Y no sólo metafóricamente. El virus no era express, venía para quedarse, desbaratando todo el plan de entrenamiento de la semana que tan bien había empezado. Ajeno a lo que maquinaban mis bichitos, intenté un rodaje suave el sábado, para ir entonando, pero pronto se convirtió en un buen simulacro de "muro" por la sensación de desfallecimiento y mareo, y demás consecuencias a lo largo del día. Moraleja, no salgas a correr con el cuerpo vacío de glucógeno y deshidratado.
Borrón y cuenta nueva, espero que esta semana sirva para recuperarme, quitar el mal sabor de boca de un parón inoportuno en un momento fuerte y si es necesario, replanificar entrenamiento.
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