lunes, 10 de noviembre de 2008

Los lunes al sol

Hoy hizo un día estupendo, temperatura fresca, cielo limpio y el sol calentando con cariño contenido, lo suficiente para agradar pero sin agobiar. Así, como una lagartija esperaba estirando al resto de la manada, cuando una cara conocida se dirigió a mí. “Un día magnífico”, comentó afable. “Sí”, le agradecí las palabras, “todos son buenos para correr, solamente distintos” (leído ahora me suena un poco a filosofía barata, aunque creo que en la conversación sonó hasta simpático).

Sincerándome, lo decía un poco con la boca chica, porque después de “disfrutar” de las frías y brumosas mañanas del fin de semana junto al Canal del Duero he agradecido la clemencia del mediodía de hoy. Por cierto, dejando de lado la estética del otoño en tan bucólico entorno, un fin de semana bastante duro, 33 kilómetros en dos días incluyendo un 6 mil a ritmo rápido el sábado y 5 series de kilómetro el domingo, éstas últimas con un flagelante objetivo de 3:30 y un discreto resultado de 3:37 de media. Para el registro, una semana de 80 kilómetros, con el mérito de ir absorbiendo en las piernas el fuerte cansancio provocado por los desniveles de la carrera del domingo pasado.

Después de este interludio social, recuento de bajas en las filas, los cientos del jueves han ocasionado más de una molestia en abductores, muy típico de las series cortas ejecutadas o demasiado rápido, o demasiado en frío, o con muchos años (éstos nunca son demasiados). El resto, a trotar un rodaje “degenerativo”, porque nuestros camaradas entrenando media y maratón nos han contagiado de su engañoso ritmo suave y hemos completado el 10 mil en poco más de 45 minutos. Más estiramientos al sol, y de vuelta al tajo.

Y esta fue la crónica del Retiro de hoy, donde siempre ocurren cosas y lo único que pasa es el tiempo.

2 comentarios:

  1. Cada dia escribes mejor.

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  2. Gracias Anónimo, me alegro que te guste leerme. Si además sigo corriendo mejor, tós contentos.

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