Buena semana para la ascética, porque para el resto he hecho aguas en todos los frentes, pero mayores. He ido dejando en blanco día tras día las casillas del entrenamiento, y por utilizar alguna de aquellas arcaicas preposiciones que nos obligaban a memorizar en la escuela, ora por no haber dormido, ora por tener el intestino parlanchín.
No será que no lo intento: esta mañana, frustrado por la pertinacia de la adversidad y esta semana tan insulsa, me he tirado con decisión al JC1 aunque solamente fuera para rodar media hora, para finalmente dar con mi cuerpecín entre unos matorrales y dejar atrás una pequeña parte de mí, y de vuelta al portaaviones con un solo motor. No deja de tener una simpática componente bucólica, casi podía sentirme como un pastorcillo en la montaña en pleno uso de sus facultades rectales, faltaban sólo las cabritas importunando curiosas tan íntimo acto, pero lo que son kilómetros corridos en la semana han sido solamente 10.
Mientras mis excompañeros completaban ayer la I Travesía del estanque del Retiro, cuyo reportaje espero impaciente en el blog de Vicente.
Pues eso, corazones de verano, que la fuerza os acompañe este fin de semana, que si la energía no se crea ni destruye sino que se conserva, alguno se está quedando con mi parte.
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