domingo, 2 de noviembre de 2008

Oscurosclaros de la Carrera Popular BBVA

Una estupenda mañana para correr, fresca y pinteando en ocasiones pero sin mucho viento. Un montón de camisetas azules, disparo de salida y allá que fuimos, un primer kilómetro para arriba y cinco más prácticamente cuesta abajo, y desde ahí unos toboganes empinados, de los que rompen el ritmo.

La estrategia es sencilla de establecer y difícil de seguir, no acelerarse demasiado bajando y mantener en las subidas. En parte lo he conseguido, el tercer kilómetro (el más rápido) he ido a 3:30 y el más duro (el séptimo) a 4:14. Eso te obliga a ser paciente, dejar que te adelanten cuesta abajo e intentar cazarlos cuesta arriba, como los Zipi y Zape escapando de Don Pantuflo, en mi caso metiendo la marcha corta maratoniana, acortando zancada y aumentando frecuencia.


Y estos rifirrafes han durado hasta bien entrado el octavo kilómetro, cuando oh, dulce solidaridad, nos hemos hermanado con los que llegaban a meta en la carrera de 5 kilómetros paseando tranquilamente. Mala previsión la de juntar corredores que llegan a cuchillo en el último kilómetro de un 10 mil con los que corren un 5 mil a 8 minutos/km. Eslalom sobre pista, neutralización de la carrera, y lo peor, caos en la entrada: en la última recta a meta he tenido que saltar una valla, ya que me iba detrás de los lentos de la carrera de diez, sin haber visto ningún voluntario que avisase de la meta.

Lo mejor, cuando el caballo de Espartero me hizo un guiño desde el pedestal, por mis 38:48 en el diez mil. El tiempo final hasta el pico de la carrera me parece irrelevante, no me gustan nada los recorridos con distancias exóticas no comparables a otras carreras. Mañana, a recuperar al Retiro, curar las heridas y como nos gusta a todos los corredores, criticar con avidez la organización.

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