miércoles, 27 de mayo de 2009

Tuiteando cuentos (y van 2)


Cuando conocí a la Doctora Pandora en aquel congreso de taxonomía no me pareció que tuviese tantos arredros. Pero allí estaba ella, valiente con su bikini tomando el sol junto al circuito del 3 mil, sin temor a que los ojos de los corredores devoraran su generosa anatomía.

Me acerqué a saludarla, pero con un rápido gesto me apartó a un lado. "¡Sssss!" -ordenó-" Estoy ganándome su confianza. Si te acercas demasiado pensarán que eres mi pareja y dejarán de comunicarse conmigo. Retírate un poco y te ignorarán al clasificarte como un inofensivo gay al sol".

Inicié una determinada protesta, que perdió fuerza acallada por un grupo que rodaba suavemente paralelo al césped. Observé una descarada unanimidad de miradas sobre las zonas más exógenas de Pandora, cuya cordura empezaba a cuestionarme, y un murmullo de comentarios y risas según se alejaban por el camino. Escuché palabras a medias: "hechos" "bizcochos" y un irritante "mariquita".

Los seguí con la mirada hasta darme cuena que Pandora estaba vuelta hacia mí, parloteando excitada "...y en estado de hipoxia, sus hipófisis segregan una sustancia que les permite comunicarse con una jerga incomprensible de números, gruñidos y jadeos. Son como un ser único compuesto por individuos independientes, algo parecido a un banco de sardinas pero trasladado al mundo équido".

"¿Te encuentras bien? ¿llevas mucho rato al sol sin gorra?" le pregunté. Ella apenas me oía, concentrada en el siguiente grupo de supuestos mediopeces que rodaba a un ritmo algo más rápido. Se plantó justo en medio del camino, piernas separadas y brazos en alto, prorrumpiendo en un extraño sonido a media voz. Yo me dispuse a interponerme, separando a aquella demente de los pobres deportistas, cuando su mano se posó en la quijada del más alto, mientras mascullaba algo ininteligible. Aquel especimen adulto abrió y cerró varias veces la boca sin dudarlo y recibió el premio de un terrón de azúcar, los ojos casi entornados.

"Buen chico, buen chico", le acariciaba con cariño Pandora el lomo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario