La colleja en este post se la lleva mi primera y última experiencia con Bicimania.com, tienda en internet y física en Madrid.
Adquirí mis casi 18 kilos de mountain al final de COU, con lo que ya se puede intuir los añitos que gasta. Y como la utilizo para desplazarme al trabajo, estoy empezando a encapricharme con un cambio, por comodidad, velocidad y estética (la pobre sigue funcionando como siempre, qué dureza). Como sobre todo es para desplazamiento urbano preferiría una híbrida, pero como no puedo tener una escudería de bicis he pensado en otra MTB.
Pero al tema. Esta mañana de mis vacaciones la dediqué a la búsqueda de una máquina, y tras encontrar (¿picar?) un anuncio de una Specialized Hardrock rebajada un 21% a 400 y pico eurucos, para esa tienda que me fui. 45 minutos después...
- Buenos días.
El empleado sigue con cara de cabreado mirando su ordenador. Espero paciente a que termine.
- ¿Si? (no, no hace falta que respondas ni pidas disculpas ni que cambies ese ademán de hastío, si no fuera por el coñazo de los clientes trabajar sería maravilloso).
- Estoy buscando una bicicleta de montaña entre 400 y 500 euros, que me sirva para mis desplazamientos diarios al trabajo pero... (el tipo se pira caminando dejándome con la palabra en la boca) ... (con un tono más bajo) que pueda entrenar con ella el fin de semana...
- Esta (ni puto caso a lo que le he contado, ni una pregunta adicional). Me señala una Trek, dice un precio y se queda callado. No sé si espera que de un salto de alegría y le abrace gritando ¡eurekaaaaa! O quizás yo llevaba malas pintas con mi forro polar y mi mochila, pero si has quedado para correr luego es lo que tiene.
- ¿Y con freno de disco hidráulico?
- Uy no, eso son 550 euros. Me señala vagamente otras Trek. Ni menciona las Specialized. No tengo pinta de comprar una, parece. (¿Para qué necesitas un freno hidráulico?, coño que pregunta tan difícil para intentar una venta)
- ¿Y la oferta de internet? La Specialized Hardrock bla bla bla?
- No, esa no. (Me espeta el Demóstenes).
- ¿Y eso? ¿Las habéis vendido? (qué suerte, en menos de una hora desde que yo la he visto)
- No (me argumenta algo incomprensible, quizás su carta astral)
- ¿Entonces? (¿quizás estoy hablando muy rápido? ¿La biografía de Einstein que estoy leyendo me permite pensar a la velocidad de la luz?)
- No, no está.
Ahí empiezo a sentir ganas de decirle al indolente enseñador de material que me han engañado con una oferta que no existe, que me he desplazado a la tienda sólo por ella y encima ni siquiera intentan venderme una bicicleta, porque no ha sabido ver delante a un cliente con una Visa oro en el bolsillo quemando como el núcleo de la Tierra por comprar una y lo peor (para el dueño) es que no le ha importado un pimiento.
Pero como había quedado con mi antigua cuadrilla del Retiro y no tengo por qué ir dando clases por la vida, me deshago del tipo haciendo alguna otra pregunta desenfocada que por supuesto no es capaz de reconducir a la venta, porque está deseando casi más que yo que me marche... y así fue, corriendo al metro, no sea que encima llegase tarde a mi cita con los miles en el Retiro...
Y allí, de vuelta a la escuela, para encontrar y saludar con gusto a una buena representación de todos los grandes clásicos del Retiro. Para celebrarlo, 5 miles descansando un minutito, y... ¡qué duro es! un órdago al final "¿otro?". Y lo quieren, cómo no, que ha sabido a poco. "Pero este lento, a 4:00"... ja. 3:47 de media, y para chiqueros, más contento que un ocho.
Ah, cómo echo de menos el Retiro, cuando estaba reencarnado en un corredor y no en un triatleta,... mañana subiré a Soto para quitar penas.