Por fin lo logré, estrené mi bicicleta fuera de la ciudad y llegué hasta Soto del Real sin pinchazos.
Nada más entrar en Sanchinarro, huyendo escaldado del Ano Pequeño Ciclista buscando la salida más rápida al carril a Colmenar, alcancé un ciclista con el maillot de un club, "-¿Vas al carril? ¿Puedo acompañarte?". Muy amable me invita a su lado y me enseña el acceso más rápido y utilizado por los habituales al carril de Colmenar. Lo cuelgo aquí porque me parece más claro que todos los que he encontrado en la web. http://connect.garmin.com/activity/14481980
Para acceder al carril a Colmenar hay que cruzar un túnel, recorrer unos 200 metros por una carretera y posteriormente ir por el arcén de otra en dirección prohibida otros 200. "No te preocupes, los coches que vienen por aquí están acostumbrados, ni nos pitan ni nada". Sigo a mi guía por un camino de arena otros 50 metros, y cruzando una valla abierta, entramos en el carril.
Al comienzo es estrecho, con algunos túneles que recomiendan aminorar el paso y en los que mi anfitrión silba a la entrada. Veo por el camino los coches que aparcan junto a la academia de policía para empezar desde allí el recorrido. "Ojo con el desvío a Alcobendas, puede venir alguien".
A unos 4 kms, el carril se duplica en anchura, y se siente una gran sensación de seguridad, en todo el recorrido hasta el final. Solamente memorizo como puntos conflictivos unas rotondas seguidas, casi llegando a Soto, donde pueden cruzar los coches. Total hasta Soto y vuelta, unos 65 kms.
Buena excursión por mi parte: en 3 horas y cuarto, más tiempo de esfuerzo continuado que en un maratón, he recorrido 85 kilómetros. Mis pulsaciones no han llegado a 165 más que en alguna cuesta pronunciada, y la media han sido unos magros 134 latidos por minuto. Ni siquiera a un trote cochinero las tendría tan bajas.
Y sobre todo, he aprendido mucho de mi espontáneo compañero: he ido observando donde ponía las manos (guau, se puede frenar y cambiar sin agarrar los cuernos del manillar desde abajo), y me ha estado dando toda clase de consejos sobre los cambios, que he ido refrendando viendo los desarrollos que iba colocando en cada tramo.
Me ha gustado mi primera vez. La ligereza de la bicicleta de carreras; la efectividad de la cadencia elevada con un piñón grande para subir una cuesta; el ritmo extra que se imprime al tirar de los pedales hacia arriba con las calas; alcanzar casi 50 kilómetros por hora con mis piernas, sin darlo todo; el pasar mountain bikes como si fueran tortugas (me han chocado los comentarios que me han hecho y he oído, ¡hay rivalidad entre ciclistas de carretera y de btt!).
Para acceder al carril a Colmenar hay que cruzar un túnel, recorrer unos 200 metros por una carretera y posteriormente ir por el arcén de otra en dirección prohibida otros 200. "No te preocupes, los coches que vienen por aquí están acostumbrados, ni nos pitan ni nada". Sigo a mi guía por un camino de arena otros 50 metros, y cruzando una valla abierta, entramos en el carril.
Al comienzo es estrecho, con algunos túneles que recomiendan aminorar el paso y en los que mi anfitrión silba a la entrada. Veo por el camino los coches que aparcan junto a la academia de policía para empezar desde allí el recorrido. "Ojo con el desvío a Alcobendas, puede venir alguien".
A unos 4 kms, el carril se duplica en anchura, y se siente una gran sensación de seguridad, en todo el recorrido hasta el final. Solamente memorizo como puntos conflictivos unas rotondas seguidas, casi llegando a Soto, donde pueden cruzar los coches. Total hasta Soto y vuelta, unos 65 kms.
Buena excursión por mi parte: en 3 horas y cuarto, más tiempo de esfuerzo continuado que en un maratón, he recorrido 85 kilómetros. Mis pulsaciones no han llegado a 165 más que en alguna cuesta pronunciada, y la media han sido unos magros 134 latidos por minuto. Ni siquiera a un trote cochinero las tendría tan bajas.
Y sobre todo, he aprendido mucho de mi espontáneo compañero: he ido observando donde ponía las manos (guau, se puede frenar y cambiar sin agarrar los cuernos del manillar desde abajo), y me ha estado dando toda clase de consejos sobre los cambios, que he ido refrendando viendo los desarrollos que iba colocando en cada tramo.
Me ha gustado mi primera vez. La ligereza de la bicicleta de carreras; la efectividad de la cadencia elevada con un piñón grande para subir una cuesta; el ritmo extra que se imprime al tirar de los pedales hacia arriba con las calas; alcanzar casi 50 kilómetros por hora con mis piernas, sin darlo todo; el pasar mountain bikes como si fueran tortugas (me han chocado los comentarios que me han hecho y he oído, ¡hay rivalidad entre ciclistas de carretera y de btt!).
Fernando... ¡Utilísima esta información! Ya he consultado el enlace y lo tengo debidamente archivado. Esto puede darle luz verde a un proyecto que tengo.
ResponderEliminarEstaremos en contacto. ¡Gracias!
Un abrazo de un nuevo lector de tu Blog.