Alguien me ha hablado sobre este concepto, referido a aquellos deportistas que apenas encuentran tiempo para entrenar a diario y el fin de semana se pegan la paliza. Sin hablar en serio de los problemas de salud que puede ocasionar un ejercicio intenso sin preparación, hoy me he topado con muchos de estos.
Salida al carril de Colmenar desde la academia de policía, domingo 9 de la mañana. Los ciclistas preparan sus cabalgaduras, la mayoría silenciosos y solitarios, algunos en grupo con los mismos colores y los Week-end Warriors, ruidosos y dicharacheros, y confiados como si fuesen a una batalla con mayoría aplastante. Se vocean de coche a coche, y tengo la suerte de que a mi lado un guerrero desenvuelve su nueva espada.
"¡Eh, el fulanito ha cambiado de bici!" Empiezan a congregarse junto al coche, mientras el interfecto desgrana las características técnicas de la máquina. No presto mucha atención, porque me estoy poniendo la sotana fucsia, pero creo que las ruedas del fulano cuestan como toda mi bicibleta y equipamiento juntos. Me calzo mis nuevas botas de invierno, abrocho la cremallera hasta el cuello y salgo hacia el carril, para cruzarme con el capitán araña de los Warriors, un gigante que se ha equivocado de deporte que recibe novedades sobre los asistentes, la nueva bicicleta y de paso me pega una mirada de abajo arriba como si yo fuese un alienígena.
Lamentablemente ahí termina la historia, eché a andar y detrás mío nunca apareció nadie de esta comparsa. Quizás irían cantando, o haciendo picnic. Que pena no presentasen batalla, yo con la bandera de los Tripis buscando pelea y estos de las bicis de a seis mil se me rajan.
Pero sí tuve que ponerme un poco serio con alguien con una mountain bike, tuvo la buena idea de ponerle unas llantas lisas de carretera y salir a buscar víctimas pero topó con quien no debía. Con un poco de pájara me pilló en una cuesta, maldiciendo de nuevo mi falta de piñones, y tuve que sudar un rato detrás de él hasta cazarle y dejarlo atrás definitivamente. No me resigno a dejarme adelantar sin más, menos cuando defiendo el honor de las bicis de carretera y voy con los colores del club. Un Tripi es un Tripi, y es obligación hacerse respetar, peleando aún en la derrota.
Fuera bromas, aunque algo de serio sí hay, no soy hipercompetitivo, pero cuando corro o monto en bici sin objetivos concretos de series, si tengo alguna referencia la aprovecho para darle alegría al recorrido y no dejar que me atrape un ritmo cansino. Es difícil hacer calidad en solitario, y contar con sparrings involuntarios es positivo. Aunque a veces uno sale trasquilado, en un par de ocasiones me han adelantado subiendo o bajando y he tenido que desistir, a riesgo de reventar el caballo.
En todo caso, hay que saber reírse de uno mismo. Hoy, incorporándome al carril bici desde la carretera que va a Cerceda, la cuesta era tan empinadísima que no pude salvarla ni con todo mi peso de pie encima de la bici, y casi en parado me fui al suelo, aprovechando que pasaban un montón de ciclistas para contemplar mi ridículo. En fin, pie a tierra, empujar la bici hasta el final de la cuesta y apretar los dientes los últimos 20 kilómetros sin tregua.
Hoy repetí el recorrido Soto-Manzanares-Cerceda-Colmenar, y aunque amenazaba lluvia y el suelo estaba mojado el sol asomó y pude disfrutar del paisaje. Pero mis expectativas se centraban en las Northwave Fahrenheit, mis nuevas zapatillas de invierno. No puedo decir que haya pasado calor en los pies, pero sí que ha sido el único día de este invierno que me he bajado de la bicicleta y he sentido el suelo. Como no ha llovido no sé como responden empapadas, pero tengo la impresión de que mis pies estarán protegidos exactamente igual.
Y esta fue la crónica desde el carril a Colmenar, donde nunca pasa nada y hoy, lo mismo pero con los pies calientes.
hoy he echado de menos algún personaje corriendo, he salido a las 9 por el río y no sé si habría carrera o qué pero he ido más solo que la una y medio lloviendo , me ha costado acelerar al final y he acabado melancóolico como el día
ResponderEliminar¡¡mándame algún warrior ¡¡
Hay que buscar motivación para entrenar en solitario hasta debajo de las piedras. Por cierto, desde Cerceda hasta la Barranca tienes un recorrido muy bueno.
ResponderEliminarGracias por la pista. En cuanto cambie los piñones, empezaré a trepar por las cuestas.
ResponderEliminarMuchachito, a ver si un sábado quedamos por el río para hacerte de liebre inversa (tú te motivas sacándome más ventaja)