jueves, 31 de julio de 2008

La Diáspora

Otro medio año que pasa, otro medio año menos, como dice algún compañero. Este año se llevó los pocos días de frío y muchos de lluvia, y pronto los de calor, porque cerramos hasta septiembre. Ahora sí llegó el verano, es el último día de julio en las instalaciones de la Chopera, y el cartel de cerrado por vacaciones está a punto de plantarse.

Las duchas vacías, todas las taquillas abiertas, sin ropa, sin alboroto, los bancos desnudos. El gimnasio cerrado llevándose a los simpáticos colegas de los hierros. Las canchas desiertas, hace ya tiempo que afortunadamente desaparecieron los berridos de los futboleros semanales y sus "exquisitos" modales en los vestuarios. El sol amigo barrió también las pedantes disertaciones de negocios y mercados de algunos petimetres del pádel. Solamente los corredores, siempre discretos, pero siempre ahí, nos resistimos a abandonar las instalaciones.

Llegó la despedida al árbol de los corredores en el Paseo de Coches, ése que tiene una gran estrella blanca pintada, que indica la salida de los tres kilómetros y otras marcas, y sobre todo reúne a un variopinto grupo de toda procedencia, edad y condición con un único fin, disfrutar corriendo al aire libre de este gran parque del Buen Retiro. La Comunidad del Anillo se rompe, ahora toca el necesario descanso para cuerpo y mente, pero volveremos a juntarnos en septiembre a planificar carreras y entrenar duro. Los centauros de camisa de cuero cabalgarán de nuevo.

sábado, 26 de julio de 2008

Aficiones y otras disquisiciones

Ante el clamor popular surgido de la publicación de este blog, me veo en la obligación de hacer un comunicado.

Este diario versa sobre correr, por si alguien no se ha dado cuenta. Y no contiene referencias a mi vida personal porque para eso ya están las revistas del corazón, con historietas de gente mucho más interesante que yo.

Entonces, me han preguntado, ¿para qué sirve un blog? Pues no para mucho, comer, beber o dormir sirve para algo. Escribir en un blog, pues a lo más para practicar una actividad que requiere una cierta concentración y esfuerzo de creación. Leer un blog, si es el mío, es lanzarse a la apasionante aventura de navegar por una de las mentes más preclaras del panorama literario de esta generación. O no.

O sea, que me gusta escribir. Eso es una afición. Y correr. Eso es más que una afición. Y las aficiones son como la ropa interior: sabes que todo el mundo lleva, pero sólo los más íntimos pueden llegar a conocer el color. Y cuando descubres el hobby de alguien, es como verle los calzones, incluso te puede sorprender más porque no le pegaba que fueran fucsia. ¿Te imaginas a tu jefe revisando apasionadamente su colección de vitolas de puro? Pues en este blog yo muestro a qué dedico mi tiempo libre, ése que es puramente mío, el que no comparto con nadie. El blog podría tratar sobre muchas otras cosas que hago, pero resulta que me gusta ésta, si no te gusta el color de mis gayumbos, no mires.

A ese compañero de trabajo: yo no hago fútin (footing). Hacer fútin para un corredor es como para un coleccionista de sellos meterlos en una caja, sin orden ni cuidado ni concierto. Como para un enólogo beber calimocho. Correr implica pensar en lo que haces, cómo lo haces y para qué. Es estar pendiente de tus sensaciones, de tu cuerpo, de sus mensajes. Es conocerlo, equiparlo, entrenarlo, protegerlo. Es sorprendente con qué fiabilidad puedes conocer el ritmo al que corres. No sé qué coño es hacer fútin.

Otra aclaración a ese otro compañero: yo corro por que me gusta y por muchas otras razones, todas positivas. Para mí es disfrutar, no un calvario que tenga que padecer por no sé qué retorcida y triste causa. Tampoco es una obsesión compulsiva, y si lo fuera, quizá sea peor pensar que te sobran muchos kilos y que algún día, que nunca llega, habrá que hacer algo al respecto. Si tienes mala conciencia y poca constancia, haz fútin.

Y terminado el comunicado, pueden apagar los micros, este fin de semana el espectáculo del running se trasladó al Canal del Duero. Un magnífico recorrido paralelo al canal que partiendo desde la ermita de la Virgen del Villar en Laguna de Duero permite devorar interminables kilómetros en llano (Valladolid es la provincia menos accidentada de España). Además, puedes tener suerte y observar patos en el agua, gazapos saltando del camino...

