martes, 1 de marzo de 2011

Esquiando en Andorra


No sé si habrá muchos corredores que se les de bien esto del esquí. Yo no soy uno de ellos, porque aunque soy capaz de bajar por cualquier pista siento vergüenza de mi estilo, cuando me pasan como centellas todo tipo de esquiadores de cualquier edad.

Sí, ¿pero tú en cuantos minutos haces un diez mil?, mascullo cada vez que veo una de esas balas.

Es un tema de oportunidades. Si te han puesto a esquiar de niño, posiblemente con 14 años no tengas nada más que aprender. Si la vocación te ha llegado tarde, al ser un deporte tan técnico es muy posible que nunca llegues a ser uno de ellos.

La nieve es muy relajante. Sentirse en lo alto de la montaña, en plena naturaleza. Deslizarse rápido por ella, sentir el frío en la cara. El cuerpo relajado del ejercicio, sin sentir una fatiga abrumadora. Puedo estar horas esquiando, como un poseso, sin parar ni para comer. Aunque en esta ocasión mi primer objetivo ha sido no caerme para no dejar aún más maltrecha mi rodilla.

Después de cuatro días en la montaña, el retorno a la actividad ordinaria no ha sido fácil. Es complicado mantener un nivel de pulsaciones elevado esquiando, es un puro ejercicio de potencia, más para los no iniciados. Me ha sorprendido observar gente de mi quinta con gran habilidad pero con grandes vientres.

Por eso, después de una semana con gripe y otra esquiando, mi retorno al parque ha sido muy humilde. Un gran vendaval me ha recordado quién manda en los espacios abiertos del JC1, y con un aprobado raspado en el examen de hoy, retirada para pelear otro día.






1 comentario:

  1. ¿Astun? ¿? se me parece.... yo esquio siempre con rodilleras porque también me da miedo hacerme daño..... también prefiero los aires de nuestro parque a las grandes velocidades pisteras, ayer frio, viento y soledad, a eso de las ocho no habia nadie por el parque y uy que miedito dan algunos tramos que estan oscuroooooooooooooos.

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