Todo artista busca en algún momento una fuente de inspiración en drogas, religiones orientales o psicodelias varias. En el mundo runner, pienso ahora en esa columnista de una conocida revista de corredores, parafraseándola "eres artista porque esculpes el horizonte con tu zancada. Eres artista porque cuando corres liberas tus gases con armonía. Eres artista porque puedes leer el futuro dentro del agua de las ampollas de tus tachines...". Vamos, que uno se explica por qué los grandes deportistas por lo general terminan colaborando con marcas deportivas o abriendo tiendas del género y no publicando libros.
Mi inspiración de esta noche ha sido muy hispánica: antes de empuñar la pluma, he seguido el consejo de todas las revistas de vida sana y salud y me he premiado con una ligera cena, consistente en dos platos de fabada y una botella de sidra, escanciada con un diabólico invento que con un botón pulveriza el jugo de manzana fermentado como golpeado desde lo alto de una catarata. Solamente le falta un puerto USB para conectarlo al ordenador y meter emepetreses.
Recompensa por la buena tirada larga de ayer: dos horas de carrera, con un cambio de ritmo cada cinco kilómetros, bajando 10 segundos por kilómetro para terminar a ritmo de maratón en 3 horas. Buenas sensaciones, y ganas de entrar en combate el próximo domingo en la Media Universitaria. Ya llega el momento de probar lo que valgo en una carrera, y lo que pueden rentar las 8 semanas de entrenamiento para maratón que llevo en las piernas.
Y mañana, prueba de esfuerzo en Oberón.
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