Ahora entiendo lo del talón de Aquiles. Pobre tipo, cómo debió dolerle el flechazo, si yo con una ampolla en cada talón llevo más de una semana en el dique húmedo. Aunque al menos he nadado, después de 10 dias sigo con el contador a cero en la carrera a pie, lo que hacen ya tres semanas sin entrenamiento regular.
Correr es muy ingrato. En cuanto pasan unos días sin entrenar, la forma empieza a resentirse, el cuerpo empieza a habituarse a la vida sedentaria y la mente se va acomodando, con una mezcla de depresión y de pereza inquietante. Depresión por carencia del hábito (¿Adicción a las endorfinas?), pereza para volver a los niveles anteriores. Todo ello con la imposibilidad física de caminar sin dolor por las heridas.
Para salir de este círculo vicioso, he tomado varias decisiones y hacer borrón y cuenta nueva. La primera, desapuntarme del Duathlon de Rivas del mes que viene, para el que no estoy preparado ni voy a estarlo en breve. Fuera presión. Después, algo para engañar a la mente como preparar una nueva hoja de cálculo para llevar mis registros de 2011. Además, un plan práctico de planificación de cuatro semanas para estos casos, casi desde cero.
Y finalmente, un paso adelante. Hoy me lancé al JCI sin reloj, ni prisa, a trotar lo que el cuerpo me pidiera, con mesura. Al cabo de seis kilómetros mis talones me mandaron para chiqueros, dolorido pero con la sensación de haber hecho lo correcto.
Una vez más, I will be back...
animo compañero, antes de que te des cuenta ya estaras trotando otra vez y esas ampollas ( vaya rima ) a tomar por c..
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