martes, 17 de marzo de 2009

Rubicón

Yo de pequeño imaginaba que el Rubicón era un señor rubio muy grande, hasta que me enteré que era un río impuesto por el parlamento romano de la época como frontera imaginaria a Julio César. Sin embargo, atentando contra la legalidad vigente, JC lo atravesó y dio un golpe de estado. Sin entrar en más consideraciones de memoria prehistórica, cruzar el Rubicón denota un hecho consumado sin posibilidades de retorno.

Me gusta más ese dicho que quemar las naves, porque aunque sea más hispánico y demuestre el arrojo de los conquistadores (= extremeños muy cabreados tras chuparse un viaje transoceánico en patera-galera en busca de fortuna), tiene una connotación negativa de traición y último recurso.

A lo que iba, he cruzado el rubicundo río, pues ya me he inscrito a Mapoma. No es mi maratón ideal pero es la que toca, y como esta entrada va de dichos, va otra adaptación: lucharemos en las calles, lucharemos en las cuestas, lucharemos en las colinas; y... nosotros nunca nos rendiremos. El papel lo aguanta todo y escrito queda muy bien, ya veremos más adelante cuando tenga que decidir un objetivo de marca y mucho peor, correr para conseguirlo.

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