Hoy parecía que iba a nevar de nuevo, pero sólo llovió. Ropa de lluvia, bici y para casa a cambiarme de romano, con este tiempo sin perros ni viejos ni nadie molestando en el carril bici como suele ser habitual.
El parque vacío, media docena de corredores a lo sumo, pestañeando y haciendo visajes para poder ver entre la lluvia. Corredores de otoño, la gorra… yo, sintiéndome muy yankee con ella, iba más chulo que punteras.
Un par de vueltas al anillo de asfalto del JC1 porque no me apetecía coger una gota de barro en mis flamantes Pegasus nuevas, y para chiqueros. Mientras estiraba, una nube de vapor emanaba de mi cuerpo, para mi satisfacción al sentirme un punto equino tras 10 kms a 4:15.
Pero el gozo no acaba ahí, una buena ducha caliente y dos platos de cocido matro-ware me esperaban para hacerme recuperar la punta de los dedos de las manos. Oh, que bello es vivir, si hasta los faros de los coches me lanzaban guiños mientras cruzaba todos los semáforos en verde.
Escena final de musical, fuera el goretex y a currar.
Dí que sí, qué bello es vivir.
ResponderEliminarLo mejor, el cocidito...
ResponderEliminarSeguiremos leyendo...
A disfrutarlo y a buscar que se repita.
ResponderEliminar...y los olores a campo cuando llueve... q no parece q hayan seis millones de personas al ladod el JC1
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