martes, 20 de julio de 2010

ἔκστασις

Extático me hallo, pardiez, ante los resultados de la carrera del pasado domingo. Porque muchas y buenas han sido las reflexiones que he sacado:

- mi mejor tiempo en aguas abiertas (14:25) me sitúa en el puesto 199 de 350. Tengo mucho margen de mejora, apenas he empezado con una semana de series y sorprendido consigo una marca proporcionalmente mejor que la de Villameca, aún saliendo entero del agua. Es la disciplina en la que estoy más flojo, pero por otra parte la que me quitará más minutos.

- primera transición: 2:23. Casi un minuto peor que las transiciones de los mejores triatletas. En cuanto consiga calzarme las zapas al vuelo, esto es, dejarlas puestas en los pedales, bajaré.

- 34:37 minutos en la bici, el 153. Estoy en la media, pese a entrenar una vez por semana y sin ningún tipo de método (series, pulsaciones...). Con alguna sesión más y mejor orientada, bajaré.

- segunda transición, 1:16. No hay mucho que recortar, ya me descalzo en marcha y son segundos lo que pierdo respecto a las mejores transiciones.

- 19:55 en 5 kilómetros, a 3:59, el puesto 50. Aquí estoy servido, el esfuerzo marginal para bajar uno o dos minutos en esta distancia no me compensa, ahora mismo corro menos de 30 kilómetros semanales, pero rápidos. He observado que si hubiese llegado en esa posición en las otras dos disciplinas, estaría entre los 20 primeros de la absoluta.

Total, el 115 de la general con 1:12:38 y el 20 de mi categoría (64). Muy contento en mi primer sprint, cada vez que lo pienso me da alegría. Muchos seguro que no comprenden el veneno de los tiempos, pero reto a todo el que haya competido a que me diga que no lo ha probado, que nunca ha estado enganchado.

Podría escribir mucho sobre la necesidad de cuantificar, bajar los tiempos. Me gusta preparar a mi cuerpo para las pruebas, tensarlo como un arco y dispararlo en un día. La tensión de los prolegómenos, el esfuerzo desenfrenado, el dar todo lo que uno puede, sorprenderse de que se puede mejorar lo que parecía imposible en los entrenamientos. En medir el dominio de la técnica, en comparar.

Si fuese un consultor tendría las claves para realizar un análisis DAFO (debilidades-amenazas-fortalezas-oportunidades) de mí mismo, pero como sólo soy un aprendiz de triatleta con unos recursos de tiempo y material escasos tengo ahora claro dónde hincar el pié y dónde mantener.

No me va a costar, porque estoy en esa parte dulce de la curva de utilidades marginales donde pequeños esfuerzos suponen grandes mejoras. Tengo como comparación histórica las referencias de tiempos desde que rompí a correr en el otoño de 2005 y mi mejor momento de forma en la primavera de 2009. Yes I can. Todos podemos. Cada uno establece su propio objetivo y lo ataca con actitud enfocada, tesón, método.

¿Queréis la fama? Pero la fama cuesta. Y aquí es donde vais a empezar a pagar. Con sudor.

(música pegadiza de fondo, la imagen se disuelve)

1 comentario:

  1. Está muy bien. Y está muy claro dónde puedes mejorar con más facilidad y dónde ya vas sobrado.
    Ánimo.

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