abajo para comprobar cómo ponen el doble de goma que de acero.

De momento me abstengo de abandonar a mi nuevo amor en la rue pública. Creo en la bondad humana pero como decía aquel, en la intimidad.

- Guardabarros. Aún me da escalofríos pensar en los 40 euros que me querían cobrar por la pareja en la tienda. No me convencía ni el precio ni el enganche en la tija, donde todo termina bailando. Al final, 14 en el Decartón por unos sencillos y fiables, que ya he probado durante un par de años sin problemas. el delantero en la horquilla queda un poco ridículo. Menos mal que se puede quitar para entrenar.

- Luces. De led, pequeñas, de quita y pon.

- Ya imprescindible para todo uso, kit de reparación de pinchazos, consistente en al menos una cámara, unos desmontables y una bomba. Por experiencia, se pincha a menudo, cuando menos te lo esperas e incluso varias veces seguidas. Herramientas, estupendo, si luego sabes manejarlas. A mi de la serie de Mac Giver se me quedó poco.

Y con esta guisa, como Carrillo con peluca así va mi flamante mountain por el carril vieja. Qué no me reconozcan, pensará...





lunes, 21 de marzo de 2011

Primeras impresiones: Conor WRC Pro Tora

Fui a la tienda a recogerla, casi corriendo, por la prisa que sentía porque llegase el momento de encontrarnos. Al principio no me fijé en su presencia, ella me esperaba tranquila, majestuosa, apoyada junto al mostrador. Pero en cuanto la vi tuve que disimular mis nervios, porque me daba vergüenza que lo notase el vendedor.

Intercambié las instrucciones y comentarios básicos, y tras zanjar el pago salí escopetado. Quería sacarla rodando y no subirla al techo del coche, sin dignidad. "Deberías poner luces". Se me olvidaba, si las llevo en el bolsillo, los leds portátiles. Puestos. Por fin, a la calle, a pisar la acera.

Pedaleo con fuerza y noto que la bici avanza rápida, reaccionando en seguida. Pesa menos de 12 kilos, casi como mi bicicleta de carretera, y comparado con los 18 de mi vieja burra se nota... Por las calles del pueblo de Hortaleza, una reliquia dentro del municipio de Madrid, la cadena canta con alegría mientras la máquina toma velocidad.

El cambio, perfecto, un Deore, de mejor calidad que el 105 que monta mi otra flaca. Los platos son pequeños para lo que estoy acostumbrado (44 piñones el mayor frente a los 50 del compact de carretera) y por eso apenas me hace falta quitar el plato grande en todo el recorrido, muy cómodo. Y los frenos... Hidráulicos, como las motos. Que sensación tan rara, blandos pero con mayor frenada.

Eh, los tipos con pasta coleccionan coches, ¡los tipos con estilo bicis! Y yo ya tengo 4, juá.

Y sin darme cuenta, pedaleo y pedaleo en una noche con viento, saltando bordillos sin inmutarme, hasta llegar a casa. Me quito la chaqueta del traje, y estoy todo sudado por la emoción, he vuelto demasiado deprisa. ¿Quién no ha sido niño y ha disfrutado con su bici nueva? Yo hoy, a mis 40 y pico...



sábado, 19 de marzo de 2011

Mala Bici Nunca Muere

Esta semana me las prometía muy felices con la sesión de calidad del martes. "Estamos" entrenando para conseguir que uno de mis compis de rodaje baje de 43' el 10k, y lo primero ha sido adoctrinarlos en el mantra de martes y jueves calidad. Lo tengo tan metido en la cabeza de mi época en la escuela del Retiro que no los concibo sin series.

Tres tres miles a 4:15, para machacar el ritmo objetivo de carrera. Prueba superada por todos, una buena paliza sobre todo para mi maltrecha rodilla que me ha pasado factura el resto de la semana. Oh, Seguridad Social mi Seguridad Social, ¿cuándo me operarás?.

Pero esto iba de mi viejo hierro.

Con 23 años mi bici sigue siendo dura. Ya se va notando la edad y el desgaste, en ambos. La cadena suele salirse, y tengo una increíble habilidad en volverla a encajar, no con el cambio que eso lo hace cualquiera sino metiendo el pie en el desviador. En marcha.

Una nueva habilidad que he desarrollado es frenar. No con la maneta...

En mi día a día siempre hay que esquivar perros, y gente de todas las edades y condiciones, y ya he llegado a un punto que nada me sorprende ni me enfada. Lo que se hace raro es que no se crucen o molesten. Podría ser peor y tener que amontonarme en un atasco o en el transporte público en las horas puntas pero me conformo con mirarlos de lejos.

El otro día un chucho con correa salió corriendo detrás de otro can. Justo a mi paso, justo por delante, soltándose de su ama. Gran frenazo, pese a mi anticipación, y clac, el cable delantero partido. ¿Ay, estás bien? Sí, pero paso de explicarte que me quedan varios kilómetros de cuestas, sin freno delantero que es el que más aporta en la frenada. Ala, clases pasivas, sigan tomando el sol que yo tengo que levantar España.

Y qué divertido, cuesta abajo reteniendo con el trasero y tirando con la mano del cable suelto del delantero, como tirando del caballo por las bridas.

Qué dura esta flaca. Me apena cambiarla por otra, aunque ya va tocando, por comodidad para ir al trabajo y para poder entrenar con MTB cuando recupere mi "vida normal". Aquí va un avance...





lunes, 14 de marzo de 2011

El Devorador de Mandarinas

Hoy es uno de esos días obsesivos en los que se te mete una canción en la cabeza y no sale. Quizás ha sido por los dos cafés que me he tomado, y como no estoy acostumbrado me han atacado. Afortunadamente ha sido una pieza del Fantasma de la Opera y no como suele ocurrir una joya del top manta. También he ido a nadar, que tiene lo suyo de obsesivo: vas de lado a lado de una pecera, repitiendo los mismos movimientos una y otra vez y además pendiente de que se ejecuten perfectos.

Pero no soy el único obsesivo. He venido observando desde hace tiempo un montón de peladuras de mandarina en una plataforma que cruza la M40, que no decrece ni se corrompe, y como creo que el clima de Madrid no es como el de Ushuaia deduzco que un paisano se para a devorar mandarinas con fruición frente al río de coches de esa autopista urbana.

¿Qué podrá encontrar de agradable en la contemplación de un torrente de ruido y fétidos humos? Me pregunto cada vez que paso, imaginando la figura erguida y quieta frente a los coches. ¿Qué pasará por su cabeza en ese momento, una metáfora del pensamiento humano en sentido puro? ¿Quizás reflexiones sobre el consumo de recursos? ¿El cambio climático? ¿La máxima de que todo fluye, nada permanece? ¿Que debería dejar de comprar mandarinas porque ya empiezan a venir ácidas? En mis expectativas sobre el ser humano, me inclino por la última y apuesto que no me equivoco.

Encuesta para los lectores: ¿Has consumido algún tipo de alimento en un sitio especialmente desagradable y para más INRI abandonado en el punto tu basura? ¿En qué estabas pensando para creer que alguien va a venir a limpiar tu porquería? ¿Ha sido un gesto consciente o totalmente desinhibido? ¿Aprendido o conductista?

Espero que se te atragante un tito de la mandarina, so guarrete.






domingo, 13 de marzo de 2011

Semana acuática



Me ha gustado esta semana. Pasada por agua pero con una sensación muy primaveral, con los árboles en flor y el parque barrido de corredores espantados del agua. Yo sigo con mi entrenamiento raro, esperando los resultados de la resonancia de la rodilla sin animarme a meter demasiada calidad.

No obstante, pese a pitos, flautas, rodillas y demases, tres días de carrera, ricos ricos, con fundamento. El martes, ocho miles suaves, a 4' 5'', para entonar a un compañero abducido que quiere bajar de 43' el mil. Eso esta hecho chaval. Y otro par de días, rodaje "tranquilo", 9 k's a 4 y medio "a rás".

Mola correr, paaayos...






martes, 1 de marzo de 2011

Esquiando en Andorra


No sé si habrá muchos corredores que se les de bien esto del esquí. Yo no soy uno de ellos, porque aunque soy capaz de bajar por cualquier pista siento vergüenza de mi estilo, cuando me pasan como centellas todo tipo de esquiadores de cualquier edad.

Sí, ¿pero tú en cuantos minutos haces un diez mil?, mascullo cada vez que veo una de esas balas.

Es un tema de oportunidades. Si te han puesto a esquiar de niño, posiblemente con 14 años no tengas nada más que aprender. Si la vocación te ha llegado tarde, al ser un deporte tan técnico es muy posible que nunca llegues a ser uno de ellos.

La nieve es muy relajante. Sentirse en lo alto de la montaña, en plena naturaleza. Deslizarse rápido por ella, sentir el frío en la cara. El cuerpo relajado del ejercicio, sin sentir una fatiga abrumadora. Puedo estar horas esquiando, como un poseso, sin parar ni para comer. Aunque en esta ocasión mi primer objetivo ha sido no caerme para no dejar aún más maltrecha mi rodilla.

Después de cuatro días en la montaña, el retorno a la actividad ordinaria no ha sido fácil. Es complicado mantener un nivel de pulsaciones elevado esquiando, es un puro ejercicio de potencia, más para los no iniciados. Me ha sorprendido observar gente de mi quinta con gran habilidad pero con grandes vientres.

Por eso, después de una semana con gripe y otra esquiando, mi retorno al parque ha sido muy humilde. Un gran vendaval me ha recordado quién manda en los espacios abiertos del JC1, y con un aprobado raspado en el examen de hoy, retirada para pelear otro día.