lunes, 15 de septiembre de 2008

Medio miedo a la media



A mí las carreras me ponen casi tan nervioso como los exámenes. Y tienen cosas en común, entre ellas la preparación: cuando estudias para un examen, hincas los codos hasta el último día, porque lo que no hayas memorizado hasta ese momento no lo vas a aprender. En las carreras, sobre todo en las de larga distancia, entrenas hasta la última semana/s, y lo que no hayas hecho hasta entonces, mejor no lo hagas porque vas a llegar cansado.

Esta semana previa a la Media de Valladolid toca de descarga, después de dos semanas de subida tanto de intensidad como de volumen, rondando o superando los 80 kilómetros. Es un momento que siempre me ha tenido un poco intranquilo, por un lado el cuerpo te dice “tú me has metido tralla hasta aquí, ahora tranquilo y déjame a mí que asimile el entrenamiento”, y por otra sientes el deseo de sacar los apuntes en cualquier parte y repasar de cualquier forma, o lo que es lo mismo, que si la última tirada larga, que si los últimos tres miles… No obstante, seré fuerte y me aplicaré el consejo como si fuera para otro: esta semana menos kilómetros, como mucho un día de calidad, el sábado media horita y el domingo a sufrir.

En este punto toca plantear la estrategia de carrera para intentar mejorar el 1:29 del año pasado, y haré como los jugadores de billar chuletas, cantando previamente qué bola meto dónde, queda mejor y no parece que ha sonado la flauta. Definir la táctica es clave, porque si eres muy conservador te quedarás corto, y muy optimista no aguantarás el ritmo. Como he entrenado por tres miles progresivos, voy a tomar esa distancia de referencia, corriendo los cuatro primeros más despacio que los tres últimos. Y como el sábado fui capaz de correr una tirada larga que incluía un 9 mil a 4:07, el enunciado es: correré cuatro por tres mil a 12:45 (4:15 min/km), sufriré tres por tres mil a 12:30 (4:10 min/km), y los 97 metros del final los dejaré a lo que den mi corazón o mi aparato genital, a elegir versión épica o hispánica. Eso debería bastar. Ahora, a relajarse. Ommmmmmmmm

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