Los domingos siempre se me antojan rebosantes de una cierta languidez, supongo que motivada por la ineludible vuelta a la vida real y al trabajo de los lunes. Buen momento para hacer cuentas del trabajo hecho los últimos 7 días y pensar en los siguientes.
Termina otra semana dura de entrenamiento y también de climatología, pero muy bien llevada. Después de la carrera del domingo pasado, no hubo tregua y sí muchas sesiones de calidad: un progresivo de 8 kilómetros el martes, un 6 mil a ritmo de competición el jueves (que me salió a mi entender magníficamente, a 3:49) y el sábado 15 series de 300 metros en algo menos de un minuto, junto al lago del JC1 (he añadido un enlace con la ubicación medida, ya que para mí es uno de los lugares más atractivos del parque para hacer series, no sólo por lo llano sino por su agradable situación).
De postre, en ese mismo lugar con un fresquito de los que despabilan y bajo un impoluto cielo azul, hoy ha tocado un test de un kilómetro. He igualado mi mejor tiempo en esa distancia, 3:17, satisfactorio pese a la carga de los 300, que sin ser espartanos me dejaron bastante tocado. Esta prueba me permitirá planificar los siguientes entrenos, estoy deseando llegar el lunes a la escuela del Retiro para escuchar a los mayores y dar los siguientes pasos para la carrera solidaria del domingo que viene.
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