viernes, 17 de abril de 2009

Aterrizaje suave, a dos semanas del maratón

¡Qué poco queda para el 26! Casi está a punto de terminar otra semana y con ella los últimos días de calidad previos al día D. Una vez hechos los deberes, resta sacar el temple y pensar las cosas con la cabeza y no con las piernas. Por eso no voy a hablar en esta entrada de sentimientos ni sensaciones, sino de mi plan.

Primera semana de bajada, pero aún con algo de entrenamiento, en la que he optado por reducir un poco la calidad y mucho más la cantidad, ya que he leído que el volumen es el factor que acumula más cansancio en las piernas, que deben recuperarse de cara al maratoniano esfuerzo.

Por eso, esta semana ha consistido en unas series de cinco miles y un dos mil el martes (a 3’46 de media), siete cambios de ritmo el miércoles (un 500 rápido a 4’11, uno lento a 4’40) y un 8 mil a 4’15 el jueves. Don Erre que Erre machacando los ritmos medios, que van a ser mi plato principal en el Mapoma.

En lo que a distancia respecta, planifico un máximo de 65 kms, que es una reducción del 30% sobre la semana pasada. Y eso porque quiero hacer el sábado un máximo de 20 kilómetros, más que nada para despabilar mis nuevas Asics Nimbus 10 que estrené esta semana y tienen la responsabilidad de llevarme a meta el día del maratón. Como ya comenté, el anterior caballo elegido para la gesta reventó en la Siberia.

Y la semana que viene, aún menos kilómetros y solamente algo intenso el martes, y el resto, a zampar pasta y beber agua. ¡Qué dura la preparación del maratón…!

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