El viernes hice un poco de calidad al caer la tarde. Dos series de kilómetro rápidas, luego dos tres miles, luego otros dos kilómetros. Disfrutando de la cadencia que te permite el llano. La anécdota curiosa fue encontrarme a otro corredor bastante lejos del pueblo, "¡pensaba que era el único loco que corría a estas horas!". "Ven al Retiro al mediodía y verás", pensé. Realmente uno siente camaradería en estas ocasiones, cuando en la soledad del campo aparece un congénere del grupo afable (los hay enfadados, quizás están haciendo fútin). Corriendo en el canal del Duero...

lunes, 21 de julio de 2008

Nivel Amarillo

La Comunidad de Madrid activó el viernes el Nivel de Riesgo 1 (precaución) ante la subida esta semana de las temperaturas por encima de los 36 grados. Supongo que eso desaconseja la práctica del deporte al aire libre, pero ¿qué hacer si no correr?

Tres de la tarde en el Retiro, 33º de media a lo largo de todo el rodaje, que además hoy ha sido tirando a rápido, y por tanto enhorabuena a la CAM, ha coincidido su predicción con mi contraste empírico. Ante el estupor de los “férricos”, o sea, los compañeros de vestuario que se dedican a mover hierros para incrementar el musculamen, me he lanzado al exterior y ha sido verdaderamente marciano, no sólo por la sensación de aridez sino por la ausencia de personas normales paseando por el parque, me faltaba la escafandra. O sea, una delicia que espero repetir todos los días de esta semana, que por otra parte promete más calor.

Por quitarme algo de empaque, hay truco: el Retiro tiene mucha sombra bajo la que correr, y muchas fuentes. Hoy he parado a beber cada 5 kms o 20 minutos aprox., aunque los días de cálida calidad la frecuencia debe ser mayor. Realmente sería más difícil repetirlo en el JC1 donde apenas hay árboles frondosos, quizás dentro de 20 años tengamos sequoyas, pero ahora, lo que se dice mucha sombra no hay.

Y de postre, por la tarde un amigo esquashero me arrastró al JC1 a un rodaje de 30 minutos que al final fueron casi 45... según el librillo no se debe hacer, pero uno es tan débil... y hay que confraternizar con los deportistas de disciplinas no atléticas, aunque usen pelotitas de goma...

En fin, para lo que unos es sacrificio para otros es vicio.

martes, 15 de julio de 2008

Hall of Fame (1)

Mis zapatillas cumplen 1,000 kms esta semana. Por eso, dedico una reseña a mis máquinas, compañeras de tantas fatigas, y desde ahora su foto presidirá la cabecera del blog, hasta que una vez viejecitas, la sustituya por la de las nuevas. Pero habrá ceremonia con pompa, como el izado de camiseta a lo alto del pabellón de la NBA.

CV de Asics Gel Landreth

1,000 kms

Con tan sólo 15 días de vida corrieron mi segunda maratón, la de Donostia, en 3:11 sin causar el más mínimo arañazo en mis piés.

Mejores marcas: 3:17 en 1 kilómetro, 11:11 en 3, ambos recorridos en El Retiro (ni llano ni recto).

Zapatillas perfectas para un corredor de pisada neutra que busque amortiguación y estabilidad y sobre todo protección de las lesiones. Para hacer muchos kilómetros a un ritmo medio.

lunes, 14 de julio de 2008

Buscando una identidad


Hoy me di cuenta que son mis primeros Juegos Olímpicos como atleta. Nunca me han gustado los eventos deportivos en la tele, pero en esta ocasión siento algo especial. Pero en estas cábalas me interesó más la cuestión: ¿soy atleta o corredor? Visto así parece un tanto trivial, pero prometo que si abro otro tipo de blog indagaré en otros conceptos más profundos que tanto tormento traen a muchos. Prefiero estar más feliz.

Según el diccionario de la Real Academia, un atleta (del lat. athlēta, y este del gr. ἀθλητής) es:

1. m. Hombre que tomaba parte en los antiguos juegos públicos de Grecia y Roma.
2. com. Persona que practica el atletismo.
3. com. Persona fuerte y musculosa.

Como no recuerdo si alguna reencarnación mía era griego, romano o de los andurriales, ni me veo un cachitas del punto tres, sólo puedo ser el segundo. Emoción, busco atletismo y ... :

1. m. Conjunto de actividades y normas deportivas que comprenden las pruebas de velocidad, saltos y lanzamiento.

Que decepción. Nada de saltos, lanzamiento... ¿y velocidad? No con mis marcas. Este término queda para la élite. Creo que por aquí no vamos bien.

