Menudo diíta, y ya van muchos seguidos. Este mediodía no tocaba piscina sino correr, y solamente me he cruzado con el Futinerus Maripoppins, que con lo ridículo que se le ve braceando como un manco y sujetando tieso el paraguas, hay que reconocer lo voluntarioso del señor de marras. Sólo he rodado 5 kilómetros, pero forzarme a salir ya ha sido un logro: además de las reuniones tóxicas de última hora y las inclemencias, el chapapote de agua y nieve que llenaba aceras y caminos era un riesgo para la estabilidad. En cuanto he pisado los caminos del Juan Carlos he salido al asfalto “escaldado”, y no por el frío sino por los resbalones. Mañana será otro día.
martes, 12 de enero de 2010
Patinando en el Juan Carlos
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