La anécdota de hoy la han protagonizado nuestros compañeros férricos de los vestuarios de la Chopera, así llamados los que le pegan a las pesas o hierros. Otros de los habituales con los que compartimos instalaciones, esta tribu es un grupo simpático que hace ambiente y por ello se diferencia de futboleros o padeleros.
Pues por fin, después de muchos dimes y diretes, quesiques y quenoques y provocaciones en broma, se han animado a abandonar el lado oscuro y trotar con nosotros en el mundo exterior. Una vez vencida su agorafobia, y ya acostumbrados a la luz del día (es lo que tienen los fluorescentes de los gimnasios, le vampirizan a uno) incluso nos han acompañado en parte de un progresivo de 7 kms. Han sufrido con dignidad, mejor que cualquiera de nosotros los escurríos haciendo press banca con 100 kilos, pero una vez probado el sabor del ácido láctico es difícil no repetir, por lo que amenazan volver.
Y esta fue la crónica del Retiro de hoy, donde siempre ocurren cosas y nunca pasa nada.
Pues por fin, después de muchos dimes y diretes, quesiques y quenoques y provocaciones en broma, se han animado a abandonar el lado oscuro y trotar con nosotros en el mundo exterior. Una vez vencida su agorafobia, y ya acostumbrados a la luz del día (es lo que tienen los fluorescentes de los gimnasios, le vampirizan a uno) incluso nos han acompañado en parte de un progresivo de 7 kms. Han sufrido con dignidad, mejor que cualquiera de nosotros los escurríos haciendo press banca con 100 kilos, pero una vez probado el sabor del ácido láctico es difícil no repetir, por lo que amenazan volver.
Y esta fue la crónica del Retiro de hoy, donde siempre ocurren cosas y nunca pasa nada.
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