Algunas con mayor fortuna que otras.
Desde el carril bici, informó corriendoeneljuancarlos.blogspot.com
Empleando un término taurino, estoy para el arrastre. Camino como el cruce de Robocop y el robot del mago de Oz, con una ampolla abierta tamaño 2 euros en cada talón, justo a la altura del contrafuerte del zapato. Cada paso es un suspiro, y qué duros son los zapatos de vestir… voy a intentar venir con pantuflas al trabajo, de esas de cuadros, a ver que tal. Ni en todos los maratones que he corrido he sufrido nada similar, ni durante ni después. Aunque si hubiera sido durante no hubiera terminado, qué dolor.
Menos mal que el triatlón son tres deportes y ahora puedo practicar monoatlón acuático, para que la moral no decaiga por este obligado parón. Si se llama no decaer a la paliza que me ha dado este mediodía en mi calle una muchacha con sus volteos perfectos y elegante brazada.
Para contentarme, como todos los comienzos de año dejo constancia en mi bitácora de un resumen con algunas estadísticas de mis entrenamientos en 2010:
- 1500 kms de carrera a pie
- 2600 kms en bicicleta (no cuento unos 300 para ir al trabajo)
- 200 kms a nado
- 12 días y 8 horas de caña, de media 6 horas semanales
- 4 días y medio corriendo, de los cuales el 75% fueron rodajes de media 4:42 y el resto calidad a 3:38.
- 5 carreras de 10 mil metros o similares
- 1 media maratón
- 1 duatlón largo
- 2 triatlones olímpicos (uno no finalizado por pinchazo)
- 1 triatlón sprint
- 1 travesía
¡Cómo van sumando todos los pocos de los entrenamientos! Ahora esas cifras se me hacen mucho, y aunque rendimientos pasados no implican rentabilidades futuras, de todas ellas hay una que puedo extrapolar a futuro: con mi estructura y condicionantes vitales, mi límite de entrenamiento se encuentra en torno a las 6 horas por semana. Lo que me limita a triatlones “cortos”. Pueden estar tranquilos los ironmanes, pero… ¿y los medio ironmanes…?