Veamos corredor. Vaya, tiene diez acepciones, pondré las interesantes:

1. adj. Que corre mucho. U. t. c. s.
3. m. y f. Persona que practica la carrera en competiciones deportivas.
8. m. Soldado que se enviaba para descubrir y observar al enemigo, y para descubrir el campo.
9. m. Soldado que salía con otros a hacer correrías en tierra de enemigos.

Las dos últimas no tienen nada que ver, pero ¿a que molan? Con todas las correrías en las que he participado... estaba predestinado. Seamos serios, parece que encajo en el punto primero. Coño, ¿que será eso de "U. t. c. s."? ¿uno de tantos corredores solitarios? No, la definición no puede incluir al objeto definido. Bah, "usado también como sustantivo". Que poco glamour, nuestros académicos. Podrían poner pistas de enigmas en estos libros tan gordos y serios.

Y hasta practico la carrera en competiciones deportivas, las peculiarmente llamadas carreras populares, término que me chocó mucho cuando empecé con este deporte. Lo cual me lleva a consultar popular (del lat. populāris).

1. adj. Perteneciente o relativo al pueblo.
2. adj. Que es peculiar del pueblo o procede de él.
3. adj. Propio de las clases sociales menos favorecidas.
4. adj. Que está al alcance de los menos dotados económica o culturalmente.
5. adj. Que es estimado o, al menos, conocido por el público en general.
6. adj. Dicho de una forma de cultura: Considerada por el pueblo propia y constitutiva de su tradición.

Los puntos 1 y 2 están un poco demodés (¿qué o quién es pueblo?) El 3 y 4, bueno, afortunadamente no, no estoy mal dotado (je je je) Y los 5 y 6, bueno, tampoco veo al "pueblo" bañándose en Cibeles aunque cada uno del equipo español ganase una medalla de oro y rompiera un record del mundo. No, creo que no me gusta eso de popular.

Conclusión: soy corredor. A secas.

sábado, 12 de julio de 2008

Los martes y jueves milagro

Creo que algo así era el título de una peli de Pepe Isbert de los años 50. Sin entrar en cómo pasa el tiempo y lo que antes era españolada ahora es reliquia, y lo peor es que yo estaba allí (bueno, no tanto), ahora en verano se aplica a los entrenamientos de calidad en estos dos días.

Desde que corro en el Retiro y tengo el gusto de codearme con los habituales, con un pertinaz empecinamiento dedicamos martes y jueves a sufrir, ésto es, a hacer las series o los ritmos. Según la escuela "clásica" los 3 miles son la distancia ideal. Los "modernistas" abogan por repeticiones de distancias más cortas. Y por lo general, acabamos haciendo algo que ponga a todos de acuerdo.

Esta semana tocó un 3 mil más un mil a continuación. Un poco de sufrimiento casi gratuito cuando ya está la temporada terminada, pero que por eso mismo y por el calor que hay que soportar al mediodía, que es cuando "se celebran", cada uno de estos días se recuerda como un Alamo, un Waterloo, un Agencourt, una Numancia!

Porque de calentar tranquilamente a hacer 3 kilómetros por debajo de 3:45, como ha tocado, y a continuación otro de propina sub 3:30, visto en la distancia se me antoja una machada, además de cansarme sólo de pensarlo. Pero por si fuera poco, el sábado me castigué con 7 repeticiones de 1 km, entre 3:45 y 3:30. ¿Será el cambio de estación? Lo cierto es que el verano me ha activado, me siento más fuerte, descansado y motivado. Una buena semana de milagros, más de 70 kms en 6 días, rompiendo alguna marca como mi mejor 3k en entreno. A ver si me dura hasta las carreras de después del verano y no se me va el fuelle por la arena de la playa...

lunes, 7 de julio de 2008

La Obsesión

Los corredores tenemos muchas neuras. La principal, vivimos obsesionados con lo Único: (no, eso no; bueno, también), correr. El día que no entrenas, salvo que no sea de descanso planificado, te pones de mal humor. Si vas por el campo y ves caminos, sendas, bosques… piensas lo que te gustaría correr por ellos. Si visitas alguna ciudad, miras con envidia a los runners que ruedan mientras tú paseas. Si no me equivoco, en términos médicos se llama neurosis obsesiva, pero hablando de un tipo de gente que disfruta de un deporte agónico, no es nada sorprendente (se supone que Filípides reventó después de cruzar la llanura de Maratón, ¿pensaría en ese momento “Just did it”?). Quizás se tenga mono de endorfinas, o que el hábito sea difícil de quitar, pero si se trata de algo que sienta bien a cuerpo, mente y alma, y que no te quita tiempo de otras obligaciones ¿qué tiene de malo? (mi subconsciente dice que le suena a autoengaño de adicto).

