He leído recientemente varios artículos interesantes sobre el Globish, que es el idioma del globero lingüístico porque en mi opinión es el idioma de los conformistas.
Básicamente, es un inglés de gramática simplificada y vocabulario limitado, hablado con pronunciación y acento local entre personas no anglosajonas. Por supuesto, al estar completamente fuera de la cultura de esa lengua, es total el desconocimiento de cualquier palabra coloquial de alto nivel (¿cómo se dice a un niño "haz pipí en el váter"?), ni decir nuevos giros o términos.
Pero para mí lo original de la idea es que explica gráficamente por qué dos no angloparlantes se entienden perfectamente entre ellos y sin embargo son incapaces de comunicarse al mismo nivel con alguien con lengua inglesa instalada "de fábrica".
Esta semana he estado reunido por trabajo dos días seguidos con franceses, desaprendiendo el inglés, y no he dejado de pensar en el Globish con hilaridad, cada vez que escuchaba un palabro adaptado directamente del francés o en lugar de una aburrida frase técnica me parecía oir cantar a Carla Bruni. Seguro que Seispir estaría horrorizado.
Horrorizado como yo ante la idea de dejar de entrenar dos días seguidos a cambio de sendas comidas de representación, repletas de los mejores tópicos manidos en el más puro y lustroso Globish. Pero ya amanece poco después de las 7 de la mañana, lo justo para desayunarme con 11 kilómetros, y como decimos en mi nueva lengua, "walk I jot and laf the pípol".
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