Había pocos rincones que no había pisado en este parque, o nadado, y hoy he tenido la suerte de recorrer la ría, junto al kilómetro que tantas series me ha visto hacer. No se han rascado mucho la cabeza para el recorrido pedestre, comparado con todo lo que puede ofrecer este parque, pero no quiero ser un criticón de las organizaciones, porque la de hoy puede clasificarse de muy eficiente sin grandes alardes.
Mala noche, con vueltas y sueños sobre la carrera, para enfrentarme a mi tercer triatlón como participante y quizás segundo como finisher, según jerga triatlética. Pero tengo muy leído que lo importante es descansar la semana antes y no la noche anterior, por lo que sin más cavilaciones me lancé de la cama para desayunar, recoger mis bártulos y plantarme en menos de 10 minutos desde casa en boxes.
Esta iba a ser una prueba más animada, con 400 participantes en grupos de edad y casi tantos en la popular, lo que nos retrasa más de media hora el comienzo. Dejo mis cosas en mi número, agracediendo una caja para depositarlas, y camino hacia la salida, escapándome de la ruta que recorren todos para dar con una fuente, que ya empieza a apretar el calor. De echo un montón de triatletas esperan a la sombra mientros los menos calientan en el agua y muchos menos trotan.
Las primeras dos oleadas van con orden, les colocan en filas y entran en el agua por orden de dorsal o mejor dicho gorro. En lugar de 5 minutos de separación anunciados serían 1, y por eso la de los viejos, nosotros, será un caos. "¡Todos al agua, ya!" Nos metemos como podemos a mogollón y antes de llegar a la cuerda que marca la salida en el agua, bocinazo. Joer, que prisas. Lo bueno es que no tengo a nadie delante ni a los lados y ya salgo directo, sin problemas más que un cagaprisas que se come mis pies al pretender nadarme por encima.
El agua está muy bien de temperatura, pero muy sucia. Afortunadamente no beberé ni un traguillo, porque solamente veo algo de luz cuando levanto la cabeza. Las carpas deben llevar sónar. Y nado y nado, sin mucha perspectiva de lo que tengo alrededor, un poco agobiado por lo que debo respirar alternando un lado un rato y luego otro, en detrimento de mi eficiencia. Adelanto gente que nada a braza, "estos van peor que yo" pienso. Desde los puentes anima la gente.
Y ya está aquí la plataforma, trepo por ella y corro... y corro... y corro ¡casi 300 metros!. Bueno, me sirve para de camino adelantar a un despistado y recojo el HPV (vehículo de propulsión humana) sin novedad. Otra carrerita y a montar. Vaya, no encaja el pedal. Al quinto intento lo consigo, y salgo al recorrido en los adelaños del Ifema. Voy rápido, pero pronto me pasa un grupete de media docena que incluye a un par de "carboneros", y como puedo me pego a ellos.
Al principio les sigo varios metros por detrás, pero según pasan los 5 kilómetros de la primera vuelta el grupo se purga y quedan 3 y yo detrás. Susto en la primer vuelta, pillo un agujero en el suelo y mi rueda se lamenta un "BING" que me hace pensar que he pinchado. No es así, y sigo rodando. Las rotondas se me hacen amplias, sin mucha gente y ya con el ritmo interiorizado generosamente o con un par empiezo a entrar en los relevos en la segunda vuelta, y vamos bastante rápido, a 38 km/h. En la última vuelta dejo al grupo atrás y entro en boxes.
Transición rápida, en esta ocasión pruebo a quitarme las zapas en marcha y lo consigo sin desequilibrios, adelantando a otros 4 en el proceso. Medio minuto para la transición, y ya dentro de boxes pongo el motor a 4:09 minutos por kilómetro. ¡A atacar el recorrido que he estado entrenando estas semanas!
Y la historia se repite, corazones de verano. Me quito la careta de runner de incógnito y empiezo a pasar tropa, sin pausa y sin prisa. Primer avituallamiento, con vasos de agua, no me j... me lanzo uno por encima y casi me asfixio con otro y se me quitan las ganas de repetir. Pero esto va a ser breve, y ya voy a por la segunda vuelta. Como siempre oigo ánimos al que viene pisándome los talones pero pienso, "te va a costar amiguito". Esprinto lo que puedo y entro en meta. Acabo de calzarme un 5 mil en 20 minutos y 4 segundos.
Larga cola hasta la entrega del chip, y la camiseta, bastante fea y de algodón para mi consternación, porque quería una "S" para mi chica la más grande. Mucha gente chorreando de sudor y muchos cubiertos con pecina de la ría, pero todos sonrientes y sin los apretujones de las carreras populares.
Comprendo ahora por qué todo el mundo me recomendaba debutar con un sprint y se sorprendía de que quisiera hacerlo con un olímpico, porque la sensación de fatiga que tengo es inferior a la de una carrera de 10 kilómetros. Y las clasificaciones... to be continued.