También nos obsesionan las marcas, lo que muchos llaman el veneno de los tiempos. Siempre hablamos de ellos. Siempre pensando en ellos. Nos llegamos a conocer los tiempos de los amigos y conocidos, en muchas distancias, hasta sus marcas en carreras. Escuchamos los detalles de cómo los obtuvieron, sin bostezar ni fingir interés porque es genuino. Admiramos al corredor popular que consiguió tal marca, al que pisó podio alguna vez. En la secta de los corredores, la marca de cada uno es como un DNI, se te conoce por eso. Es curiosa la frase “con ese tiempo en esa distancia, vales tanto en esa otra”. Según he oído a corredores más veteranos, una vez que te despojas del veneno de los tiempos eres más libre y disfrutas más. Pero yo me pregunto, ¿cómo sabes que te mantienes a un cierto nivel o mejoras? La misma pregunta ya es un síntoma de la enfermedad.

En fin, lo que quería apuntar en el diario. Como buen obseso guardo registro de cada kilómetro que corro, y en las primeras 26 semanas de 2008 corrí 1.208 kilómetros en 5.667 minutos, esto es, algo más de 94 horas (unas tres y media por semana, 46 kms por semana, en torno a 10 por sesión), aunque la calidad computó menos, 16 horas, lo que viene a ser un ritmo medio anual de 4:41 por kilómetro. Me ha gustado el ritmo medio, no así el kilometraje semanal.

Más obsesión: contabilizo los kilómetros que hago a cada uno de mis dos pares de zapatillas, (que por supuesto, renuevo puntualmente entre cada 1.000 o 1.200 kms), el número de sesiones por semana, la descripción de cada entrenamiento, etc etc. Puf, menos mal que llegan las vacaciones y toca bajar el pistón y desconectar, o mejor desintoxicar. Por cierto, ya estoy consultando en internet donde voy a correr por la playa, y tengo algunas marcas de distancia, también he descubierto que en agosto se corren muchas carreras por la zona, incluso en el pueblo, y ... (el parloteo incesante se va alejando hasta que se pierde en la distancia).

sábado, 5 de julio de 2008

Se acabó la temporada

Ya llegó el verano y el final de las carreras pedestres. Después de muchas dudas sobre si correr la última carrera homologada antes del verano, la de los 10 kms de orgullo (sin filias ni fobias, homo-logada), el destino decidió por mí ya que desconocía que se disputaba este sábado con lo que me quedé sin dorsal, con tampoco mucha pena.

Esta temporada ha sido un tanto infructuosa: de cuatro carreras inscrito, sólo he participado en una, ya sea por falta de preparación o problemas de logística o agenda, y fue la nueva edición de 10 kms en Pinto, muy llana, bien organizada, sin aglomeraciones pero sin tampoco mucho aliciente del recorrido.

Conseguí en ella mi mejor tiempo en 10 mil, 40:12, todavía sin poder bajar de la barrera de los 40 minutos, meta que me había marcado para este año ya que barruntaba dificultades para poder preparar carreras de larga distancia y que queda pendiente para la segunda mitad del año. En mi descargo, preparé Pinto en apenas tres semanas de entrenamiento continuado.

Y ahora, sin carreras en el horizonte cercano (la primera en serio, la Media de Valladolid el 21 de septiembre, que además este año es Campeonato de España), a cabalgar sin prisas. Esta mañana recorrí el JC1 a primera hora, cuando todavía hace fresquito y puedes disfrutar de la mañana, cruzándome prácticamente sólo con andarines o runners que rodaban tranquilamente, gozando del parque sin domingueros. Algo menos de 50 minutos para hacer 10 kms, respirar el aire de la mañana y disfrutar entre los olivos de la brisa refrescando el sudor del torso sin camiseta. Corriendo en el Juan Carlos.

jueves, 3 de julio de 2008

Un poco de medio fondo

Cuando empiezas a correr, piensas que esto es tan sencillo como poner un pie delante de otro y respirar un poco más rápido, y ni se te pasa por la cabeza que pueda tener mucha más miga. Más adelante empiezas a oír a los enteradillos que han hecho farlek, y te compras alguna revista y lees sobre las series, y ya hecho un profesional sabes interpretar tus pulsaciones, haces cuestas, pesas...

