martes, 14 de abril de 2009

Corriendo en Siberia

Se acabaron las vacaciones de Semana Santa, y con ellas se despidió la última semana de carga de volumen para Mapoma, como pueden atestiguar los 74 kilómetros recorridos en 4 días consecutivos, que ponen la marca de agua en 94 ks, la más alta desde que empecé la preparación en enero. El escenario del violento deceso de mis Asics Nimbus (1,139 kms, q.e.p.d.) han sido las carreteras, caminos y pedregales de la Siberia extremeña, una recóndita y tranquila región situada al noreste de Badajoz, plagada de encinas y olivares, embalses y ovejas, y para información de corredores, incontables cuestas.

Repasando los objetivos para la semana pasada, doy por cumplido el de acumular distancia, destacando dos tiradas de 20 y 27 kilómetros (a 4:20 y 4:31), ejecutadas con una cierta progresividad, con la venia de los desniveles, muchos y fuertes y para mi desesperación los peores al final del ejercicio. Por su dificultad, tengo tentaciones de clasificar como largo un recorrido “panorámico” de 15 kilómetros, con frustrado intento de subida y bajada al castillo de Puebla de Alcocer, cuyo perfil y foto no puedo evitar colocar aquí.








También alcanzado el objetivo de recuperación de mente y cuerpo, tanto de la última carrera como de las vicisitudes de nuestra áspera vida moderna, a base de seres queridos, días de campo, tranquilidad y buenas viandas. Capítulo especial merecen estas últimas, que aunque nunca formarán parte de una dieta políticamente correcta para cualquiera de nuestras lecturas favoritas del género, ya quisiera para sí cualquier atleta de campanillas: acá unas migas con torreznos, pimientos y longaniza, acullá unas chuletillas de lechazo cocinadas al amor de las brasas.

¿Acaso no son estos alimentos hidratos y proteínas, generosamente aderezados con el jugo de las olivitas de esta tierra y el caldo de las uvas de mi Ribera? Pues para finalizar esta digresión, no sólo de correr vive el hombre, y aquel que no disfruta de su existencia asomándose a una copa de buen vino se está perdiendo algo bueno de ella.

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