martes, 22 de septiembre de 2009

Un triatleta y su bicicleta


Y esta es la presentación oficial de mi espada. Por fin, ayer casi a la media noche pude subirme por primera vez en mi vida a una bicicleta de carreras, y como un niño dar vueltas alrededor de mi garaje.

Este mediodía decidí cambiar toda la rutina para ir a estrenarla por el carril vieja. Hasta me notaba nervioso: ¿me gustaría? ¿me caería con las calas?

Ambas cosas. En los 20 kilómetros que he recorrido por el Anillo Ciclista en una hora me he caído en cuatro semáforos (ojo, que como una araña he abierto brazos y pies y la espada no ha llegado a tocar el suelo pero mi ego sí), he superado en media docena de ocasiones los 40 km/h, y he dado vueltas y vueltas por todos los pasos de cebra y semáforos del carril ginkana.

La conclusión, que tengo mucho que aprender, a utilizar los cambios, a acostumbrarme a la postura, a las fijaciones, a llevar un pedaleo redondo con alta cadencia. También tengo que hacerme a ejercitar una zona de pulsaciones bajas pero muy continuada (las máximas que he alcanzado han sido 154 de mis 186).

Huyendo de todas las rupturas de ritmo que se producen en el carril bici, este fin de semana intentaré dar con el carril que va a Colmenar, buscando un atajo por las larguísimas calles de las Tablas, espero sin tráfico.

2 comentarios:

  1. el 1.20 ha muerto, viva el 2.5224 de septiembre de 2009, 3:44

    sí señor con ilusiones renovadas que te notaba un poco alicaído. Dentro de poco cogerás ese fondo aeróbico que te falló en Pucela ( aunque hasta el 15 ibas bien ¿no? )
    Por cierto, ya sé quién es tu cuñado, le pasé por el Puente Colgante en la segunda vuelta.
    Yo esta semana a rodar tranqui y la que viene empezamos San Sebastián 2.009 , meta 2.52.

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  2. El del mazo me dio en el 16, y bastante fuerte... pero la carrera ha muerto! viva el triatlon!

    Suerte con Donosti, con este tiempo en media te vas a salir.

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