... y cuando crees que ya eres un experto corredor de fondo, de repente caes en la cuenta que hay una distancia que se llama medio fondo que no tiene nada que ver con maratones, medias ni las machadas que has estado entrenando machaconamente. Una distancia que requiere mucha técnica de carrera, mucha serie corta con largos descansos, y mucha táctica a desplegar en el escasísimo tiempo que dura un 200, un 400, un 800... planificando hasta por centenas de metros, y no digamos la confrontación por el dominio de la calle. Se te tambalea el mito del maratoniano en la cúspide del atletismo, cuando después de una serie corta rapidísima te ataca la tos del velocista, y te das cuenta de que estos tipos también sufren.

Hoy tuve un pequeño aperitivo de medio fondo. Tocaba calidad como todos los jueves, y después del calentamiento de rigor (poco había que calentar, pese a que las temperaturas nos han respetado un día más), completamos un 3 mil en 11:30, el último kilómetro en 3:30. Muy gallito, sacando pecho se me ocurrió tentar mi suerte (mi mejor marca en 1 km era 3:24), "¿qué, un mil a muerte?".
Y de repente me veo recibiendo un coaching en toda regla en la línea de salida por el maestro Rodrigo, experto mediofondista, Beni "Il Cavaliere", que corre las maratones al ritmo que yo los 10 miles, y Jorge, recién regresado del campeonato de España de veteranos de correr los 200, 400 y 800. No se pueden desear las cosas, porque se tiene el peligro de conseguirlas, y hoy te toca hacer el mejor kilómetro de tu vida.

Ay ay ay, esto tiene mala pinta, me van a llevar en volandas pero hay que sudarlo: Jorge, que está a mi lado en la línea de salida resoplando como un toro de lidia me acompañará todo el mil, y los demás el segundo 500. "En progresión. El primer 500 más lento que el segundo". "Los siguientes 300, en bajada, relajado pero tensando, para recuperar" (¿qué será eso de tensar?, me pregunto pero asiento muy profesional). "Los últimos 200, cuesta arriba, a muerte" (sí, y yo me cago en la malla). Se van Beni y Vicente y Jorge me dice: "vamos a hacer 3:19" (él va más que sobrao, pero sólo la idea de conseguirlo me hace reirme estúpidamente).

Salida. Dudo al pulsar el reloj y pierdo unas décimas de segundo. En la Rosaleda, una turista me obliga a esquivarla a 18 km/h. ¡Un poco más adelante ya llega el 500! 1:41, me parece ver u oír, voy concentrado en respirar y no parar y no me llega sangre a la neurona para pensar. Se incorporan los demás y me llevan a la silla de la reina: "déjale sitio, hay arena y resbala", "baja la cuesta recuperando, alarga la zancada", "tensa", "tensa más", "atención, a la altura de esas chicas, a tope", yo miro la cuesta arriba que conforma los últimos 200 metros y se me hace muy lejos, no voy a poder. Cambio de ritmo, ¡a tope! Ya sólo veo a Jorge a mi lado, va medio flotando, sin esfuerzo, y a mí se me sale el corazón por la boca. Pico el botón rojo: 3:17. ¡Gracias chavales! En estos momentos, me encanta correr.

martes, 1 de julio de 2008

Me gusta mucho correr


Curiosos los humanos cómo somos capaces de simplificar las cosas, y de complicarlas. Una de las conversaciones habituales entre corredores es sobre lo que lleva a cada uno a practicar un deporte tan exigente y agónico como el atletismo. Es difícil encontrar los motivos, porque son muchos, variados y cambiantes en el tiempo y situación personal, tanto física como anímica, es como resumir en dos palabras una vocación: hay que tenerlo muy claro para no liarse y dudar.


Pues mira por dónde, un no creyente me abrió los ojos hoy. Después de indagar sobre el tiempo que dedico actualmente a entrenar (de 5 a 6 días por semana, o eso me gustaría) y mis horarios (diariamente al mediodía, a la hora de la comida; el fin de semana, pronto por la mañana), me espetó... ¿a ti te gusta mucho correr, no?


Me quedé pensando unos segundos y abrí la boca para hablar sobre la seguridad de la rutina, la paz de fusionarme con la naturaleza, de respirar el aire puro, sentir la lluvia, el sol, el frío, el calor, la motivación de la mejora, la felicidad en la consecución de los objetivos, la fuerza de la disciplina, la complicidad de la camaradería, el orgullo de poder controlar el sufrimiento del cuerpo, de llegar donde otros no llegan... y ya casi sintiéndome Zaratustra mientras resonaba la cabalgata de las walkirias en mi cabeza... antes de convertirme en un paria social, de mi boca sabiamente salió, "sí, me gusta mucho correr".