viernes, 17 de abril de 2009

TOP SECRET: Estrategia para el día D, Mapoma 2009

Los hombres prehistóricos cazaban grandes animales que les superaban en todo, y lo conseguían con inteligencia y planes. Mi bestia está ahí, cuento con que la conozco y no se defiende, pero mis recursos (preparación, experiencia, aptitud…) son limitados, por lo que debo optimizarlos hasta el extremo, empleando otras armas como la planificación y la motivación. Voy a desvelar mi estrategia para la carrera, sencilla para que sea fácil de recordar cuando la sangre me falte del cerebro y la fuerza de las piernas.

Basándome en un estudio más o menos concienzudo del perfil de la carrera facilitado por la organización, puedo afirmar que aproximadamente 18 kilómetros de la maratón de Madrid son cuestas, 20 bajadas y 4 llanuras. Lo que parece una carrera equilibrada y asequible no es tal, porque las subidas se concentran en la segunda mitad de la carrera, pertinazmente al final, cuando acecha el hombre del mazo y demás monstruos de la maratón. No hablemos del calor ni de otras inclemencias, porque mandé mis naves a luchar contra los ingleses y no contra los elementos.

Basándome en mi experiencia en los toboganes de la Ciudad Universitaria y la Media de Madrid, compruebo que proporcionalmente siempre bajo más rápido que subo. Para explotar esta ventaja, he dividido la carrera en tramos, asignando una serie de ritmos con el fin de apurar la media de 4’15 min/km que permite bajar de 3 horas:

Observando que después de la subida a Castellana (en concreto hasta el km. 6) es prácticamente bajada hasta el 26 (baja 14/sube 1/baja 3/llanea 2), he calculado que es factible completarlos a un ritmo de media de 4:12, que coloca el paso por la media maratón en 1:28. Para ello se requiere una subida hasta Plaza de Castilla a un asequible 4:15 y tensar las bajadas a 4:11. Aquí puede ser un buen momento para tomar el gel.

COROLARIO 1: “Hasta el kilómetro 26, las cuestas se suben a 4’15 y se bajan a 4'11”

Del 26 al 35 hay un poco de todo, una subida de 4 kms (cuesta mortífera al llegar al 30), y luego una bajada de 3 y un llano de 2 (al menos no son subidas). Las rentas de la primera mitad me permiten relajar el ritmo en el peor de los casos hasta 5 segundos por kilómetro, sin que la media de la carrera se marche más allá de los 4’14.

COROLARIO 2: “Desde el kilómetro 26 al 35, las cuestas se suben a 4’20 y se bajan a 4’17”

Al perro flaco van todas las pulgas, y cuando uno está más cansado, a partir del 35 empieza una larga subida hacia la puerta de O’Donnell del Retiro. Me resulta curioso que este general liberal que conspiró contra Espartero, tenga la estatua de su enemigo tan cerca de su calle. Para este tramo he calculado que puedo ralentizar mi ritmo otros 5 segundos más y no perjudicar la media de la carrera. Cuento además con un arma secreta: casi un kilómetro de bajada desde la puerta del Retiro hasta la meta en el árbol de Beni, el escenario de nuestras series, es como jugar en casa. Espero apretar los dientes y pasar con honra ante la familia y público que anima en ese tramo, y levantar la media. Total segunda media maratón, 1:31 y pico.

COROLARIO 3: “Desde el kilómetro 35, las cuestas se suben a 4’25” (graciosa rima, que puede continuarse).

COROLARIO 4: “Desde la puerta del Retiro, recuerda Balaclava y la carga de la brigada ligera por el Valle de la Muerte”

El papel lo aguanta todo y todo esto son números, y hay que ponerlos en las piernas. Pero si lo anterior se cumple, el objetivo se alcanza.

Estoy convencido que en esta llegada a meta sí voy a emocionarme. Si os topáis con un llorica en torno a las 3 horas (por arriba o por abajo), puedo ser yo.

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